jueves, 29 de abril de 2010

Contestan por Internet al mensaje en una botella lanzada al mar en 1977 frente a las costas inglesas

LONDRES.- Los mensajes lanzados al mar en una botella han pasado de ser una práctica olvidada, romántica y propia de náufragos, a convertirse en una fuente inagotable de noticias curiosas. En 2005, los medios de comunicación de medio mundo se hicieron eco de la historia de Juan Venegas, un pescador costarricense que encontró una botella con un mensaje de socorro en su interior.

Gracias a su decisión y a la rapidez con la que contactó por radio con un equipo de guardacostas, pudieron ser rescatados 88 balseros que intentaban llegar a Estados Unidos y estaban en apuros.

También fue muy comentada la divertida historia de Roberto Regnoli, un médico italiano que, durante uno de sus habituales paseos por la playa, encontró una botella en la que no había una carta sino unos calzoncillos, en los que alguien había escrito una petición de auxilio y un número de teléfono, si bien avisaba de que le quedaba poca batería.

Y hoy, gracias al periódico británico 'Daily Mail', se hizo pública la extraordinaria historia del belga Olivier Vandewalle. En el verano de 1977, Olivier era un chico que pasaba las vacaciones navegando con sus padres en un yate. En un momento del trayecto, cuando el barco pasaba frente a las costas británicas, en ruta a las islas Azores, a Olivier se le ocurrió arrojar al mar una botella con un mensaje en su interior. El manuscrito pedía una respuesta a quien lo encontrara.

La respuesta ha tardado 33 años en llegar, y lo ha hecho a través de la red social Facebook.

Como era de esperar, Olivier se había olvidado del asunto, hasta que esta misma semana una mujer inglesa, Lorraine Yates, contactó con él para decirle que había encontrado su mensaje en la orilla de una playa de Swanage, en el condado de Dorset.

Como prueba, le envió una copia del texto, que ha permanecido intacto y legible durante más de tres décadas. «No sé si eres un niño, una mujer o un hombre. Navego en un barco de 18 metros. Su nombre es 'Tamaris'. Al mismo tiempo que escribo esta carta, acabamos de pasar por Portland Bill. Hemos salido esta mañana», escribió el pequeño Olivier.

Lorraine Yates utilizó como método de búsqueda la página de redes sociales más concurrida de Internet.

Ahora, treinta y tres años después de que Olivier enviara su mensaje, y sin haberse visto ni una sola vez en su vida, los dos se han hecho 'amigos' en Facebook.

Cuando el belga, que hoy tiene cuarenta y siete años, leyó el comentario de Lorraine en su perfil no sabía de qué le estaban hablando, pero, una vez que ésta mencionó el nombre del barco, se acordó de aquel mensaje que había enviado cuando todavía era un adolescente y creía en la amistad entre desconocidos.

El mensaje había permanecido intacto y legible porque "estaba metido en una botella de vino y mi padre insistió en que selláramos el corcho con cera de una vela para asegurarnos de que el agua salada no pudiera entrar".

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