CIUDAD DEL VATICANO.- Paolo Gabriele, el ex mayordomo del papa Benedicto XVI
que está siendo juzgado por el robo de documentos sensibles, estaba en
posesión de algunos que el pontífice había marcado "para ser
destruidos", dijo el miércoles la policía en su testimonio en la corte.
Durante la tercera sesión del juicio, la policía
vaticana dijo también que el ladrón de los documentos encriptados del
Vaticano había comprometido alguna de las operaciones del pequeño país.
Además encontraron instrucciones que Gabriele había
impreso instrucciones sobre cómo ocultar archivos informáticos y usar
teléfonos móviles en secreto.
Miembros de los Cuerpos de Gendarmería dijeron que
muchos de los recortes de periódico, libros y otro material incautado en
el registro del apartamento de Gabriele mostraron que estaba fascinado
por el ocultismo, las logias masónicas, los servicios secretos y
escándalos anteriores en el Vaticano e Italia.
"(Los documentos incriminatorios) no estaban todos en
un único sitio. Estaban escondidos entre muchos miles de páginas", dijo
ante el tribunal el policía Stefano De Santis, uno de los agentes que
registró el domicilio del ex mayordomo.
Algunos documentos, añadió De Santis, llevaban la letra del Papa que los había marcado con "para ser destruidos".
El conjunto de documentos incriminatorios incluía
cartas personales entre el pontífice, cardenales y políticos sobre
varios temas.
De Santis dijo que la búsqueda permitió encontrar
"muchos más" archivos que aparecieron en un libro de un periodista
italiano sobre corrupción en el Vaticano.
"Se puede entender nuestra inquietud cuando vimos estos
documentos. Fue una violación total de la privacidad de la familia
papal", añadió usando un término vaticano para referirse a los
colaboradores más cercanos del Papa, que lo sirven en sus apartamentos
privados.
El juicio fue suspendido hasta el sábado, cuando se
espera que los tres jueces que examinan el proceso den su veredicto.
Gabriele, quien dijo que cogió los documentos porque
vio "el mal y la corrupción en todas partes en la Iglesia", se arriesga a
una pena de cuatro años de cárcel si es declarado culpable. Pero se
espera que el pontífice lo perdone.
Los policías que testificaron en la sesión del
miércoles también rechazaron las acusaciones que el ex mayordomo hizo el
martes de que había sido maltratado durante varias semanas tras su
arresto.
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