lunes, 21 de noviembre de 2011

Javier Pradera y las intermitencias de la luz / Juan Cruz

Murió Javier Pradera cuando se estaba terminando el recuento electoral. El País publica hoy algunas opiniones que forman un grupo variado y perfecto de elogios y apreciaciones de una persona que fue muchos personajes: el intelectual, el ciudadano, el editorialista, el editor, el amigo... En todas ellas late algo que Fernando Savater suele decir acerca de la ausencia de gente a la que, desde la filosofía, la política o la vida misma, solemos mirar para que nos trasladen su propia luz, su manera de ver las complejidades que van surgiendo. 

Pradera era, en el periódico pero también en la vida cotidiana, una de esas personas cuya inteligencia exigente y rigurosa resultaba siempre una manera de aproximarnos a lo complejo o a lo intrincado. Juan Luis Cebrián alude a su manera de escribir los editoriales: minuciosamente, pedagógicamente; era el usuario más frecuente del servicio de Documentación de El País, no había artículo suyo que no se basara en los datos, y a partir de ello construía textos que eran, siempre, puntos de referencia para el diálogo sobre lo que estaba ocurriendo. 

Anoche fue uno de esos días. Se ha atomizado el Parlamento, por fin, y el partido socialista ha recibido, a manos del PP y al resto de sus adversarios, su mayor derrota en su historia más que centenaria. Se ha alzado con el poder absoluto Mariano Rajoy que, como indica hoy el editorial del periódico, aún no ha expresado cuál es su plan. Queda dinamitada la herencia de Zapatero, al que ahora la decisión electoral censura de la manera más terminante.  Estamos en un periodo de oscuridad, en el mundo, en Europa, en España, y por esa rendija enorme se abre paso un líder conservador al que se ofrece un país en crisis.

No está Javier Pradera para interpretar los datos del presente mirando hacia el porvenir. El porvenir es del color del otoño. Y el momento que vivimos es de una enorme preocupación. Las elecciones han sido un punto y aparte, pero la realidad las convertirá, me temo, en un punto y seguido que empieza ya. Y no tendremos a Javier para explicarnos, con datos y con sensatez, qué pensar de lo complejo. No lo vamos a olvidar.

No hay comentarios: