martes, 17 de marzo de 2009

Los diarios locales buscan un futuro digital

MADRID.- El Seattle Post-Inteligencer publica hoy su última edición en papel tras 146 años de existencia. A partir de ahora una parte de su redacción intentará mantener un medio informativo digital heredero de su cabecera. ¿Es posible para los diarios convertirse en medios digitales para sobrevivir?, se pregunta 'Soitu'.


Sobrevivir no es la palabra más precisa. El Seattle P-I vendía 117.600 ejemplares diarios (un diario del tamaño de El Correo o La Voz de Galicia, aproximadamente) con una plantilla de 167 personas, de las que sólo se mantendrán 20 en el nuevo proyecto. Muchos periodistas dejarán el P-I, pero Hearst (la empresa editora) cree que será necesario contratar a otras 20 personas para ocuparse de la comercialización y gestión de la web.

La reducción de plantilla en redacción –sin contar el resto de departamentos ya que compartía su producción, comercialización y distribución con su rival el Seattle Times- será del 85%, un 75% si se cuentan las nuevas incorporaciones. ¿Podrá mantenerse el nuevo medio digital con semejante reestructuración?

El Seattle P-I perdió 14 millones de dólares en 2008, pero con la nueva estructura puede rebajar más de un 70% sus costes y pensar en rentabilizar los 1,8 millones de usuarios únicos de su edición digital, con los que podría lograr unos ingresos superiores al medio millón de dólares mensuales para conseguir entre seis y siete millones de dólares anuales, según la media de ingresos digitales de los grandes diarios estadounidenses. ¿Suficientes para mantener el proyecto?

El salario medio de los periodistas en Estados Unidos es de unos 50.000 dólares, por lo que la nueva redacción del P-I necesitaría unos ingresos de entre 2 y 2,5 millones de dólares para hacer frente a los costes laborales. A esos costes habría que sumar otro millón y medio de dólares en gastos técnicos y de conectividad, un millón en administración y gastos generales, y otro medio millón en marketing. Total: 5,5 millones de dólares anuales, según los costes aproximados de la convergencia digital.

La incógnita es si el Seattle P-I será capaz de mantener ese nivel de ingresos sin su edición impresa. Sin el poder de la marca y la cartera del papel es posible que su rentabilidad baje bastante. Nadie se atreve a calcular cuánto, pero bien podría reducirse por debajo de la mitad de sus ingresos. Si eso ocurriera, la supervivencia del nuevo medio sería imposible. Por eso periodistas y medios de todo el mundo vigilarán con mimo la evolución de este posible futuro sólo digital para los diarios.

Para lograrlo, el Seattle P-I tiene también que reinventarse. Ya no puede seguir siendo un diario con la amplia cobertura periodística que realizaba. La nueva redacción es pequeña y distribuida, con muchos colaboradores externos y quiere construir un "plataforma ciudadana", en palabras del presidente de Hearst Newspaper, Steven Swartz.

El Seattle P-I sigue la senda del Christian Science Monitor, que abandonó su edición impresa en otoño pasado, pero mantiene su edición de fin de semana, la más rentable para los diarios.
¿Será la conversión a digital la solución para la crisis de los medios españoles?

Todavía no. Mientras los medios norteamericanos consiguen una media de cinco dólares (3,9 euros) por usuario único y año, en España son pocos los que superan el euro y muchos están por debajo de esos ingresos.

Por tanto, diarios locales como El Periódico de Catalunya (1,8 millones de usuarios únicos mensuales) o El Correo (1,45 millones) soportarían una redacción de entre 15 y 20 personas con sus salarios medios actuales. Una reestructuración tan o más fuerte que la del diario de Seattle.
Es pronto.

Los diarios deben esperar a aumentar su facturación digital muy por encima de la actual antes de pensar en un futuro sólo digital.

Pero para asegurarlo deben empezar a reinventarse, crear nuevos lectores, nuevos anunciantes en el mercado local y convertirse en medios plataforma para una adecuada oferta y rentabilización de información local y ciudadana.

(Último Consejo de Redacción del 'Seattle Post-Inteligencer')

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