domingo, 14 de octubre de 2012

Periodismo en soledad / Rafael de Loma *

Nunca el periodismo, considerado como una profesión multidisciplinar que abarca tantas especialidades y toca tantas sensibilidades, había sufrido en sus carnes un ataque tan feroz, tan injusto, tan desproporcionado como el que padece hoy día. No me refiero exactamente a los medios de comunicación, que también (y de eso quiero hablar), sino especialmente a quienes los producen, los imaginan, los crean. Hablo de periodistas, informadores, productores, cámaras, realizadores, técnicos. Me refiero a las personas que integran uno de los colectivos de los que más se habla, se cuestiona, se discute y se critica. 

El lector argumentará, con toda la razón del mundo, que al periodismo le ocurre como al resto de las profesiones y que no tiene por qué ser una excepción en la consideración de la crisis por la que atraviesa. A todos los sectores y colectivos, sin excepción, los están destrozando, pero nosotros, la profesión que más se mira al espejo, vamos más a lo nuestro, cuando en realidad, si hubiera unión y solidaridad auténtica, habría que predicar a favor de los demás; de los trabajadores a los que también echan despiadadamente; a favor de los pequeños y medianos empresarios que están soportando lo peor de la crisis y nadie les defiende. A favor de la clase media, en todas sus variantes de estatus sociales, que ven cómo se degrada su modo de vida, cómo se pierden sus derechos sociales. Tendríamos que exigir el cese inmediato de la política de ajuste y asfixia de este gobierno que lo encarece todo, que aumenta el paro, que nos ha hecho abandonar el club de los países modernos. Pero, sobre todas las cosas, tendríamos que hacer lo imposible por detener la cascada imparable de cierre de medios de comunicación, porque sin ellos los periodistas no somos nada.

Pensemos en que la fuerza del periodismo está en los medios. Un periodista en sí mismo es un francotirador de la información sin grandes posibilidades de éxito real en sus andanadas. Ni el más brillante de los periodistas tiene la fuerza que tiene el medio en el que ejerce. No ocurre igual en otras profesiones. El médico se vale por sí mismo para el ejercicio pleno de su especialidad. Y el abogado, el profesor, el fontanero, el filósofo, el decorador, el pintor, el arquitecto, el ingeniero. Pero no el periodista ni algunos otros profesionales que deben trabajar siempre en equipo. 

El valor del periodista radica en el equipo del que forma parte, que lo refuerza y da valor a su trabajo, como ocurre, por ejemplo, con los futbolistas. Messi no sería el mejor jugador del mundo si no estuviera integrado en un equipo como el Barça. Un periodista, en solitario, puede ser brillante e influyente en su blog, pero no será tenido en cuenta por los poderes públicos de la misma manera que lo sería si su trabajo formara parte del contenido de una cabecera. En cuanto al valor periodístico en las redes sociales está claro: es disperso e ineficaz.

No confundamos Periodismo y Prensa. El periodismo es el ejercicio de la profesión. La Prensa es el instrumento social, la herramienta, de la opinión pública en su control del poder establecido. Es preciso salvaguardar a toda costa la existencia de los medios de comunicación. Periodistas somos bastantes. Y ahora más, con la legión de indocumentados que brotan como chinches del twitter y del facebook. Sin medios en los que reforzarnos, cuantos más periodistas seamos más solos estaremos.

(*)  Periodista profesional, afincado en la Costa del Sol desde 1967, aunque nació en Ceuta, donde inició sus tareas periodísticas

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