miércoles, 8 de julio de 2009

Soportes / Javier Martín Dominguez

Hubo un tiempo, un largo tiempo, en el que el soporte del saber estaba en la cabeza del filósofo. Su difusión pululaba por el aire hasta los oídos de los interesados para disiparse o volver a esconderse en una cabeza. Pero luego llegó la piedra, la dúctil arcilla y finalmente apareció para conservar y propagar el soporte mejor de los hallados, que no pesaba ni se rompía al caer: el papel.

Como nada es eterno, el soporte de soportes ha entrado en crisis. Algunos cercanos a esa familia, como la película fotográfica, también. Van desapareciendo periódicos, y se dejan de fabricar desde el papel de polaroid a la película kodachrom'.

La irrupción del papel impreso abrió otra era en la historia de la humanidad, la bautizada como galaxia Guttember. Gracias a las ondas hertzianas pasamos a la era Marconi, con la radio y la televisión. Y hoy estamos en la nueva galaxia digital en la que la sabiduría del filósofo se almacena en artefactos tan minúsculos e ignotos que parecen haber vuelto a residir en el aire.

Están los fotógrafos hundidos en la nostalgia de los soportes que dejan de fabricarse, pero cuyo uso artesano seguro que fomentará la subida de precios de las artes fotográficas que sigan usando papel o celuloide.

También lloran los periodistas ante la prensa que fenece y miran de reojo los editores de libros ante un objeto que se acaba, dudando si tendrán que recordar sus historias y pensar sus filosofías para ser vendidas oralmente en la plaza pública.

Inevitable recuperar a Marshall McLuhan con su «medio es el mensaje», y saber, por tanto, que los cambios que están viniendo no son sólo de soporte, sino de filosofía. Un giro en la historia hacia un mundo donde lo sólido da paso a lo liviano, en el que la distancia desaparece y el tiempo se mide por otros parámetros.

La levedad de lo digital se impone, agradeciendo nuestro medio ambiente que la ecología de los medios no se base ya en cortar árboles y transformar el petróleo fósil. Los cambios siempre traen algo bueno.

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