PARÍS.- "Tenemos la impresión de que oficialmente se está permitiendo que Charlie Hebdo
ataque a la ultraderecha católica pero que no podemos burlarnos de los
fundamentalistas islámicos". Las palabras de Stéphane Charbonnier,
director del semanal satírico tras la polémica que ha suscitado en
Francia la publicación de varias caricaturas de Mahoma, ha reabierto el eterno debate sobre la laicidad del Estado y la libertad de expresión, a juicio de 'Público'.
Charbonnier
hizo una reflexión durante una entrevista con la agencia Reuters
muy interesante: "Todo el mundo actúa por temor y eso es exactamente lo
que quiere un pequeño grupo de extremistas que no representa a nadie:
hacer que todo el mundo tenga miedo, encerrarnos a todos en una cueva".
El
Gobierno de François Hollande está tratando de gestionar la situación
con cautela. Desde ayer se ha encargado de recalcar que la libertad de
expresión es uno de los pilares básicos de la República francesa, pero
también está apelando al sentido de responsabilidad de los medios para
evitar que la volatilidad que han sufrido algunos países árabes durante
la semana pasada por la difusión de parte de un vídeo en el que se
ridiculizaba al profeta, pueda trasladarse a las calles de Francia, en
especial a las banlieues.
"Vivimos
en un país en el que la libertad de prensa es sagrado, en el que el
principio de la laicidad debe ser respetado [...] Al estar en un país
libre cada uno tiene la responsabilidad de medir del modo adecuado el
mensaje que quiere transmitir", dijo el ministro de Asuntos Europeos,
Bernard Cazeneuve, en una entrevista con iTélé.
Desde
la oposición conservadora de la Unión por un Movimiento Popular, sin
embargo, se ha optado por exigir más responsabilidad a los medios
asegurando que este tipo de publicaciones pueden suponer un peligro para
los franceses en el extranjero.
"Estamos en un contexto de
grandes tensiones en Oriente Medio y oriente Próximo por lo que hay que
tener mucho cuidado y evitar caer en lo que podría considerarse como
provocaciones y traducirse en actos de violencia que afectarían
directamente a los intereses franceses y, sobre todo, a las personas que
vivien en esos países", dijo ayer el secretario general de la UMP,
Jean-François Copé.
Por su parte, Jean-Luc Mélénchon quiso
subrayar que "hay muchos musulmanes que creen que dios no se ha inmutado
por lo que ha publicado Charlie Hebdo
y otros que sí. Estos tienen todo su derecho de expresar su punto de
vista y manifestar su descontento partiendo de la base de que todo el
mundo está ejerciendo su derecho. Ya sea la burla, la caricaturización o
la manifestación, siempre respetando la ley".
El líder del Frente de Izquierdas avisó, eso sí, de que asumir que va
a haber episodios de violencia por unas caricaturas es subestimar al
mundo musulmán. "Es cierto que los dibujos son una ofensa para las
convicciones de algunos de nuestros ciudadanos pero ¿por qué tenemos que
dar por sentado que todos los musulmanes del mundo van a ser a partir
de ahora antifranceses por tres viñetas? ¿Estamos diciendo que los
musulmanes no saben diferenciar lo que es un ataque de lo que no lo
es?", se preguntó.
La publicación de las
caricaturas dio la vuelta al mundo y se produjeron reacciones incluso
desde la Casa Blanca. "Sabemos que estas imágenes serán profundamente
ofensivas para muchos y que tienen el potencial de generar descontento.
Pero hemos hablado reiteradamente sobre la importancia de respaldar la
libertad de expresión que está consagrada nuestra Constitución", dijo el
portavoz estadounidense Jay Carney. "En otras palabras, no cuestionamos
el derecho de que algo como esto sea publicado, simplemente
cuestionamos el criterio detrás de la decisión de publicarlo", agregó.
Organizaciones
y países musulmanes han sido muy críticos con las viñetas. La
Asociación Siria por la Libertad, que se presenta como una ONG que
defiende al pueblo sirio y los derechos humanos, se querelló ayer
contra la revista satírica por "provocación pública a la
discriminación, al odio o a la violencia nacional, racial o religiosa";
se han producido manifestaciones en Pakistán e Irán y en la ciudad
libanesa de Sidon, alrededor de 10.000 personas se congregaron en una
marcha organizada por el grupo chií Hezbolá para protestar contra el
filme y las viñetas, al grito de "¡Suficiente humillación!" y "¡Muerte a
Estados Unidos! ¡Muerte a Israel!".
Por otro lado, la Organizacización de la Cooperación Islámica (que
representa a 57 países musulmanes) empezó a promover ayer una iniciativa
para introducir en el derecho internacional el delito de blasfemia y
desde la Conferencia de Imanes de Francia, su presidente Hassen
Chalgoumi, llamaba a la calma en una entrevista en Le Figaro, aunque
vertió toda la responsabilidad de lo que pueda suceder en los hombros de
la revista: "Hemos hecho todo por rebajar la tensión y esta revista,
por inconsciencia o para aumentar sus ventas, la reaviva en el peor
momento. Que no se equivoquen: les tocará asumir su responsabilidad por
los daños que puedan ocasionarse. Detrás de cada edificio quemado, cada
persona agredida o muerta, ellos tendrán que asumir su responsabilidad",
dijo.
El Ejecutivo francés blindó ayer la redacción de Charlie Hebdo
y el ministerio de Exteriores anunció que para evitar riesgosdurante la
tradicional jornada del rezo, cerraría embajadas, colegios y centros
culturales en 20 países musulmanes el viernes. Hoy ya adelantó los de
las embajdas en Egipto y Túnez donde además aumentó el dispositivo de
seguridad.
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