La CIDH pidió a las autoridades mexicanas que investiguen con celeridad estos crímenes y protejan a los periodistas en el país, sobre todo en la frontera norte, donde es rampante la violencia producto de los cárteles de la droga.
El cadáver de Romero, secuestrado en diciembre, apareció hace una semana en el estado de Sinaloa, norte de México, con fracturas en el cuerpo y tres heridas de bala, y la autopsia reveló que había muerto quince días antes.
Romero era periodista para temas policiales del noticiero radial Línea Directa, en Sinaloa.
Según cifras de la CIDH, durante 2009 fueron asesinados al menos diez periodistas en crímenes relacionados con el ejercicio de su profesión.
Por su parte, la mexicana Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) contabiliza desde el año 2000 hasta la fecha 59 muertes y ocho desapariciones de periodistas, así como siete atentados con explosivos a instalaciones de medios de comunicación.
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