lunes, 20 de junio de 2011

Sin fotos no hay periodismo que valga / Ramón Peco *

Pronto empezaremos a ver grandes batallas para controlar la difusión de las fotografías en la red. Y eso va a suceder precisamente porque los tablets van revalorizar la información fotográfica, la gran olvidada de los actuales medios digitales. Un olvido que es otro ingrediente más de la crisis que azota al periodismo.

Internet ha multiplicado exponencialmente el número de fotografías de profesionales y aficionados que vemos cada día. Pero la experiencia de ver una foto en una pantalla sigue siendo más pobre que la de verla reproducida en un libro, en una revista ilustrada, o incluso en el papel de la prensa diaria.

Eso sucede porque tanto los ordenadores que usamos para ver esas fotos, como las pautas del diseño web, y la arquitectura de los actuales navegadores no han logrado igualar el sofisticado lenguaje de la información gráfica impresa.

Una de las grandes razones de que la prensa de papel siga teniendo un público incondicional es el tratamiento que en ella se hace de las fotos, pues existen profesionales que cuidan la calidad de la información gráfica. Recientemente un experimentado editor gráfico me comentaba que la edición gráfica en los medios digitales sencillamente brilla por su ausencia. Sólo alguna honrosa excepción, como la de la edición digital de Paris Match, se salva del desastre.

¿De verdad sólo merece la pena publicar vídeos?
El País Semanal se convertía ayer prácticamente en un monográfico sobre Haití. La inmensa mayoría de las fotos que aparecían en el suplemento ya las conocía por haber sido reproducidas en la edición digital del periódico. Sin embargo, tuve la sensación de que las estaba viendo por vez primera vez. El viejo papel sigue mostrándose intratable a la hora de acercarnos géneros como el reportaje.

Nadie parece preocuparse verdaderamente en las redacciones digitales de mimar la información gráfica, uno de los grandes pilares del periodismo contemporáneo. Las publicaciones impresas siguen estando a años luz en ese sentido. El lector que accede en internet a los diarios sólo encuentra un sucedáneo de ese mensaje total que conforma la suma de la fotografía y el periodismo escrito.

Las webs de la prensa digital siguen ofreciendo en su mayoría textos disociados de sus correspondientes fotografías. De hecho, no deja de ser llamativo que se organicen algunas secciones en función la naturaleza del mensaje (vídeo, fotos, o infografías) en lugar de ceñirse estrictamente a los géneros periodísticos. Esas secciones terminan siendo compartimentos desordenados que rara vez el lector consulta.

Tampoco deja de ser increíble que los medios nativos digitales no inviertan en tener fotógrafos en sus plantillas. Todo lo más se contrata a alguien para hacer algún que otro vídeo. Eso lleva a que las únicas fotos que veamos en esos medios sean las que proporcionan las agencias de noticias o las que provienen de las redes sociales. Con semejante panorama no es de extrañar que la mayoría de fotógrafos profesionales sigan pensando en el papel a la hora de hacer sus fotos. Pero eso está a punto de cambiar.

Mejor que el papel
Antes de presentarse el iPad los editores ya se frotaban las manos con la posibilidad de aumentar sus beneficios realizando adaptaciones para él de sus periódicos y revistas. Algo que incluso les permitiría cobrar por ellas o aumentar sus ingresos publicitarios. El iPhone es un buen precedente. Las versiones electrónicas realizadas para él de algunos medios han aumentado el tráfico que se dirige hacia ellas.

Ningún lector de libros electrónicos solucionará a corto plazo el problema gráfico en la prensa digital. Un Kindle reproduce fotos con una calidad similar a la de los periódicos de finales del siglo XIX. La pantalla del iPad, mucho más avanzada que la de los monitores de ordenador, tiene prácticamente la misma densidad de puntos que el papel que usa la prensa diaria.

Algo en lo que coincide con los libros electrónicos. Pero el Kindle, por ejemplo, sólo puede reproducir 16 tonalidades de gris. El iPad muestra un espectro de millones colores. Lo que lo hace extraordinario para ver fotos y vídeos. En contrapartida la pantalla del tablet de Apple emite luz y cansa la vista, algo que no sucede con las pantallas de los libros electrónicos.

Todos esos aspectos técnicos le importan poco al que quiere consultar la prensa. Lo que de verdad importa es que el nuevo ingenio de Steve Jobs es tan horrible para leer un libro como genial para leer un diario o una revista. Por otra parte, no es extraño que Jobs y compañía hayan concebido una máquina estupenda para revolucionar el mundo de la edición. De hecho, los que trabajan en las salas de máquinas de las rotativas han sabido siempre lo bien que Apple entiende sus necesidades. No en vano, hace un año contábamos en nuestro querido Soitu que Jobs fue propuesto al Príncipe de Asturias por el gremio español de las artes gráficas.

Si de verdad asistimos a una masiva difusión de los tablets entre los lectores de prensa veremos medios digitales mucho mejores que los actuales, libros de fotografía excelentes, y blogs de fotoperiodismo que rivalizarán con lo que hoy hacen los grandes medios impresos.
La mala noticia de todo esto es que ese previsible auge de la información gráfica pondrá en el ojo del huracán el debate sobre los derechos de autor de las fotografías que circulan por la red.

Son muchas las controversias a las que hemos asistido sobre si tal o cual fotografía ha sido reproducida sin permiso en una web, pero siendo sinceros la sangre no ha llegado casi nunca al río. Entre otras cosas porque, aunque nada es tan sencillo como copiar una foto de internet, son pocas las imágenes verdaderamente valiosas de las que circulan copias de calidad en la red. Basta con hacer una búsqueda en Google Imágenes de fotos de la Agencia Magnum a gran tamaño para comprobarlo.

El nuevo lenguaje gráfico que está a punto de llegar y la perdida de ingresos de los fotógrafos por las reproducciones en papel, en favor de las digitales, avivará el debate sobre los derechos de autor de los fotógrafos. Pero eso es lo de menos. Lo verdaderamente importante es que la fotografía está a punto de dejar de ser la gran olvidada del periodismo digital

 (*) Profesor, periodista y fotógrafo

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