viernes, 20 de mayo de 2011

La familia del fotoperiodista Hammerl cree que murió por disparos de fuerzas de Gadafi

NUEVA YORK.- La familia de Anton Hammerl, un fotoperiodista sudafricano de 41 años que desapareció en Libia a principios del mes pasado, dijo anoche que sospecha que murió después de que le disparasen en el estómago estando en el desierto el 5 de abril.

Clare Morgana Gillis y James Foley, dos de los fotoperiodistas que fueron liberados por el Gobierno libio el miércoles pasado han contado a la esposa de Hammerl, Penny Sujraj, que estaban con él cuando le dispararon, según ha declarado por teléfono una amiga de la familia, Bronwyn Friedlander, al diario 'The New York Times'.
Cuando la familia de Hammerl, que vive en Londres, se enteró de que él no figuraba entre los cuatro periodistas puestos en libertad el miércoles por el régimen de Muamar Gadafi -entre ellos el fotógrafo español Manu Brabo-, empezó a temerse lo peor.
Gillis y Foley explicaron por teléfono a Sujraj que oyeron cómo su marido gritaba "¡socorro!", así que Foley le preguntó si se encontraba bien y el fotógrafo respondió que no, según Friedlander. Cuando volvieron a llamarle, ya no respondió.
Después, las fuerzas de Gadafi capturaron a Gillis y a Foley, quienes no volvieron a ver a Hammerl. Ambos profesionales han dicho a su esposa que, en su opinión, sus heridas eran tan graves que "no había esperanzas de que sobreviviera".
Hammerl viajó a Libia a finales del pasado marzo para cubrir el conflicto como 'freelance'. En una entrevista publicada esta semana en un blog de la edición 'online' del 'New York Times', Sujraj dijo que a su marido le gustaba "informar sobre situaciones difíciles, llegar hasta el fondo de los dramas humanos".
En un comunicado colgado el jueves por la noche en una página de Facebook dedicada a Hammerl, su familia critica el trato que dio el Gobierno libio a los periodistas detenidos: "Desde el momento en que Anton desapareció en Libia teníamos esperanza porque las autoridades libias nos aseguraron que lo tenían en su poder", y "es intolerablemente cruel que los leales a Gadafi supieran lo que le había ocurrido a Anton y decidieran ocultarlo".

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