Esta iniciativa nace de las inquietudes expuestas por los participantes en los seminarios sobre temas de comunicación realizados durante el Fòrum Social Català los 26, 27 y 28 de enero de 2008. El objetivo de los organizadores es convocar una primera asamblea para la constitución del Foro Social de la Comunicación antes del verano de este año.
El manifiesto dice:
Los medios de comunicación de masas tienen un papel crucial en nuestra percepción de la realidad. Un ejemplo reciente y revelador es como sólo se ha hablado de Crisis cuando ha es¬tallado la crisis financiera, eclipsando, como si fuera la única, la información sobre otras crisis ya preexistentes (bélicas, habita¬cionales, alimentarias, ecológicas, energéticas, comunicativas, de valores,...).
Todas las personas tenemos derecho a la libertad de opinión y de expresión y a comunicar y recibir información veraz y plu¬ral. Así lo reconocen, con diferentes matices, el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el artículo 20 de la Constitución Española y el artículo 52 del Estatut de Catalunya. También se garantiza a la ciudadanía el acceso a los medios públicos. Desgraciadamente, la realidad aún deja mucho que desear.
En vez de hacer efectivo nuestro derecho a la información, la mayoría de medios de comunicación, tanto públicos como privados, sirven a intereses partidistas y económicos. Los medios públicos tienden cada día más a ser medios al servicio de los gobiernos y no de la sociedad. En este contexto, y víctimas de una tremenda precariedad laboral y profesional, los periodistas no pueden hacer frente a las presiones a las que están sometidos.
Los medios de comunicación alternativos constituyen una respuesta activa a esta realidad. Asfixia económica, marginación y represión han limitado su expansión. Esta limitación ha dificultado también su crecimiento y su evolución desde un enfoque únicamente contrainformativo a uno más constructivo, que trabaje para impulsar iniciativas propias de la sociedad civil y de los movimientos sociales.
Las Facultades de Comunicación tampoco parecen ser fieles a su misión social. Las universidades siguen formando periodistas que puedan ser útiles a la industria informativa dominante. Por otro lado, la investigación en comunicación está condicionada por diferentes factores burocráticos, la carencia de recursos económicos y la dependencia de financiación de instituciones públicas y privadas. Estos hechos dificultan aportaciones académicas que contribuyan a mejorar la calidad de la información y al progreso de nuevas formas de comunicarnos más democráticas, plurales e interactivas.
El peso del mercado también afecta la comunicación artística, distorsionada por mentiras y por la banalización y la corrupción de la cultura. Todavía están para solucionarse cuestiones como la educación en comunicación, la educación del arte, la distribución cultural, los derechos de autor, etc.
A pesar de todo, hay varios signos de cambios. Hace tiempo que los usuarios se organizan mediante asociaciones para denunciar los excesos de la telebasura, con especial énfasis en la defensa de los menores. También cabe destacar el desarrollo de las nuevas tecnologías, sobre todo las vinculadas a Internet, que han facilitado la participación de los ciudadanos y, por lo tanto, el intercambio de información y de puntos de vista.
Por otro lado, miles de entidades sociales en Catalunya ya diseñan sus propias estrategias de comunicación mediante gabinetes de prensa, páginas web, blogs o revistas. A pesar de que el acceso a los medios de comunicación de masas sigue siendo la asignatura pendiente.
En resumen: dónde otros ven Crisis, nosotros vemos necesidad de cambios y nuevas oportunidades para seguir construyendo formas que nos ayuden a comunicarnos mejor entre todas y todos.
¡Unámonos y exijamos nuestros derechos! ¡Por un Foro Social de la Comunicación!
La comunicación es cosa de todos y todas.
El manifiesto dice:
Los medios de comunicación de masas tienen un papel crucial en nuestra percepción de la realidad. Un ejemplo reciente y revelador es como sólo se ha hablado de Crisis cuando ha es¬tallado la crisis financiera, eclipsando, como si fuera la única, la información sobre otras crisis ya preexistentes (bélicas, habita¬cionales, alimentarias, ecológicas, energéticas, comunicativas, de valores,...).
Todas las personas tenemos derecho a la libertad de opinión y de expresión y a comunicar y recibir información veraz y plu¬ral. Así lo reconocen, con diferentes matices, el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el artículo 20 de la Constitución Española y el artículo 52 del Estatut de Catalunya. También se garantiza a la ciudadanía el acceso a los medios públicos. Desgraciadamente, la realidad aún deja mucho que desear.
En vez de hacer efectivo nuestro derecho a la información, la mayoría de medios de comunicación, tanto públicos como privados, sirven a intereses partidistas y económicos. Los medios públicos tienden cada día más a ser medios al servicio de los gobiernos y no de la sociedad. En este contexto, y víctimas de una tremenda precariedad laboral y profesional, los periodistas no pueden hacer frente a las presiones a las que están sometidos.
Los medios de comunicación alternativos constituyen una respuesta activa a esta realidad. Asfixia económica, marginación y represión han limitado su expansión. Esta limitación ha dificultado también su crecimiento y su evolución desde un enfoque únicamente contrainformativo a uno más constructivo, que trabaje para impulsar iniciativas propias de la sociedad civil y de los movimientos sociales.
Las Facultades de Comunicación tampoco parecen ser fieles a su misión social. Las universidades siguen formando periodistas que puedan ser útiles a la industria informativa dominante. Por otro lado, la investigación en comunicación está condicionada por diferentes factores burocráticos, la carencia de recursos económicos y la dependencia de financiación de instituciones públicas y privadas. Estos hechos dificultan aportaciones académicas que contribuyan a mejorar la calidad de la información y al progreso de nuevas formas de comunicarnos más democráticas, plurales e interactivas.
El peso del mercado también afecta la comunicación artística, distorsionada por mentiras y por la banalización y la corrupción de la cultura. Todavía están para solucionarse cuestiones como la educación en comunicación, la educación del arte, la distribución cultural, los derechos de autor, etc.
A pesar de todo, hay varios signos de cambios. Hace tiempo que los usuarios se organizan mediante asociaciones para denunciar los excesos de la telebasura, con especial énfasis en la defensa de los menores. También cabe destacar el desarrollo de las nuevas tecnologías, sobre todo las vinculadas a Internet, que han facilitado la participación de los ciudadanos y, por lo tanto, el intercambio de información y de puntos de vista.
Por otro lado, miles de entidades sociales en Catalunya ya diseñan sus propias estrategias de comunicación mediante gabinetes de prensa, páginas web, blogs o revistas. A pesar de que el acceso a los medios de comunicación de masas sigue siendo la asignatura pendiente.
En resumen: dónde otros ven Crisis, nosotros vemos necesidad de cambios y nuevas oportunidades para seguir construyendo formas que nos ayuden a comunicarnos mejor entre todas y todos.
¡Unámonos y exijamos nuestros derechos! ¡Por un Foro Social de la Comunicación!
La comunicación es cosa de todos y todas.
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