martes, 22 de junio de 2010

Periodistas que explican la realidad de hoy

BARCELONA.- Un fotoperiodista (Emilio Morenatti) que hace un año perdió una pierna en un atentado en Afganistán y que ahora está en Sudáfrica captando "la otra cara del fútbol, la de los sin entradas". Un analista (Fernando Ónega) al que le duele "que un noble oficio se quede tantas veces en poste repetidor y caiga en la trampa de aceptar más la palabra volandera que los hechos". Y un reportero (Plàcid Garcia-Planas) que relata "guerras sin pólvora" y que descubrió que el antiguo despacho de Hitler es ahora un local donde los jóvenes tocan jazz, la música disolvente del nazismo.

Los tres recibieron hoy los premios Godó de periodismo de manos de Javier Godó, conde de Godó, en un acto celebrado en la capilla gótica de Santa Àgata, según relata 'La Vanguardia'.

"El periodismo de calidad, independiente, riguroso, comprometido y bien escrito es el que garantiza que los ciudadanos estén bien informados y que la sociedad tome conciencia de lo que está pasando", dijo Javier Godó –presidente del Grupo Godó y vicepresidente de la Fundación Conde de Barcelona que entrega los premios– para remarcar que, a pesar de la crisis y de las presiones políticas y económicas, apoyar "este buen periodismo es imprescindible para el futuro de la prensa escrita".

Aunque "el Grupo Godó es multimedia –añadió– como editor estoy convencido de que el periodismo sin periódicos es impensable. La prensa ha ampliado su base de lectores gracias a internet y sus noticias tienen los mejores altavoces en la radio y la televisión, pero el periodismo escrito es el que marca la agenda".

Del artículo premiado de Ónega, el editor barcelonés destacó "su reflexión sobre lo importante que es para la democracia la negociación constante y la cultura del diálogo". De la foto de Emilio Morenatti, que supiera "captar con sus imágenes la brutalidad del conflicto tibetano". Y del libro de Plàcid Garcia-Planas, que su obra Jazz en el despacho de Hitler diera "otra visión de los conflictos del mundo, sin dejar de penetrar en la esencia de los hechos, lo que acaba constituyendo una valoración moral sobre los mismos". Con el libro de Garcia-Planas se estrena el nuevo galardón, concedido junto con el Grup 62.

Emilio Morenatti no pudo asistir a la entrega de premios por estar trabajando en el Mundial de Sudáfrica para la agencia AP, pero por boca de su hermana hizo llegar su agradecimiento por un premio que le alienta a mantener su compromiso por dar visibilidad al mundo realidades que suelen quedar fuera de foco, una responsabilidad que asumió al hacer un reportaje sobre las hambrunas en África.

"Cuando en un atentado en Afganistán perdí una pierna, y tras diez meses de rehabilitación, me asaltaron dudas sobre si volvería al fotoperiodismo". El premio –dijo en la nota leída por su hermana– le dio fuerzas y aliento.

Morenatti se encontró con la foto premiada cuando, a punto de caducar su visado temporal pakistaní, tuvo que salir del país para renovar el permiso. Podía haber elegido regresar a España, pero marchó a Tíbet. Allí fotografió cómo los chinos reprimían una manifestación pacífica de monjes tibetanos.

Fernando Ónega cambió el tercio. "Mirad –dijo– yo no soy independiente. Sólo soy un hereje que aprendió de su madre campesina que "Dios es bueno, pero el diablo no es malo". Viejo cronista de nostalgias, que a veces se pregunta por qué ya no existe la palabra objetividad en mi oficio; quién la ha borrado y en nombre de qué. Que a veces no entiende cómo la opinión personal, con aires de imposición, gana terreno al análisis que ayuda a los demás a formar opinión. Que le intriga por qué tanta pluma ilustre y tanta ilustre voz se ha vuelto mitinera y habla para militantes".

El analista se puso serio: "Toda una generación seducida por las más hermosas palabras del diccionario de la convivencia: libertad, democracia, autonomía, derechos sociales. Y ahora tiene que hablar de crisis, recesión, recortes, merma del bienestar, y algunos no nos acabamos de acomodar".

El periodista, de 63 años, situó el desafío de su oficio en que "la recuperación del país será en gran parte la que nosotros digamos. Podemos ayudar a hundirnos, o podemos echar una mano en la confianza. E igual que cuando estrenábamos libertades, al periodista le corresponde tarea que tuvo en la transición: hacer país, que dijo el president Pujol. Y desde mi oficio se hace país a base de aportar la responsabilidad de que otros carecen, la serenidad de que otros prescinden".

"Tiempo, como pocas veces –subrayó–, de distinguir la voces de los ecos". Ónega citó como referencia una frase de Norberto Bobbio: "He aprendido –decía el politólogo italiano– a respetar las ideas ajenas; a detenerme ante el secreto de cualquier conciencia; a intentar comprender antes de discutir; a discutir antes de condenar".

El periodista gallego agradeció el premio a Javier Godó: "En La Vanguardia –dijo– están las crónicas que me ayudan a entender el mundo y a componer el mecano en que se ha convertido España. Y La Vanguardia es el remanso de pensamiento, de perspectiva y distancia intelectual para juzgar lo que en Madrid nos ahoga entre las vuvuzelas de políticos y periodistas en confuso tropel".

También agradeció al conde de Godó "su forma de hacer y dejarnos hacer periodismo. Le agradecemos su espléndido sentido de la libertad. Y su forma de intentar que Catalunya encaje en el rompecabezas de España, y España en el corazón de Catalunya".

Plàcid Garcia-Planas recordó, a la hora de recibir su premio de periodismo de investigación, que su oficio es un trabajo coral. "Un diario –dijo– tiene muchos intérpretes, muchas voces. Un diario es un thriller de Hollywood. De Bollywood, a veces. Un diario es un musical fantástico de Broadway. Un cabaret cuando hace falta: como el mundo mismo." Por eso –anunció– "la lista de agradecimientos no será breve". Y, en efecto, dedicó el premio a periodistas de La Vanguardia y a editores del Grup 62, entre otros muchos.

Cerró el acto Josep Maria Castellet, quien elogió el libro premiado por explicar la historia del momento a partir de detalles y "por demostrar que la guerra crea vacíos que después con el tiempo se acaban llenando".

El jurado de este nuevo premio estaba integrado por Salvador Giner, Josep Maria Castellet, Alfredo Abián, Llàtzer Moix, Sergio Vila- Sanjuán y Màrius Carol. El premio de Periodismo estuvo presidido por Alfredo Abián, vicedirector de La Vanguardia , e integrado por Álex Rodríguez, director adjunto; Quim Monzó, Antoni Puigverd y Llàtzer Moix. Y el de Fotoperiodismo estuvo presidido por Pedro Madueño, y compuesto por Lydia Delgado, Antoni Pitxot, Pedro Pomés, Quim Monzó y Màrius Carol en calidad de secretario.

Entre los asistentes, estuvieron Josep Caminal, director general de Presidencia del Grupo Godó; Ana Godó; el director de La Vanguardia, José Antich y los otros miembros del patronato Carlos Montoliu, Josep Vilarasau y Bartolomé Masoliver.

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