MADRID.- La periodista madrileña Merche Rodríguez
decidió hace unos años, cuando por diferentes motivos tuvo que quedarse
en casa un tiempo, darse una vuelta por la red y teclear la palabra
"chat", a partir de ahí se la abrió un mundo que ha atrapado en el libro
de investigación "Colgados;-) emociones en la red".
Un libro de profunda investigación, que se puede leer de forma
trepidante como si fuera una novela - no en vano Merche Rodríguez
(Madrid, 1966) es una de las periodista más bregadas en temas de cultura
y sociedad-, y en el que la autora llega a la conclusión de que "si no
se pone coto a la red, la red terminará por perdernos".
Publicado por Anécdota, "Colgados" aporta la propia experiencia de la
autora, que estuvo casi tres años en chats, foros, redes sociales o
mensajerías, como otra 'colgada' o internauta, más las entrevistas a
abogados expertos en nuevas tecnologías, a psicólogos y especialistas en
adiciones, a expertos en telecomunicaciones y a la Brigada de Delitos
Tecnológicos de la Guardia Civil.
Entrevistas que completan el panorama actual sobre las nuevas formas
de comunicación en la red, donde "el contacto físico desaparece y donde
la soledad es el perfil o causa principal del que se introduce en ese
mundo".
"Estaba en casa -explica la autora- y para combatir el
aburrimiento, una de las características, como la soledad, para navegar
por internet, teclee la palabra 'chat' y había muchas personas, más de
las que se pudiera imaginar, que estaban al otro lado; gente adulta que
en su vida serían personas serias con toda clase de responsabilidades
que querían conocer gente nueva, pero sin querer dar el siguiente paso
de verse físicamente, solo on line".
Este tema despertó la curiosidad de la periodista que quiso tirar del
hilo para saber más de la soledad de estas personas. El escritor y
sociólogo Vicente Verdú, dice que "la soledad es la plaga del siglo XX".
"Internet es el paraíso para los inseguros que son incapaces de
mirarse en el espejo y resolver sus problemas y se pasan horas encerados
en una habitación frente de una pantalla, porque son anónimos y no
tiene que dar explicaciones a nadie", precisa la autora.
Un vida virtual, de representación y máscara, en la que se practica
también el onanismo tecnológico, como dice la autora, "que considera que
no es bueno reducir el sexo al ciberespacio."El sexo es anónimo y
rápido en el red, ya que puedes acceder a ello en un segundo en un chat
de contenido sexual, pero no se llega al contacto físico".
La pantalla sirve para travestirse dice esta profesional que en
algunos momentos de la investigación ha pasado miedo y en algún otro
momento ha tenido que ocultar su condición de periodista.
"Las tecnologías han transformado nuestras vidas. Ahora por un
teléfono que llevamos en el bolsillo nos pueden localizar las 24 horas
del día y creo que Internet es uno de los mejores inventos pero todo
tiene que tener un justo punto y no ser esclavo de ello porque la red
tiene un efecto hipnótico".
No hay comentarios:
Publicar un comentario