jueves, 30 de julio de 2009

Francis Pisani: "Los periodistas hemos perdido el monopolio de la información"

MADRID.- A sus 67 años, este periodista francés no ha perdido el interés por las nuevas tecnologías y su impacto en los medios de comunicación. Colabora habitualmente en Ciberpais y, a través de su blog Transnets, en Le Monde y Soitu; e imparte clases en varias universidades de todo el mundo. Francis Pisani destaca que con la aparición de Twitter y otras redes sociales -como se ha visto en Irán- el periodista "ha perdido el monopolio de la información" lo que ha provocado un gran problema de adaptación ya que los profesionales "no quieren oír hablar de tecnología".

Hoy lo entrevista 'Periodista Digital'.

¿Qué crisis ha sufrido más la prensa, la económica o la derivada por el impacto de las nuevas tecnologías?

Estamos en un momento en que ambas actúan, lo que tiene un efecto multiplicador. Pero hay que ser muy cuidadoso porque la respuesta no es la misma según el lugar. La crisis no ha sido igual en EEUU que en otros sitios porque el nivel de endeudamiento ha sido mucho más serio que en otras partes. La crisis de inversión publicitaria es comparable, para simplificar, pero de endeudamiento es distinto y en cuanto al impacto de tecnologías es cuestión calendario. En EEUU, la tecnología invade las salas de prensa mucho más pronto pero acaba llegando a todas partes.

¿Podemos hablar de una muerte del periodismo o del periodismo que no ha sabido encajar esas nuevas tecnologías?

No es la muerte del periodismo, sí acaso de los que no se adaptan a la evolución de la tecnología y de la sociedad. En inglés hay una frase del propietario del New York Times, Arthur Suzberger, Jr., que dice "in newspapers, what matter it's no paper". No hay que confundir el soporte donde recibimos información como la función que cumple. El periodismo permite informar, discutir... Esas funciones no van a ser satisfechas por la misma gente ni por los mismos medios, pero no hay que pensar que van a dejar de ser cumplidas. El problema es de adaptación. Una versión rigurosa dice que se muere y una más amplia dice que se adapta y se transforma.

Además, ¿quién dice la muerte de periodismo? Los periodistas. Cuando trabajaba como corresponsal en Nicaragua durante la guerra, éramos un pequeño grupo de periodistas que decíamos lo que estaba pasando. Hoy hay miles de personas que informan por el medio que sea. Hemos perdido el monopolio del acceso y de la distribución de la información. Las nuevas tecnologías permiten crear un espacio antes inexistente como el de la información a tiempo real y realizada por no profesionales. El uso de Twitter, por ejemplo, es información y periodismo.

¿No corren el riesgo estas redes de acabar sometidas a la censura de un 'Gran Hermano' empresarial?

En el periodismo 2.0, lo fundamental no es tanto la inmediatez como la multiplicidad de las fuentes y la contribución de todos. En cuanto a los tipos de censura, no hay que equivocarse: sigue ejerciéndose. Si ves el caso de Irán, hubo una posibilidad de limitar lo que se estaba diciendo, pero siguiendo la experiencia China, no se puede aspirar a todo pero sí a cosas importantes. Y es más exitoso de lo que se puede creer.

Entiendo que los intereses económicos y demás están en la mente de las personas y se presta al movimiento de masas. Irán es un ejemplo: la secretaria de Estado de EEUU llamó a los dirigentes de Twitter para que suspendieran un sistema de limpieza de ordenadores que implicaba una interrupción del tráfico para que la gente pudiera seguir expresándose. En este caso es interesante porque pasamos del Gobierno a una empresa privada. También es importante agregar la noción de, al lado del 'Gran Hermano', las 'pequeñas hermanas', fórmula que empezó a utilizarse hace años para hablar de la capacidad de control del flujo de información por parte de empresas privadas.

¿Por ejemplo?

Algunas empresas de telecomunicaciones quieren cobrar en función de la velocidad del ancho de banda. Ahí existe el riesgo de que les permitiera controlar el tráfico de competidores o empresas contrarias a sus intereses. Twitter hubiera podido interrumpir durante una hora su flujo y acabaría con una de las grandes fuentes de información sobre lo que ocurría en Irán. Tomemos un caso hipotético: por ejemplo Facebook quiere hacer una inversión fuerte en Irán y la oposición se expresa a través de esta red. Para conseguir el acuerdo, Facebook tendría un problema técnico durante unas horas, mantendría contento al Gobierno y conseguiría su contrato. De ahí el 'Gran Hermano' y las 'pequeñas hermanas'

Hablaba de falta adaptación, ¿no cree que en parte ha estado fomentada por los empresarios de los medios?

He dado cursos de formación para periodistas en varios países y te puedo matar del aburrimiento con horas de historias sobre periodistas de 35 años que no quieren oír hablar de tecnología. Es una de las cosas más violentas que hay. No sólo tienen miedo a perder el monopolio, sino que no quieren aprender. No te daré nombres, pero he visto una reticencia enorme a adaptarse.

¿Comparte las críticas de los editores europeos contra Google?

Es una locura. Les dan tráfico. Es fundamental que negocien los términos, pero según mis datos, los medios con más nombre tienen un 40% de tráfico que llega de los motores de búsqueda. En los medios menos conocidos puede llegar hasta el 90%. Pongamos el caso concreto de España. A finales de los noventa, El País era el periódico en español con más tráfico. Por razones económicas se cerró y ese tráfico bajó. Cuando se volvió a abrir costó mucho recuperar el terreno. No querer el tráfico que dan los motores de búsqueda es condenarse a muerte.

¿Está de acuerdo con que los gobiernos den ayudas a la prensa, como ha hecho Sarkozy en Francia?

Sabemos que Sarkozy tiene relaciones con los dos mayores patrones de Francia y los medios más importantes muestran una falta de voluntad de crítica que es sospechosa e inaceptable. El Estado puede ser útil en momentos de dificultad, pero como periodista estoy en contra de una intervención demasiado sostenida porque se puede traducir en una tentativa de control. Y que esto lo haya hecho Sarkozy, que es el peor ejemplo de relaciones con la prensa, me parece claramente problemático.

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