viernes, 17 de junio de 2011

Kristinn Hrafnsson, periodista, portavoz de Wikileaks: "Vivimos asediados por la Administración de EE.UU."


BARCELONA.- Claro, preciso, contundente. Assange sabía muy bien a quién elegía cuando lo invitó a formar parte de Wikileaks. Se conocieron en el escándalo de la crisis financiera de Islandia. Hrafnsson reveló las conexiones entre el Kaupthing Bank islandés y Rober Tchenguiz; uno de los detonantes de la revolucionaria reforma de su país. Le amenazaron y echaron de varias televisiones por esclarecer verdades que escocían. Hrafnsson no está en venta. Es el artífice junto a Ingi R. Ingason de Collateral murder, que se presentó en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona, y ha recibido el premio de Periodismo Internacional y Derechos Humanos que otorga la organización del festival. Lo entrevista 'La Vanguardia'.

Dejó usted la tele por Wikileaks?
 Conocí a Julien Assange hace dos veranos, nos hicimos amigos y me propuso que investigara el tema del ataque del helicóptero Apache en Iraq (junio 2007) en el que murieron doce civiles.

Entre ellos dos periodistas de Reuters.
 Me fui a Bagdad para conocer a la viuda del conductor de la furgoneta, al que asesinaron, y a sus dos hijos, que resultaron gravemente heridos por intentar auxiliar a las víctimas.

Ninguna tele mostró íntegro ese vídeo.
 Por eso decidimos hacer Collateral murder, donde también se muestra el asalto, con misiles Hellfire, a una casa cercana a donde ocurrieron los hechos. Un profesor jubilado nos contó que fueron asesinadas siete personas, entre ellas su hija y su mujer.

¿Qué consecuencias ha tenido divulgar un vídeo clasificado del ejército?
 Un tribunal de EE.UU. está intentando montar un caso contra Wikileaks, pero le está costando porque nuestro trabajo es legal.

Usted ya tuvo problemas con la televisión pública y privada islandesa.
 Sí, durante 20 años he tenido bastantes conflictos por ser crítico... El propietario del Canal 2, un banquero, me amenazó con demandarme cuando vio el tráiler de un reportaje que se iba a emitir y que versaba sobre la transferencia de fondos entre Islandia, Luxemburgo y las islas Vírgenes británicas.

¿Cómo se le ocurre meterse con el jefe?
 Aparecieron implicados 27 banqueros; él entre ellos. Mi único criterio es la verdad. Luego investigué sobre el Kaupthing Bank (con un volumen de negocio diez veces mayor al PIB islandés). Cuando estaba a punto de quebrar, tenía como prestador a un empresario londinense, Robert Tchenguiz, que era parte de la propiedad del banco y que se llevó 3.000 millones de libras del capital.

¿Se llegó a emitir?
 Despidieron a todo el equipo. Me quedé sin trabajo pero seguí investigando. En el 2009 me contrató la televisión pública; poco después Wikileaks publicó los nombres de todos los que recibieron préstamos del Kaupthing. Los beneficiarios de los préstamos eran los mismos propietarios que dejaron el banco como un queso suizo, lleno de agujeros... Así conocí a Assange.

Acusan a Wikileaks de politización y falta de transparencia.
 Priorizamos la información según la urgencia. En el escándalo de los 250.000 cables del servicio diplomático de EE.UU. dimos primero salida a aquellos que fueron útiles para que estallara la primavera árabe.

Ustedes informan a través de la prensa, pero la relación no es muy buena.
 Tenemos colaboraciones muy provechosas con Le Monde, L'Espresso, Der Spiegel, y una red de confianza con 75 medios. Pero está emergiendo un grupo de medios hostiles, sobre todo el de Murdoch, y hemos tenido malas experiencias con The Guardian y The New York Times.

¿Qué piensa del arresto de Assange por denuncias de violación y acoso sexual?
 En unas semanas veremos resultados del juicio, pero su extradición a Suecia para ser juzgado debería levantar alguna sospecha sobre el correcto funcionamiento de la justicia en este caso. Las acusaciones no han sido consistentes, y la policía sueca emitió una orden de busca y captura que canceló. El tema apareció en plena campaña electoral sueca; creo que no ha sido limpio.

¿Cree que fue un montaje?
 No tengo información suficiente para hacer esta afirmación.

Un ex colaborador de Wikileaks ha escrito un libro demoledor contra Assange.
Según la crítica, el libro de Daniel Domscheit-Berg es patético; lo mejor es la acusación a Assange de haber robado chocolate en polvo y haber causado problemas psíquicos a su gato por jugar con él violentamente.

¿...?
No puede hablar de Wikileaks con conocimiento; no formó parte de su historia en los últimos 13 meses, cuando han sucedido los acontecimientos más significativos.

Pero dice que era vecino de Assange.
 En su experiencia personal no quiero entrar. Daniel se ha vuelto muy popular entre los enemigos de Assange, y su principal acusación es que busca atención con desmesura, pero al final es él el que se prodiga.

¿Si les llega información manipulada?
En la primavera pasada publicamos un documento de la agencia de contrainteligencia del Ministerio de Defensa norteamericano en el que explican cómo derrotar a Wikileaks: infiltrándose en la organización y ofreciéndonos información falsa. Estamos muy atentos, y sobre todo ahora.

¿Viven asediados?
 Sí, no sólo por parte de la Administración de EE.UU.; también por empresas de crédito como Visa, PayPal y Bank of America, que han bloqueado los medios para que las personas puedan hacernos donaciones.

¿Eso no es ilegal?
 Sí, y es grave que estas empresas estén atacando el derecho de expresión de la gente impidiéndole apoyarnos sin ninguna confirmación de que estemos haciendo alguna ilegalidad. Nos defenderemos vía legal.

Sin informadores, ¿adiós a Wikileaks?
 Estamos formando una alianza cada vez más grande con otros medios y plataformas por la libertad de información... Pero igual deberemos utilizar la mayoría de los recursos para defendernos de ataques legales.

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