viernes, 8 de mayo de 2009

Maruja Torres: "Si ahora ejerciera como periodista, me pegaría un tiro"

SANTA CRUZ DE TENERIFE.- Con la animada narración de las infinitas historias que ha protagonizado a lo largo de su vida, Maruja Torres (Barcelona, 1943) consigue captar la atención de cuantos la escuchan. Con la claridad que la caracteriza y la cercanía de una reportera curtida en numerosas batallas, Torres habló sobre su vida en Beirut, donde reside desde hace dos años y medio, y su pesimista visión del mundo periodístico actual. La entrevistó 'El Día'.

-Ha declarado que sentía que en los últimos años había perdido a la reportera que lleva dentro. ¿La ha recuperado en Beirut?

-Sí, desde luego. No escribo desde hace tiempo, porque reportear no es sólo reportear guerra, sino también vida. En estos dos años y medio me han pasado muchas cosas, y las he visto con los ojos de reportera.

-¿Pero no ha sentido el deseo intrínseco al periodista de contarlo?

-A la vieja usanza sí, a la nueva no. No voy a abrir un blog para contar la sensación que tengo por no poderlo contar por medios normales. Como creo que han cambiado las reglas del juego y los actores, ya me siento afortunadamente mayor para estas historias. He tenido el mejor periodismo que se ha hecho en este país, estoy contenta de haberlo vivido; y cuando me reúno con gente de mi edad hablamos con orgullo de aquella época.

-Ha sido reportera y columnista durante muchos años. Si tuviera que dar un consejo a los estudiantes de periodismo, ¿cuál sería?

-Les diría que cuando acabaran la carrera o un máster, lo mejor que podrían hacer es coger una mochila y viajar.

-¿Cómo se siente una periodista al ser entrevistada?

-Muy bien, porque estoy en contacto con los compañeros. Me gusta mucho que me entrevistéis, con los años ha mejorado la calidad de los jóvenes periodistas, al mismo tiempo que ha empeorado la de sus empresas, es acojonante.

-¿Cómo concibe la profesión?

-Hubo un momento, hacia los años ochenta, en el que la profesión se empezó a convertir en un empleo. Los periodistas tienen que sentir la pasión de contar historias, aunque sea el editor, porque cuando viene un redactor con una buena noticia tiene que vibrar. Yo hace mucho que no vibro en una redacción, vibro por las historias que yo descubro. Por ejemplo, la de los piratas de Somalia es una gran historia, pero no se cubrirá continuadamente porque no hay dinero; en los últimos años se han reducido los gastos de viaje necesarios para que el periodista haga bien su trabajo.

-¿Cuál cree entonces que debe ser la labor del reportero?

-No sabría qué decir, he sufrido mucho con la historia de un becario que conozco, y hay cosas que no se pueden permitir. Ante todo, creo que la obligación de las personas es comer y vestirse, pero si yo ahora fuera periodista, o me pegaría un tiro o hubiera actuado astutamente, como el fuego para que no se apague, es decir, me llenaría de cenizas, cosa que he hecho en más de una ocasión para resucitar. Es mejor dejar el periodismo momentáneamente y hacer otras cosas para sobrevivir.

-Usted habla en sus libros sobre la realidad a partir de su propia biografía.

-Ese es mi género literario.

-¿Y pretende dar algún mensaje al lector?

-No tengo mensaje, eso sí que no; que cada cual encuentre el suyo.

-¿Ve polarización en los grandes medios de comunicación?

-Eso era antes, cuando había luchas mediáticas; pero ahora no existen medios. Lo que creo que hay es una lucha de clases a la vieja usanza, es decir, trabajadores en un lado y empresarios en otro y, a la vieja usanza, cascaremos nosotros. No obstante, los jóvenes tienen que luchar, porque se casca cuando se cede, cuando se pierde el orgullo. El problema del periodismo es que, en los últimos años, ha habido unos mandos intermedios que han aceptado todo para conservar su puesto de trabajo.

-Con el panorama tan gris que describe, ¿cómo ve a los jóvenes periodistas españoles?

-Por la promoción de mis libros leo muchos periódicos de provincias, y hay profesionales muy buenos. Otro problema es que se está perdiendo lo que permite al periodista desarrollarse en sus temas, ya que los suplementos de los domingos cada vez son más pequeños y quienes crean que se va a recuperar al lector encogiendo el periódico y poniendo colorines, están perdiendo el rumbo.

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