lunes, 20 de julio de 2009

L'Osservatore Romano recuerda el 40º aniversario de la llegada del hombre a la Luna

CIUDAD DEL VATICANO.- Con una serie de artículos, L'Osservatore Romano recuerda en su edición de hoy el 40º aniversario de la llegada del hombre a la luna, ocurrida el 20 de julio de 1969, cuando Neil Amstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins llegaron al satélite de la Tierra.

Recuerda cómo este hecho fue "un evento histórico" y "verdaderamente colosal, costoso y difícil" del que fueron testigos "cientos de millones de espectadores en todo el mundo" a través de las "imágenes televisivas que todavía eran en blanco y negro".

Seguidamente recuerda aquella frase de Amstrong, que ha quedado en el recuerdo de todos tras haber pisado suelo lunar: "Este es un pequeño paso para el hombre y un salto gigante para la Humanidad".

"El retorno de los astronautas a la Tierra sin problemas fue para ellos un triunfo. Se hizo paralelos de esa empresa con la de Cristóbal Colón y se convirtió en el tema central de las crónicas, la ciencia y la literatura", añade.

También da a conocer el mensaje que el Papa Pablo VI envió a los astronautas en la noche del 20 de julio, luego de haber mirado la luna desde el telescopio de la "Specola Vaticana" en Castelgandolfo. En aquel mensaje, el Pontífice decía: "¡Gloria a Dios en lo alto de los cielos y paz a los hombre de buena voluntad! (…) y honor a vosotros, hombres artífices de esta gran empresa espacial!"

"¡Honor, saludo y bendición a ustedes, conquistadores de la Luna, pálida luz de nuestras noches y nuestros sueños! Lleven a ella, con vuestra viva presencia, la voz del espíritu, el himno a Dios, nuestro Creador y nuestro Padre", añadía.

Seguidamente el diario oficioso del Vaticano reproduce el discurso del Papa en la audiencia general del miércoles 23 de julio de 1969, en el que Pablo VI resaltaba la importante necesidad de profundizar en este acontecimiento y dar una respuesta desde la fe, que siempre desea confrontar su "humilde doctrina con las maravillosa riquezas del pensamiento científico, moderno" ya que la verdad, "si bien se diversifica y se ordena de formas diferentes, concuerda consigo misma y es única; y es recíproca la ventaja que de tal confrontación puede resultar para la fe".

Tras resaltar nuevamente cómo el hombre puede llegar a la verdad con las alas de la fe y la razón, como dijera algunos años después el Papa Juan Pablo II, Pablo VI alentaba a todos los fieles a "no temer que nuestra fe no sepa comprender las exploraciones y las conquistas, que el hombre va haciendo de lo creado, y que nosotros, seguidores de Cristo, estemos exceptuados excluidos de la contemplación de la tierra y del cielo; y de la alegría de su progresivo y maravilloso descubrimiento.

Si estamos con Cristo estamos en el camino, estamos en la verdad y la vida".

Seguidamente, recuerda el discurso que dirigiera el Papa Montini en octubre de 1969 a los astronautas del Apolo: Neil Armstrong, Edwin E. Aldrin y Michael Collins, a quienes recibiera en su biblioteca privada.

A ellos les señalaba que "el hombre tiene la tendencia natural de explorar lo desconocido, de conocer el misterio, pero el hombre también le teme. Vuestro valor ha superado este temor y, con vuestra aventura, el hombre ha dado un paso hacia un mayor conocimiento del universo".

Tras alabar el genio de cuantos colaboraron con esta empresa "cuya inteligencia ha sido dada por Dios", el Santo Padre hacía votos para que el Señor haga posible "que aprendamos más de la creación, de ver más claramente su potencia, su inmensidad, su perfección, para que con este conocimiento los hombres puedan siempre unirse más, como hijos suyos, en el amor fraterno, en la paz y la oración".

Finalmente, Pablo VI agradecía nuevamente a Dios "por el éxito de vuestra misión, por las cosas que han descubierto, por vuestro feliz retorno a la Tierra, e invocamos del Señor de los cielos sobre ustedes, sus esposas e hijas, las mayores bendiciones y gracias".

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