lunes, 18 de mayo de 2009

Si todo es gratis, ¿dónde está el negocio? / Arnal Ballester

Dentro de dos meses se va a publicar en Estados Unidos un libro titulado Gratis (Free) escrito por Chris Anderson, director de la revista Wired, que es el tótem de internet. Se supone que va a dar respuesta a la gran pregunta que se está haciendo ahora todo el mundo. Si internet es gratis, ¿cómo demonios vamos a ganar dinero?

«Freemium», dice Anderson, en la entrevista que este mes publica la revista Muy Interesante. Esa palabra es la suma de «free» (gratis) y «premium» (de pago). Si usted monta una web y quiere triunfar, haga lo siguiente: ofrezca gratis el 90% y luego cobre por el 10% de los servicios o contenidos.

Para predicar con el ejemplo, Anderson ofrecerá su libro gratis en internet. Habrá una versión en tapa dura para los amantes del olor del papel que costará unos 24 dólares. Y creo que se lanzará casi simultáneamente en español.

Chris Anderson es amante de los programas gratuitos como Linux y un firme defensor de Wikipedia y de la cultura de lo gratis. Pero a la vez, propone que la gente pague sólo por ciertas cosas de calidad.

Este periodista se hizo muy famoso hace cinco años porque publicó un libro titulado The Long Tail (La larga cola), donde exponía una visión sorprendente de internet, según la cual antes se vendían muchas unidades de pocos productos, pero con la Red se pueden vender pocas unidades de muchos productos. ¿La razón? Los costes de distribución son casi cero.

Que estamos en la extraña era en que todo tiende a ser gratis no lo duda nadie. Los precios de los ordenadores caen a tal velocidad que uno se pregunta si los van a regalar. «Ya los regalan en EEUU», dice Anderson, «la condición es que te abones a una compañía telefónica». Ese el «freemium» predicado por Anderson. Regala una cosa y cobra por otra.

Si internet es el gran abaratador de productos y servicios, no me explico por qué la academia de los Nobel todavía no ha obsequiado un premio al economista nada chiflado que demuestre cómo internet es el mayor enemigo de la inflación, cómo ha revolucionado la distribución mundial y, a la vez, cómo es el antinegocio y el futuro. Supongo que esa falta de interés se debe a que los académicos son tan clásicos que no saben qué es Amazon.

Creo que llegará un momento en que se romperá la tendencia de lo gratis y en el que las empresas empezarán a cobrar de nuevo. En Estados Unidos ya se está debatiendo este asunto de forma seria. Se preguntan dónde está el dinero de YouTube, el portal donde todo el mundo cuelga sus vídeos gratuitamente. Google lo compró por 1.500 millones de dólares y, que se sepa, todavía no es rentable. Según Credit Swisse, este año YouTube perderá 500 millones de dólares, y eso que el videoclip de Susan Boyle, la ama de casa británica que cantó prodigiosamente en un concurso de televisión, ha sido visto más de cien millones de veces. Un récord gigantesco, pero que no le reportó ni un dólar a You Tube.

Lo mismo pasa con Twitter. En este portal, millones de personas leen los mini mensajes de personas interesantes que cuentan su vida o publican sus reflexiones. Es tan popular que un cardenal irlandés ha pedido a sus feligreses que se envíen unos a otros oraciones por este medio para fomentar la solidaridad comunal. Pero de poner limosnas, nada. Ni para Twitter.

Twitter nació hace tres años y ya se habla de que algún gigante les quiere comprar. Estupendo. ¿Y qué saca con eso el comprador? Porque el negocio no lo ha visto nadie. De hecho, mientras más crece, más cuesta, porque almacenar y enviar millones de mensajes no es gratis. Hay que pagar servidores, máquinas, electrónica, personas que lo gestionen... En fin, un montón de cosas

De modo que todos estamos muy contentos usando cosas en internet por las que no pagamos un euro (excepto la línea telefónica). Pero el negocio se funde en algunos sitios. Yahoo cerró hace pocas semanas su portal GeoCities tras reconocer que había perdido mucho dinero. Pagó nada menos que 3.500 millones de dólares por ese portal en 1999. Alcanzó 11,5 millones de visitas al mes pero se ha convertido en el mejor ejemplo de cómo tener algo muy popular y no ganar un céntimo.

Ni siquiera Facebook o Tuenti son una mina de oro a pesar de que su popularidad está rompiendo los récords previstos. Second Life fue un fenómeno gratuito de masas, pero ¿alguien se acuerda de ese portal?

Rupert Murdoch, el gran magnate de los medios de comunicación, ya ha anunciado que va a empezar a cobrar por ciertos contenidos. La prueba es que quiere extender el modelo online de pago que ya usa The Wall Street Journal y que es rentable. ¡Qué horror!, gritará la comunidad. Murdoch se va a enfrentar a una rebelión planetaria de millones de mileuristas, hackers, tuenteros o faceboqueros que le harán un boicot. Temo que es inevitable imponer ciertos pagos (muy baratos) porque cada día nacen miles de webs, pero la publicidad no da para alimentar a todos.

Hay ejemplos rentables basados en el «freemium». El portal inmobiliario español idealista.com cede sus páginas para que la gente anuncie gratuitamente sus pisos. El negocio está en cobrar a las agencias inmobiliarias o a las personas que anuncien más de tres pisos de su propiedad.

Los medios de comunicación también tienen que encontrar su fórmula para hacer dinero en internet como lo hace Amazon. Esta librería digital cobra por descargarse en el Kindle (lector electrónico) un blog que es gratis. Increíble, ¿no? Entonces, ¿por qué vamos a pagar? Porque llevamos el Kindle en el bolsillo y así podemos leer el famoso blog Boing Boing por un precio muy bajo. ¿Llevamos el ordenador en el bolsillo? No.

Encontrar a la gallina de los huevos de oro no va a ser fácil. Antes de llegar a la Tierra Prometida, enterraremos a muchas webs en cementerios digitales. A la vista de lo poco rentable de muchos proyectos, un gracioso de la revista AdAge llama Venture Charity, es decir, Operación Caridad, a esta forma de montar negocios gratuitos. Y de la caridad no se vive.

www.elmundo.es


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