viernes, 17 de julio de 2009

Marta Obregón, estudiante de Periodismo, podría ser proclamada santa

BURGOS.- Había estado estudiando en un club juvenil y dejó sus libros abiertos para continuar al día siguiente. Salió hacia casa, pero no llegó. La muerte de Marta Obregón, periodista en ciernes, conmocionó a la sociedad burgalesa, pero esa conmoción ha dejado paso a un sentimiento de admiración entre quienes han conocido su historia. La historia de Marta es la de una chica corriente, que tras experimentar una crisis espiritual, se había acercado mucho más a Dios. Una mártir de la castidad en el siglo XX, según el relato de www.cope.es

Fue la noche del 21 de enero de 1992, fiesta de Santa Inés. Marta regresaba a su casa desde el club Arlanza, un centro de mujeres del Opus Dei, a trescientos metros de su hogar. Antes de llegar fue secuestrada por el llamado “violador del ascensor”, un delincuente con un historial plagado de delitos. La metió en su coche y, a unos cinco kilómetros de Burgos, intentó forzarla, pero ella opuso toda su resistencia y evitó el ultraje. En represalia, la asesinó de catorce puñaladas.


Había nacido en La Coruña el 1 de marzo de 1969 y fue bautizada con el nombre de Marta María de los Ángeles. Cuando la familia se trasladó a Burgos, ella estudió, con buenas notas, en el colegio de Jesús María. Era además una buena deportista, pues practicaba patinaje sobre ruedas, atletismo, natación, y tenis, donde llegó a ganar algunos trofeos. Comenzó a acudir con su hermana mayor al citado club Arlanza, para participar en actividades de tiempo libre y para recibir medios de formación cristiana.


Al acabar Primaria, plantea a sus padres pasar al instituto público Comuneros de Castilla. Allí hizo BUP, también con buenas notas. A los 17 años deja de ir al Club Arlanza. En aquellos momentos, por su carácter impulsivo y su juventud, quería aprender de la vida por su cuenta. A la vez, empezó a enfriarse su práctica religiosa. En el verano de 1988, acude a una localidad costera de Inglaterra a perfeccionarse en inglés. En esa época, como cualquier chica de su edad, frecuenta fiestas y discotecas.

Un giro iniciado en Taizé

De vuelta, se traslada a Madrid, para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Durante el verano de 1990, decide irse a Taizé, con un grupo neocatecumenal de la parroquia donde va a Misa. Según su madre, regresa tocada por el Señor. Escribe por entonces a una amiga: “Cuando descubres algo importante en tu vida, y caes en la cuenta de cosas fundamentales, que hasta entonces pasaron inadvertidas a tu lado, te encuentras francamente bien, en paz...”.


Tras volver, se plantea hacer una confesión en profundidad. En su ciudad, acude a una parroquia, pero sin que se sepa por qué, no recibe la absolución. ¿Tanto había llegado a apartarse de Cristo? Se enfadó con Dios, pues pensó que Él no la quería perdonar. Sufre un fuerte conflicto de conciencia. De hecho, poco después, entre lágrimas, contó a unas amigas su situación, pero una de ellas le anima: “Dios te quiere, hayas hecho lo que hayas hecho”. Así sucede.

Una conversación decisiva

Días más tarde, la invitan a pasar un día de campo, con unas amigas. También acude un sacerdote del Camino Neocatecumenal, Ángel Bello. Marta aprovecha la ocasión para manifestarle con franqueza lo que la oprimía por dentro. Tiempo después, el sacerdote recordará aquél momento: “Después de una amena conversación sobre los planes que Dios tiene sobre nuestras vidas, sintió el deseo de confesarse. Me maravilló la nobleza de sentimientos que albergaba; el deseo decidido de entrega al Señor, su voluntad férrea de dedicar su vida a la evangelización como lo hacen los miembros del Camino Neocatecumenal. La convidé a hacer las catequesis para adultos y quedó tan convencida de la llamada del Señor que se levantó para itinerante dejándolo todo”.

Desde este momento comienza una vida cristiana seria. En septiembre de 1990, conoce a un joven, de un grupo juvenil del Círculo Católico de Obreros. Con él, con Javier, inicia un noviazgo que tenía intención de concluir en boda.

Sin cortarse

Vuelve a Madrid para continuar la carrera. En la Facultad, no se corta a la hora de mostrar públicamente a algunos profesores su desacuerdo en frases o comentarios vulgares, sugerencias políticas o ideas contrarias al pensamiento cristiano. A la vez, poco hay que objetar a su trayectoria como universitaria: acaba cuarto de carrera y adelanta asignaturas de quinto. Sus amigas la ven como una chica alegre, feliz, simpática, dinámica, comunicativa. Su esbeltez llama la atención y su voz, a decir de alguno, se parecía a la de Barbara Streisand.


Regresa a su ciudad, y comienza a hacer prácticas. Entre otras cosas, cubre la Vuelta Ciclista a Burgos para Radio Popular. Además, escribe cartas a la prensa, presenta un desfile de moda… Y continúa en su parroquia, sobre todo los sábados para reunirse en la comunidad neocatecumenal.
Muy disciplinada, en los últimos meses, su vida consistía en trabajar por la mañana y, por la tarde, ir a estudiar al Club Arlanza. Allí suele hacer media hora de oración, casi siempre de rodillas, ante el sagrario. Habla con frecuencia con la directora del Club juvenil.

Ésta recuerda que intentaba ilusionarla con proyectos profesionales, “pero ella estaba como de vuelta, en el sentido de que era una mujer que había encontrado a Dios, pero seguía buscándolo cada vez con más intimidad. En los últimos meses siguió acudiendo al Camino Neocatecumenal, al que se sentía muy unida, y donde ella se sentía proyectada para ayudar al mundo... Era una mujer con profunda vida interior, que se palpaba en su actitud... Al mismo tiempo que buscaba con mucha fuerza a Dios, se daba a los demás”.

En Nochevieja

Muestra de su dedicación por los demás son un par de detalles: en Nochevieja de 1991, se disfraza y va al Club para hacer reír a las niñas unos tres cuartos de hora. Al acabar, se marcha con sus amigas.


Poco después, en la tarde del día de Reyes, acude a hacer compañía a la directora, que debía permanecer allí. Vieron un video de un encuentro de Juan Pablo II con universitarios y quedó tan impresionada que se propuso ir a Roma al siguiente encuentro, en Semana Santa.


Comenzó a prepararse intensamente para los exámenes de febrero. En los últimos días había notado que alguien la seguía. El 21 de enero, prolongó su conversación con la directora del Club Arlanza hasta las nueve y media de la noche. Antes de marcharse, se acercaron al oratorio para despedirse del Señor. Al salir Marta le indicó que no retirase los libros y apuntes de la mesa, porque, al día siguiente, después de oír Misa y comulgar allí, pensaba seguir estudiando, preparando el fin de carrera.

Se resistió

Un joven, conocido de la familia, la invitó a subir a su coche y la dejó frente al portal. Cerca de las diez, una vecina oyó un grito. Cinco días después se halló el cadáver de Marta. Según el informe forense, su cuerpo presentaba hematomas y varias heridas de arma blanca. El informe y la sentencia repiten que eso sucedió por intentar resistirse a la agresión.


Al conocer los detalles del caso y la fama de santidad de Marta, la diócesis de Burgos propuso su beatificación y en julio de 2007 se dieron los primeros pasos para introducir la causa. De hecho, ya hay gente que se encomienda a su intercesión. Se sabe de una señora cuya hija, muy joven, acababa de ser madre y se había marchado de casa, y, tras encomendarse a Marta, la hija regresó y arregló su situación. O las monjas bernardas en Burgos, que no tenían vocaciones, se encomendaron a Marta, y al año siguiente les llegaron dos novicias...


Entre el mundo periodístico también ha impactado. La revista Interviú pidió a la familia de Marta hacer un reportaje. Finalmente aceptaron, con la condición de que fuera un reportaje sin morbo y les dejasen supervisarlo. Así se hizo, y tras su publicación les llegaron cartas de presos a quienes la historia de Marta les había tocado. Incluso, el periodista que hizo el reportaje, tiempo después, dejó esa publicación para pasar a otro medio.

Un presentador llorando

La familia también cuenta que una cadena de televisión de Miami acudió a su casa para hacer un reportaje y, tras grabar, la madre vio al presentador del programa llorando, frente a una foto de Marta. “Señora –le dijo–, estoy muy acostumbrado a hacer reportajes de este tipo, pero esta chica me ha impactado”.


Un par de años después de su muerte, se presentó en casa de Marta la hermana de una amiga, para comunicar que ingresaba en el convento de las Clarisas. Explicó que la había hecho una petición: “Marta, búscame un novio, que no me como una rosca. ¡Y mira qué novio me ha buscado…!”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola a todos,

Para todos los que quieren estudiar periodismo, estudiar publicidad , estudiar Comunicación Audiovisual o estudiar relaciones públicas, la UNIR es una universidad online que ofrece el siguiente Grado en Comunicación. en modalidad online.
Subscríbete ahora y podrás conseguir tu Grado Online desde tu casa o desde cualquier otro sitio. Todo lo que necesitas es un ordenador y una conexión a internet…