sábado, 28 de abril de 2012

La periodista Merche Rodríguez analiza cómo la red cambia las emociones

MADRID.- La periodista madrileña Merche Rodríguez decidió hace unos años, cuando por diferentes motivos tuvo que quedarse en casa un tiempo, darse una vuelta por la red y teclear la palabra "chat", a partir de ahí se la abrió un mundo que ha atrapado en el libro de investigación "Colgados;-) emociones en la red".

Un libro de profunda investigación, que se puede leer de forma trepidante como si fuera una novela - no en vano Merche Rodríguez (Madrid, 1966) es una de las periodista más bregadas en temas de cultura y sociedad-, y en el que la autora llega a la conclusión de que "si no se pone coto a la red, la red terminará por perdernos".
Publicado por Anécdota, "Colgados" aporta la propia experiencia de la autora, que estuvo casi tres años en chats, foros, redes sociales o mensajerías, como otra 'colgada' o internauta, más las entrevistas a abogados expertos en nuevas tecnologías, a psicólogos y especialistas en adiciones, a expertos en telecomunicaciones y a la Brigada de Delitos Tecnológicos de la Guardia Civil.
Entrevistas que completan el panorama actual sobre las nuevas formas de comunicación en la red, donde "el contacto físico desaparece y donde la soledad es el perfil o causa principal del que se introduce en ese mundo".
"Estaba en casa -explica la autora- y para combatir el aburrimiento, una de las características, como la soledad, para navegar por internet, teclee la palabra 'chat' y había muchas personas, más de las que se pudiera imaginar, que estaban al otro lado; gente adulta que en su vida serían personas serias con toda clase de responsabilidades que querían conocer gente nueva, pero sin querer dar el siguiente paso de verse físicamente, solo on line".
Este tema despertó la curiosidad de la periodista que quiso tirar del hilo para saber más de la soledad de estas personas. El escritor y sociólogo Vicente Verdú, dice que "la soledad es la plaga del siglo XX".
"Internet es el paraíso para los inseguros que son incapaces de mirarse en el espejo y resolver sus problemas y se pasan horas encerados en una habitación frente de una pantalla, porque son anónimos y no tiene que dar explicaciones a nadie", precisa la autora.
Un vida virtual, de representación y máscara, en la que se practica también el onanismo tecnológico, como dice la autora, "que considera que no es bueno reducir el sexo al ciberespacio."El sexo es anónimo y rápido en el red, ya que puedes acceder a ello en un segundo en un chat de contenido sexual, pero no se llega al contacto físico".
La pantalla sirve para travestirse dice esta profesional que en algunos momentos de la investigación ha pasado miedo y en algún otro momento ha tenido que ocultar su condición de periodista.
"Las tecnologías han transformado nuestras vidas. Ahora por un teléfono que llevamos en el bolsillo nos pueden localizar las 24 horas del día y creo que Internet es uno de los mejores inventos pero todo tiene que tener un justo punto y no ser esclavo de ello porque la red tiene un efecto hipnótico".

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