BARCELONA.- El periodista Javier Espinosa, que fue el último reportero español en
abandonar Homs (Siria), ha defendido la necesidad de trabajar sobre el
terreno "a pesar del riesgo" porque la información que llega de zonas
conflictivas a través de internet "no siempre es fiable", según el
corresponsal.
Espinosa ha recibido el Premio de Periodismo Miguel Gil Moreno por su labor como corresponsal de El Mundo en Siria, país que tuvo que abandonar el pasado mes de marzo tras sobrevivir al ataque que se cobró la vida de la periodista estadounidense Marie Colvin, del 'Sunday Times', y del fotógrafo francés Remi Ochlik, de la revista 'Paris Match'.
A pesar de los riesgos evidentes que conlleva la labor periodística en zonas de guerra, Espinosa ha defendido la necesidad de que "entren periodistas a Siria" porque "es la única manera de discernir entre lo que es propaganda y lo que es realidad".
Espinosa ha lamentado que los medios de comunicación no estén
enviando periodistas a este país y que, "en estos momentos", se esté
recibiendo "más información por youtube, facebook y las redes sociales
que de corresponsales".
"En una guerra los dos bandos lanzan propaganda manipulada por intereses políticos. Actualmente esa propaganda se lanza por la red, y la única manera de saber lo que está pasando realmente es estar allí", ha insistido.
A lo largo de su larga trayectoria profesional, Espinosa ha comprobado que España es uno de los países occidentales que menos corresponsales envía a zonas conflictivas y que el número de 'free-lance' españoles también es sensiblemente inferior al de otras nacionalidades.
En su opinión, la causa es "el gran desinterés que existe en España por la información internacional, legado de la época de la dictadura, cuando España se encerró en sí misma".
Espinosa, que ahora vive en el Líbano, está sorprendido de "la
cantidad de páginas que dedican los periódicos españoles a la crisis
europea, mientras hay matanzas en Siria y otros lugares que ni siquiera
aparecen".
No obstante, "la indiferencia es un mal que afecta a todo Occidente" y que se basa "en la falsa percepción de que lo que pasa lejos no nos afecta".
"En realidad sí que no afecta -ha añadido- porque el conflicto de
Siria puede redefinir Oriente Próximo y puede generar legiones de
fundamentalistas, como ocurrió en Iraq, que después de la crisis siria
buscaran otro objetivo".
A pesar de la lamentable situación de Siria, las revueltas que se han
sucedido en los países del área y que se conocen como la Primavera
Árabe han sido "muy positivas porque han logrado romper con el
maniqueísmo y el sectarismo que se instauró después del 11-S", según el
corresponsal.
"Las primaveras árabes están cambiando la visión que tiene el mundo
árabe de Occidente. Muchos islamistas están viendo que de Occidente no
sólo vienen agresiones, como la guerra de Iraq, la de Afganistán o la de
Palestina, sino también ayuda, ya que en Libia les ayudaron a
desembarazarse de un dictador", ha señalado.
Asimismo, "en Occidente estamos empezando a entender que no todos los musulmanes con barba quieren cortarnos la cabeza, sino que algunos lo único que quieren es practicar su religión en libertad, y sin imponérsela a nadie", ha añadido.
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