miércoles, 18 de marzo de 2009

Dilema actual de los periodistas: ¿Ser... o no ser...? / Liannet Santana Milián

“… el periodista está en vías de extinción. El sistema no quiere más periodistas” asegura Ignacio Ramonet, un prestigioso reportero del mensuario Le Monde Diplomatique, en su artículo El periodismo del nuevo siglo.

Puede desaparecer esta especie de colector de datos, sí; pero no por la falta de alimentos ni por los cambios climatológicos, sino por el inminente desarrollo de las nuevas tecnologías. Si antes la discusión filosófica consistía simplemente en ¿ser o no ser?, ahora los cazadores de noticias debaten sobre: ¿ser un periodista generalista o ser un periodista especializado?

El grado de competitividad de la radio, la televisión e internet obligan a la prensa escrita a reposicionarse en el mercado. Los hechos son difundidos casi instantáneamente por los medios electrónicos y llegan tarde a través del diario, el cual debe adoptar alternativas para no perecer. Esta rutina de lo urgente impide tomar en cuenta la significación de los hechos, y llevar a cabo el tratamiento de los mismos.

La reflexión y el análisis se imponen como una necesidad; necesidad aprovechada por los medios impresos. Dicho en otras palabras: los periódicos convirtieron una debilidad, en una fortaleza: explicar esos acontecimientos, hacerlos comprensibles al público, agregar valor a la noticia escueta.

Por una parte la solución al problema, y por otra surgen algunos inconvenientes: ¿serán verdaderos periodistas aquellos que dedican las horas de trabajo a reelaborar cables de agencias para su medio de prensa? ¿La función de un reportero consiste en permanecer sentado dentro de la redacción, todo el día, mientras corrige el artículo de un colaborador? La postmodernidad va cambiando algunos conceptos.

El dilema surge y se desarrolla en los países del primer mundo, donde los corresponsales enfrentan el reto de especializarse o jugar el papel de un obrero más. Si escogen la segunda opción, trabajarán a merced de las necesidades del dueño del negocio, y borraran de su memoria aquello aprendido en la academia como: la noticia en caliente.

La Humanidad cada día adquiere más conocimiento y se interesa no sólo porque el hombre muerda al perro sino por llegar a conocer en profundidad el mundo interior de los fenómenos que conllevaron al hombre a tal situación.

Dice el saber popular: el león no es tan fiero como lo pintan. A pesar de algunos detractores, la especialización otorga al reportero un amplio conocimiento de la esfera de la sociedad sobre la cual escribe. Permite discernir las particularidades de cada proceso y dota de la agudeza necesaria para poder cuestionar ciertos aspectos.

Hace dos siglos Carlos Marx analizó el fenómeno de la especialización del trabajo y sentenció –en otras palabras- que dedicar todo el coeficiente intelectual en dominar al dedillo un solo oficio, puede convertir a la persona en un verdadero ignorante de la vida, porque el mundo no puede reducirse a una sola materia.

Las mentes enciclopédicas desaparecieron hace algunas centurias. Quizás su extinción comenzó poco después de la Revolución Industrial. Hoy nadie puede retener todos los eventos históricos, científicos, lingüísticos… en la capacidad cerebral destinada al almacenamiento de datos.

El periodista, más allá de un profesional, o una figura pública, es un ser humano con exigencias de empleo y dinero para mantenerse a si mismo o a su familia. Por otra parte, Federico Engels, en El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre concluye: “…la posición erecta había de ser para nuestros peludos antepasados primero una norma, y luego, una necesidad (…) En resumen, los hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron necesidad…”

Si el mundo transita por otros parajes y el público reclama la satisfacción de sus insuficiencias informativas; entonces al reportero no le quedan muchas alternativas por tomar.

Varios rotativos nutren sus páginas de espléndidos trabajos científicos y opiniones convincentes, sobre determinado hecho, elaboradas por sus colaboradores. Aunque desconocen las reglas de redacción, los valores noticias, las técnicas para comunicar y los enfoques novedosos, van desplazando al especialista en comunicación social.

El principal dilema de los periodistas actuales, antes de ¿ser…o no ser...?, consiste en que: saben cómo llegar al público pero no qué decirle para complacer su exquisita demanda de conocimiento.

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