miércoles, 11 de marzo de 2009

Expulsados de zona tibetana tres periodistas de la AFP

LHASA.- La policía china expulsó este martes a tres periodistas de la AFP de una zona tibetana del oeste de China, donde visitaban un monasterio y donde la seguridad fue reforzada por cumplirse el 50º aniversario de un alzamiento tibetano reprimido por Pekín.

Los periodistas querían visitar el monasterio budista tibetano de La Jia, en una recóndita zona montañosa de la provincia de Qinghai, donde el año pasado se registraron manifestaciones antichinas.

"Esto no es un lugar público, no pueden estar aquí", les declaró un oficial de policía antes de ser escoltados fuera de la vecina ciudad de La Jia, hasta un lugar situado a más de media hora de carretera.

En La Jia, la policía precisó a los periodistas de la AFP que otras ciudades de la región estaban cerradas a los extranjeros.

Antes de que los periodistas fueran expulsados, varios monjes del monasterio declinaron hablar.

Uno de ellos, sorprendido por la presencia de corresponsales extranjeros en el monasterio, explicó que los militares estaban desplegados por la zona desde hace cinco días. Indicó asimismo que 600 monjes viven en el monasterio.

China extremó las medidas de seguridad este martes con ocasión del 50º aniversario de la revuelta tibetana reprimida a sangre y fuego, colocando fuerzas del orden en los pueblos tibetanos, puestos de control en todos los caminos y prohibiendo toda actividad pública.

Los periodistas extranjeros, que trataron de ir a las regiones vecinas del Tíbet, en el oeste de China, no fueron bien recibidos. Y la tensión era evidente.

"No es un lugar público, ustedes no pueden estar aquí", declaró un oficial de policía a tres periodistas de AFP, antes de ordenarles que partieran de la ciudad de Lajia, una zona tibetana en las montañas de la provincia de Qinghai, junto a la región autónoma del Tíbet.

Los periodistas pudieron llegar al monasterio de Lajia, pero los monjes se negaron a hacer declaraciones, aparentemente por miedo a represalias.

En las rutas de esta región había puestos de control, y la vecina ciudad de Guomaying era patrullada por unos 20 policías con uniformes antimotines.

Otros periodistas extranjeros describieron despliegues militares en la meseta tibetana.

Unos seis millones de tibetanos viven en el Tíbet y las regiones circundantes, como Qinghai.

Los periodistas extranjeros no pueden viajar por su cuenta al Tíbet.

Sin embargo, según las reglas vigentes desde hace unos dos años, normalmente deberían poder viajar a las regiones tibetanas más cercanas.

En Lhasa, la capital de la región autónoma, los policías patrullaban cerca del templo de Yojang, en la ciudad vieja, en el mismo lugar donde estallaron los disturbios hace casi un año, según testimonios de habitantes.

"Nuestro hotel se encuentra cerca del templo de Yojang, que está rodeado por policías armados. Deben llevar sus documentos de identidad, porque la policía realiza controles", explicó una recepcionista de un hotel de Lhasa.

En la capital de Qinghai, Xining, un joven tibetano se refirió al clima de miedo que reina actualmente, por las informaciones de que cientos de personas desaparecieron después de los levantamientos del año pasado.

"Tengo miedo, porque aunque no he hecho nada malo, sigo siendo alguien sospechoso para el gobierno", declaró este joven a AFP.

Tanto en Lhasa como en las regiones vecinas, los habitantes coincidieron en señalar un incremento del dispositivo de seguridad.

En el distrito de Xiahe, en la provincia de Gansu, que también vivió manifestaciones de monjes el año pasado, un empleado señaló que su hotel había sido reservado por los responsables locales de "la oficina de mantenimiento del orden".

"Ya no hay habitaciones para los turistas. Hemos recibido un aviso del Gobierno provincial informándonos de que los turistas estaban prohibidos en la zona hasta mediados de abril", dijo este empleado.

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