¿Cuándo fue la última vez que leíste una noticia en un medio digital y
terminaste irritado? No hace mucho, ¿verdad? No me refiero en este caso
a la endeblez de ciertos contenidos -que también-, sino a la forma tan
desesperantemente torpe de presentarlos. De tanto ver repetidos esos
despropósitos, he empezado a pensar que algunos redactores de internet
los cometen a posta. Algunas noticias, ciertamente, parecen escritas con
el fin de exasperar al lector. Y a fe que lo consiguen. Al menos,
conmigo suelen acertar de pleno.
Si quieres aprender las mejores formas de sacar de quicio a cualquier internauta, aquí van cinco maneras infalibles:
1. Toma a tu lector por idiota
Y procura que lo note. Intenta por todos los medios que perciba que lo consideras tonto, que lo quieres manipular.
Si, por ejemplo, tu objetivo es que haga clic en cierto enlace,
pónselo justo al principio del texto. No te preocupes si el lector
deduce que no te importa que lea el artículo, que lo que buscas de
verdad es que haga clic en ese enlace. Tú limítate a colocar el
enlace nada más empezar el texto, para que haga clic. Por si no lo
consigues al primer intento, insiste y coloca el mismo enlace en el
párrafo siguiente. Y por si tampoco pica a la segunda, repítelo una
tercera vez.
¿Te parece exagerado? Pues algunos medios digitales, no precisamente pequeños, lo hacen. Toma nota, chaval:
Si a la tercera repetición del mismo enlace tampoco has conseguido tu
propósito, recuerda que siempre te queda la opción de ponerle una
pistola en la sien y susurrarle: “Haz clic, que sé dónde vives“. Solo una pega: esto último ya es delito.
Bueno, ahora que lo pienso, lo de repetir varias veces el mismo enlace también es un crimen. Hipertextual, para más señas.
_______________
2. Haz la vida imposible a los miopes
Esfuérzate todo lo posible en que los enlaces apenas se distingan
cromáticamente del texto. Convierte tus noticias en ejercicios de
agudeza visual.
Te pongo un ejemplo muy logrado. A ver si eres capaz de superar la
siguiente prueba. Pero ojo, no vale hacer trampas y mirar lo que viene
más abajo. Te haré una pregunta y tendrás tres segundos -¡solo tres!-
para responderla. Es el tiempo que habitualmente invertimos los
internautas en dar un vistazo a una web. La pregunta es esta: ¿cuántos enlaces tiene esta noticia?
¿Y bien? ¿Cuántos enlaces has visto?
¿Dos? ¿Has dicho dos?
Te dejaré una lupa, por si prefieres recapacitar tu respuesta:
Si has sido capaz de identificar tres enlaces al primer vistazo,
enhorabuena. Has superado una dura prueba óptica y puedes ahorrarte la
próxima revisión de tus dioptrías. Pero ahora piensa si tu padre o tu
abuelo serían capaces de superar esta prueba de agudeza visual igual que
tú.
_______________
3. Convierte tus textos en una yincana tipográfica
Haz que tú lector sufra con la lectura. Si a ti te costó tanto
escribir esos párrafos, es justo que tu lector padezca también lo suyo.
Hay muchas formas de conseguirlo. Escribir con una gramática parda
es un método infalible, bien lo sabes. Cuántas noticias encuentras con
inconcordancias, anacolutos y descuidos sintácticos y léxicos de todo
pelaje. Esa escritura obtusa
ayuda mucho a que el lector sufra. Pero hay otros caminos igualmente
eficaces para desesperar a tu lector. Para explorarlos, no tienes más
que jugar un poco con el botón de las letras en negrita, por ejemplo.
Te propongo una puñetería que nunca falla. Si has escrito un párrafo
largo, emborrónalo todo lo que puedas con negritas. Mete negritas por
aquí y por allá. Haz de tu texto un revuelto de letras bien negras,
como si fuera una cazuela de chipirones en su tinta. Esta faena, además,
permite que te escudes en una coartada: siempre podrás invocar que lo
has hecho obligado por una de las reglas inquebrantables del SEO. Ya sabes, esa que dice que conviene resaltar palabras con <b> o con <strong> para mejorar el posicionamiento de la página.
Con suerte, tu párrafo se parecerá a este, todo un culmen de esta modalidad de tortura al lector:
¿Te duelen los ojos de tanta negrita? Bien. Pues recuerda que esto se
puede hacer todavía más cruel: ¿por qué no combinar las negritas y los
enlaces? Tú mete negritas y mete enlaces. Colócalos uno detrás de otro,
sin parar. Conseguirás que tu lector te aborrezca en menos de tres
párrafos.
Si lo anterior te parece poca faena, puedes probar también con otra
variante más exagerada: los enlaces kilométricos. Cuanto más largos,
mejor. Nada de enlacitos de una sola palabra o una breve
expresión. ¡Quia! Esas ridiculeces son para cobardes. Tus enlaces
merecen mucho más espacio: ¡alárgalos un párrafo completo!
_______________
4. Publica ‘timonoticias’
Como siempre te repite el gerente de marketing, lo importante para tu medio es sumar peichvius.
Todo lo demás importa poco. Olvídate de la información con la que
rellenas las páginas; lo prioritario es que tu lector pique en una
noticia más. Por eso, no te importe que tus textos sean tan tan tan
breves que el lector se pregunte cómo ha podido ser tan imbécil de hacer
clic.
Aprende cómo lo hacen aquí: dos párrafos de un par de líneas y… ¡alehop!, ya tienen noticia.
Por si tienes dudas de que esta es una buena
técnica para cabrear al personal, te reproduzco el primer comentario
que recibió esta sesuda y elaboradísima información:
En esta categoría de las timonoticias
digitales puedes probar con otro modelo clásico: el de las noticias que
anuncian el lanzamiento de un nuevo sitio web y -oh, casualidad- olvidan
incluir el enlace a ese sitio. Son esas noticias que hablan de todo lo
secundario – en qué garaje californiano se ha ideado el nuevo servicio,
cuántos usuarios únicos suma en Wisconsin, qué opina la cuñada del
consejero delegado…-, pero olvidan lo principal: ¡un miserable enlace al
sitio! Lo confieso: desde hace años, este tipo de tomadura de pelo me revienta especialmente.
_______________
…y 5. Si quieres cabrear del todo, indica dónde hay que hacer clic
Incluso alguien que jamás ha publicado nada en internet sabe que los enlaces sirven…, ejem, para enlazar.
Así pues, si quieres mosquear definitivamente a tu lector, te
propongo la técnica más simple y efectiva para martirizarlo. Es algo así
como la gota malaya del hipertexto. Indícale una y otra vez para qué
sirve un enlace, y dile dónde tiene que hacer clic. Conseguirás que te
odie para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario