Jonathan Petalvero, de 43 años, fue acribillado a balazos el pasado sábado a la salida de la emisora en la que trabaja en la provincia de Agusan del Sur, 900 kilómetros al sur de la capital en la isla de Mindanao.
Las fuerzas de seguridad temen que el motivo del ataque sea que Petalvero estudiaba presentarse como candidato a las elecciones municipales que se celebrarán el próximo año en Filipinas.
Hace tres meses, la Policía anunció que establecerá unidades especiales para esclarecer los asesinatos de periodistas e impartirá a éstos cursos similares a los que toman los corresponsales de guerra para que sean capaces de garantizar su propia seguridad.
Un total de 65 informadores, la mayoría comentaristas de radio, han muerto en Filipinas desde que Arroyo asumió el mando en enero de 2001, según datos de la Unión Nacional de Periodistas.
Este dato convierte al país en el tercero más peligroso para los periodistas después de Irak y Afganistán.
Gran parte de los crímenes están relacionados con denuncias sobre escándalos de políticos locales, que contratan a sicarios para silenciar la voz de los informadores, mientras la justicia, también amenazada por los mismos caciques, teme procesar a los responsables.
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