A todos ellos, a nuestros compañeros que se van con la cabeza bien alta después de haber cumplido con su deber de informadores, queremos desearles suerte en su nueva andadura profesional. Sobre todo ahora que la crisis económica se está cebando con los medios de comunicación, sector ya de por sí víctima de una acuciante precariedad laboral, y parece no querer dejar títere con cabeza.
Asimismo, lamentamos el cierre de La Tribuna de Cuenca porque consideramos que empobrece, en todos los sentidos, nuestra ciudad y nuestra provincia. A veces, la oferta mediática que disfrutamos en la vida diaria, (radio, televisión, prensa, internet, etc.) hace que se nos olvide que la información no es un entretenimiento, es un derecho del ciudadano y los medios de comunicación son sus garantes.
A través de los medios informativos se ejerce un control necesario sobre quienes nos gobiernan, se construye la realidad y se da voz a los que en ocasiones no tienen otra forma de ser escuchados. A través de los medios de comunicación se cambian las cosas.
Por tanto, Cuenca no pierde hoy un mero centro de trabajo, sino que pierde una dosis muy importante de libertad, pluralidad, cultura y educación; un instrumento para la mejora de la vida de sus ciudadanos.
Es cierto que no se trata de valores tangibles que vayamos a echar en falta mañana, como si se hubieran llevado la estación de tren o el monumento a la Constitución, pero sin lugar a dudas se trata de cuestiones esenciales para la convivencia, el desarrollo y el progreso. Valores que no se pueden importar en AVE o por autovía.
Sin embargo, nada de esto ha sido suficiente. La Tribuna de Cuenca desaparece, y ahora debemos empezar a pensar en cómo vamos a explicar a los alumnos de la futura Facultad de Periodismo de Cuenca por qué dejamos que nos arrebataran uno de nuestros periódicos.
Asociación de la Prensa de Cuenca (FAPE)
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