Al abordar este epígrafe (categoría) soy
consciente de que ni he estudiado periodismo ni estoy facultado para
opinar con conocimiento de causa sobre el mismo. Eso no me impide observar que la realidad
presentada por los medios masivos de información difieren muy
notablemente según un elenco de parámetros:
En donde vivo.
Cual és mi sensibilidad según mi área geográfica hacia los eventos que me cuentan.
Cual es mi percepción subjetiva de lo que me cuentan.
Como puedo valorar, como indivíduo concreto, lo que me cuentan.
Quienes son los que me lo cuentan.
A qué estan sujetos los que me cuentan el estado de la realidad que me exponen.
A qué presiones estan sometidos.
A quién representan políticamente.
¿Son independientes? (aunque personalmente sean subjetivos, por supuesto)
A qué entramado de poder mediático estan sujetos.
¿Dependen económicamente y substancialmente de sus ingresos provenientes de los medios?
Me atrevería a decir que el periodismo,
genuinamente no es el cuarto poder, sino, dentro de esta sociedad
pretendidamente justa, el primero.
Cuando se instauró el concepto de
Democracia en los paises Occidentales, paralelamente se instauró la
censura y la mediatización de tal poder por las, llamadme pesado,
familias de poder, hacia los informadores de ese régimen.
Si controlo la información en ambientes democráticos controlo al pueblo que cree en ellas ¿no?
La prueba mas fehaciente de esto es la
falsedad con la que se ha revestido la historia del siglo XX y más
atrás, plagada de ocultaciones de hechos y protagonismos que han
revestido nuestra percepción de esa historia y por tanto de nuestra
percepción de la realidad (que nos influye y mucho)
Los “medios” forman parte del entramado
de desinformación hacia el pueblo y muy probablemente, salvo honrosas
excepciones, propician nuestra percepción de la “realidad fabricada”.
Como ejemplo de desinformación sirva el entramado piramidal que os presento:
Complicado ¿no? pero si atendemos a los círculos negros nos damos cuenta de que estos atienden tan solo a seis corporaciones.
Aún así es complicado ¿no?
Atendamos a una síntesis (ambivalente) que nos abstrae de complejos mecanismos y protagonismos:
Es por eso que hay que prestarles
muchísima atención crítica y no “pasar de ellos” pues ellos conforman
esa percepción, y más dentro de la era electrónica y de inmediatez que
proporciona el acceso a las “nuevas-viejas tecnologías” (Internet,
IPADS, IPHONE y demás).
El artículo que os presento como
introducción a esta categoría (epígrafe) del blog definiría en sumo
grado el estado de la cuestión:
Teoría De La Agenda-Setting
La teoría de la agenda-setting postula que los
medios de comunicación de masas tienen una gran influencia sobre el
público al determinar qué historias poseen interés informativo y cuánto
espacio e importancia se les da. El punto central de esta teoría es
la capacidad de los mass media para graduar la importancia de la
información que se va a difundir, dándole un orden de prioridad para
obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia
sobre la noticia.
Del mismo modo, deciden qué temas excluir de la agenda.
Más claramente, la teoría del “establecimiento de la agenda” dice que
la agenda mediática, conformada por las noticias que difunden los
medios informativos cotidianamente y a las que confieren mayor o menor
relevancia, influye en la agenda del público.
Es decir, que los temas que son relevantes para los medios se convierten en temas importantes para el público.
La teoría de la agenda-setting
es el resultado experimental de una tesis que, a manera de metáfora,
planteó Cohen: los medios (informativos) pueden no acertar al decirnos
cómo pensar sobre un determinado tema, pero sí cuando nos dicen sobre
qué pensar.
Teoría de la Agenda Setting
La Agenda-setting conforma toda una teoría que surge a
finales de los años sesenta y se ha convertido en la teoría principal
para la explicación de la influencia de los medios de comunicación sobre
la formación de la opinión pública.
La traducción literal al castellano del barbarismo que da nombre a la
mencionada teoría “agenda-setting” sería “fijación de la agenda” o
“establecimiento de la agenda”.
Existen dos niveles dentro de la agenda setting, que corresponden a dos etapas de investigación bien desarrolladas.
-
El primer nivel se concentra en los temas: su hipótesis es que los medios nos dicen sobre qué pensar
-
El
segundo nivel investiga sobre los aspectos o atributos en los cuales
enfatizan los periodistas al informar sobre los hechos: su hipótesis es
que los medios nos dicen qué pensar
Como
Lippmann señalaba allí, los medios informativos son una fuente
fundamental de las imágenes que hay en nuestras mentes sobre el mundo de
los asuntos públicos, un mundo que para la mayoría de los ciudadanos
está «fuera de alcance, fuera de la vista, fuera de la mente».
Lo que sabemos del mundo se basa sobre todo en lo que los medios deciden decirnos.
Más específicamente, el resultado de esta visión mediada del mundo es
que elementos sobresalientes de la agenda de los medios se vuelven
sobresalientes en la mente pública.
El planteamiento definitivo de este tema, perteneciente a la
investigación social, se debe a dos norteamericanos: Maxwell McCombs y
Donald Shaw, que en 1972 publicaron el trabajo titulado “The Agenda-Setting Function of Mass-Media” en la revista Public Opinion Quaterly.
El primer nivel de la agenda setting
La hipótesis de la agenda-setting sostiene que la gente
tiende a incluir o a excluir de sus propios conocimientos lo que los
medios incluyen o excluyen de su propio contenido.
El público además tiende a asignar a lo que incluye una importancia que refleja el énfasis atribuido por los mass media a los acontecimientos, a los problemas, a las personas
(SHAW, 1979, 96)
El presupuesto fundamental de la agenda-setting es que la comprensión que tiene la gente de gran parte de la realidad social es modificada por los medios
(SHAW, 1979, 96, 101)
De
la misma manera que las rutinas productivas y los valores noticia en su
aplicación constante forman el marco institucional y profesional en el
que es percibida la noticiabilidad de los acontecimientos, la constante enfatización de algunos temas, aspectos y problemas forma un marco interpretativo, un esquema de conocimientos, un frame, que se aplica (más o menos conscientemente) para dar sentido a lo que observamos.
En otros términos,
«los
media proporcionan algo más que un cierto número de noticias.
Proporcionan también las categorías en las que los destinatarios pueden
fácilmente colocarlas de forma significativa»
(SHAW, 1979, 103)
Por
último, la hipótesis señala la divergencia existente entre la cantidad
de informaciones, conocimientos, interpretaciones de la realidad social
aprendidas de los media y las experiencias de «primera mano», personal y
directamente vividas por los individuos.
Hay
grandes «paquetes» de realidad que los sujetos no experimentan
directamente ni definen interactivamente a nivel de vida cotidiana, sino
que «viven» exclusivamente en función de o a través de la mediación
simbólica de los medios de comunicación de masas
(GROSSI 1983, 225)
Al poner el acento en esta creciente dependencia cognoscitiva de los media, la hipótesis de la agenda-setting postula un impacto directo – aunque no inmediato – sobre los destinatarios, que se evidencia en tres aspectos:
-
el establecimiento de los asuntos públicos importantes a través de la agenda del periodista y la del propio medio.
Esta
influencia de los medios se constata en el hecho de que los ciudadanos
llegan a formarse un juicio personal sobre lo que es importante
públicamente, como resultado de la mayor o menor presencia de
determinados asuntos y personalidades en los medios informativos.
O sea: “sólo parece real lo que se legitima mediáticamente, el resto de la realidad no es” (4)
-
la jerarquía de importancia y de prioridad con la que dichos elementos son dispuestos en el «orden del día»:
-
«La
manera de jerarquizar los acontecimientos o los temas públicos
importantes, por parte de un sujeto, es similar a la valoración que
operan los media de los mismos problemas, pero sólo si la agenda de los
media es valorada sobre un largo período de tiempo, como un efecto
acumulativo»
(SHAW, 1979, 102)
La
tercera forma de influencia o de impacto de los medios, requiere de una
explicación previa: a la redacción periodística de un gran medio pueden
llegar hasta mil noticias en 24 horas. Un periódico sólo puede absorber
entre 150 y 200 noticias, las emisoras de radio y TV aún son capaces de
asumir menos volumen de informaciones (2). De todas ellas,
sólo un mínimo porcentaje correspondiente al ámbito local llega a ser
realmente noticia en ese medio de gran difusión y todavía una menor
cantidad de esos acontecimientos son observados directamente por los
periodistas.
De ahí que el campo de interés de la audiencia local -léase agenda
pública local- no encuentre una sintonía con la agenda del medio de
tirada nacional.
La prensa local ha venido a cubrir ese hueco de expectativas que
salía fuera de la agenda temática de los grandes medios. Así, los
intereses informativos del público local se han visto satisfechos con
una horma adecuada, pues las dimensiones informativas anteriores le
provocaban distanciamiento y lejanía con respecto a su realidad
inmediata.
Como resultado, los medios locales han asumido el cometido de
transferir la relevancia de las noticias locales en su agenda a la de la
sociedad específica a la que surten informativamente. De esta manera, a
través de la práctica diaria de la estructuración de la realidad local,
los medios influyen en la agenda de interés de sus
lectores-oyentes-espectadores.
Surge así una nueva agenda temática en consonancia con un nuevo
soporte, el local. En ella se rehace la escala de valores en función del
entorno inmediato, y de allí surge el impacto más importante de todos:
-
la
capacidad de los medios para estructurar y organizar nuestro propio
mundo: a través de la práctica diaria de la estructuración de la
realidad local, los medios influyen en la agenda de interés de sus
lectores-oyentes-espectadores. Surge así una nueva agenda temática en
consonancia con un nuevo soporte, el local, en la cual se rehace la
escala de valores en función del entorno inmediato de las personas, lo
que les toca directamente.
La
agenda pública – donde se concentra la atención del público – puede ser
examinada en encuestas de opinión pública a través de la pregunta
ampliamente usada por Gallup:
¿Cuál es el problema más importante que enfrenta este país hoy?
Las respuestas del público a esta pregunta producen evidencia significativa del rol de agenda-setting
de los medios informativos, pues casi siempre concuerda con lo que han
publicado los medios durante las semanas en que se hacen esas encuestas.
Consecuencias de una agenda mal manejada en el primer nivel
Debido al impacto que tiene la agenda mediática en la configuración de
la opinión pública, es imprescindible que los medios incluyan una gran
cantidad de información sobre temas diversos, con el fin de que no se
presenten consecuencias negativas par la sociedad como las siguientes:
-
Comprensión parcial de la realidad social:
Los
medios sólo publican una parte de la realidad, con lo cual el público
ignora otros campos relevantes. Por ej: países en los cuales los medios
se centran en la información nacional, generan etnocentrismo, o cuando
se ignora información sobre las mujeres, el medio ambiente o sobre las
minorías, se puede generar desconocimiento e indiferencia.
-
Desinformación de la audiencia mediante la ocultación de lo realmente importante:
Los
periodistas pueden inventar la actualidad – distinto de inventar la
noticia – Ello se consigue llevando al candelero informaciones o
personajes que no debieran ocupar un lugar preferente en los medios y
desestimando, por contra, la actualidad verdadera.
El Segundo Nivel de la Agenda Setting
Existen dos niveles dentro de la agenda setting, que corresponden a dos etapas de investigación bien desarrolladas.
-
El primer nivel se concentra en los temas: Su hipótesis es que los medios nos dicen sobre qué pensar
-
El
segundo nivel investiga sobre los aspectos o atributos en los cuales
enfatizan los periodistas al informar sobre los hechos: su hipótesis es
que los medios nos dicen qué pensar
Weaver,
Graber, McCombs y Eyal, operacionalizaron la agenda en un segundo
nivel: el de las características cognitivas y afectivas de los
problemas. De la misma manera que los asuntos pueden variar en
relevancia, también los atributos sobre una misma cuestión pueden
jerarquizarse unos con otros.
Los medios no sólo canalizan la atención del público y los políticos
hacia los temas “grosso modo”, sino hacia los aspectos detallados con
los que se reconstruyen estos temas.
Tanto la selección de los hechos que captarán la atención como la
selección de atributos para pensar en estos hechos, juegan papeles
poderosos en la construcción de la agenda pública. Los medios hacen
sobresalir unos temas y unos hechos sobre otros y cada hecho, señalan
también ciertos aspectos, personas, enfoques, puntos de vista.
En el primer nivel de la agenda, la unidad de análisis de los
estudios era un hecho, una cuestión pública. Sin embargo, más allá de la
agenda de objetos, hay otro aspecto para considerar. Cada uno de estos
objetos tiene numerosos atributos, aquellas características y
propiedades que constituyen ese hecho u objeto. No sólo se nos dice
cuáles hechos son importantes sino qué aspectos son importantes en cada
hecho.
La aparición del concepto de Segundo Nivel de la agenda, pese a que
hacia finales de la década de los años 70 se dieron algunos pasos hacia
esta teoría, la explicación detallada de la idea de un segundo nivel de
agenda no apareció hasta años recientes (McCombs, 1994; McCombs y Evatt,
1995; McCombs y Campana, 1996; McCombs y Estrada, 1997).
La pregunta que McCombs, Shaw, Evats y otros investigadores empezaron a hacerse fue la siguiente:
¿hasta
qué punto nuestra opinión de un hecho o persona se forma bajo la
influencia del enfoque o del marco referencial que nos suministran los
medios de comunicación?
El primer indicio de que podía existir un segundo nivel de agenda setting
se evidenció en una investigación sobre la elección presidencial
estadounidense en 1976. Allí, Becker y McCombs (1978) encontraron una
correspondencia significativa entre la agenda de atributos de los
candidatos que señalaba Newsweek y la agenda de atributos en las descripciones que hacían los demócratas de Nueva York sobre los contendores en las elecciones.
Pero sólo hacia finales de la década de los años 90, los
investigadores empezaron a observar con detenimiento la agenda de
atributos y a plantear con seriedad la idea de un segundo nivel de la agenda setting.
Quizás uno de los trabajos de investigación que marcó el comienzo de este nuevo nivel de la teoría fue el trabajo sobre la Agenda de Atributos
en las elecciones presidenciales españolas de 1996. La proposición
central de este trabajo es que los medios influenciaban la imagen que
las personas tenían sobre cada uno de los candidatos a la presidencia.
Los tres candidatos para esas elecciones eran
-
Felipe González, quien era presidente en ese momento y era el candidato del Partido Socialista Español (PSOE)
-
Jose María Aznar, que ganó la elección como el candidato del Partido Popular (PP)
-
Julio Anguita, el candidato de la Izquierda Unida (IU)
En esta elección los aspectos sustanciales de las imágenes de los candidatos fueron analizados en cinco categorías:
-
la ideología política
-
información biográfica
-
calificación del desempeño en cargos anteriores
-
personalidad
-
integridad, que estaba basada en declaraciones explícitas de que un candidato era “corrupto” o “no corrupto”
La
hipótesis básica era que la agenda de atributos que presentan los
medios de comunicación influye sobre la percepción que tiene la gente de
los candidatos.
Para comprobarlo, estudiantes de doctorado del programa de
Comunicación de la Universidad de Navarra, realizaron una encuesta
telefónica a 363 habitantes de la ciudad de Pamplona (España).
Primero,
se comparó la agenda de atributos de cada medio de noticias con la
agenda de la audiencia primaria de aquel medio. La audiencia primaria
para cada uno de los medios de comunicación fue identificada por
respuestas a dos preguntas en la revisión que preguntó a los votantes de
Pamplona cual periódico leían habitualmente y cual programa de noticias
de TV veían.
En segundo lugar, se comparó la agenda de los medios y la agenda de
su público primario, con la agenda de atributos del competidor principal
de aquel medio.
Se encontró que la correlación entre la agenda del medio y el público
del medio era mucho mayor que con la del competidor y se hizo evidente
una altísima correlación entre lo que la gente decía de los candidatos y
lo que decía cada uno de los medios de comunicación por los cuales se
informaban.
Las pruebas estadísticas señalaron un alto grado de correspondencia
entre las agendas de atributos de siete medios de comunicación
diferentes y la agenda de atributos señaladas por los votantes con
respecto a cada uno de los tres candidatos.
Se deduce entonces que los elementos prominentes en la imagen del
mundo que señalan los medios de comunicación influyen en la prominencia
de aquellos elementos en la imagen del mundo que se forma la audiencia.
Estudios como estos, aplicados a diversos temas y asuntos, han sido
realizados en todo el mundo (se han identificado más de 300 ) y se
apoyan en la hipótesis de que el grado de énfasis colocado sobre ciertas
cuestiones en las noticias influye en la prioridad concedida a estas
cuestiones por el público (Dearing y Rogers, 1996; McCombs y Campana,
1996).
Del segundo nivel de la agenda a la Teoría de marcos (framing):
El desarrollo de las investigaciones sobre el segundo nivel de la
agenda ha encontrado compatibilidad con una gran variedad de conceptos
de comunicación y teorías contemporáneas.
La explicación de un segundo nivel de agenda puso los primeros
eslabones para uno de los principales conceptos contemporáneos: los
marcos noticiosos o news frames.
Los marcos se definen como “la idea central en la cual se basa el
periodista para la organización de la noticia”, y sugieren una visión
determinada del hecho a través de la selección de unos elementos que se
destacan o enfatizan, pero encuadrándolos en un marco específico que
arropa todo el texto.
El principal exponente de la teoría de los frames (1993) es Robert Entman,
quien señala que cuando el periodista enmarca los hechos, selecciona
algunos aspectos de una realidad percibida y los hace sobresalir en el
texto que construye, de tal modo que promueve una definición particular
de ese hecho o problema, una interpretación causal, una evaluación moral
y/o una posible solución, que parten del enfoque del periodista.
La diferencia entre las dos teorías, el segundo nivel de la agenda y
los marcos noticiosos, se encuentra en la naturaleza de la agenda de
atributos.
En el segundo nivel de la agenda, los atributos destacados definen el
tema central del mensaje, mientras que en la teoría de los marcos, los
atributos que se destacan pueden aparecer en todas partes de las
oraciones y párrafos de la historia. El encuadre del texto hacia un
determinado enfoque se hace de manera más sutil.
Operacionalmente, es posible decir que el tema central de una
información, lo que ha destacado el periodista como lo más importante de
un hecho y que en la noticia correspondería al lead, representa el segundo nivel de la agenda setting. Por su parte, el enfoque que el periodista le ha dado al hecho, el frame
en el cual lo ha enmarcado, se evidencia a lo largo de todo el relato,
en los diferentes atributos que el periodista ha destacado en cada uno
de los párrafos del texto.
Las investigaciones sobre el tema, han revelado que los enfoques también influyen sobre la opinión pública.
Peligros de un mal manejo del segundo nivel de agenda setting
-
Creación de prejuicios en la sociedad:
Al
destacar unos atributos de los hechos y las personas, los medios
configuran la percepción que tenemos sobre esos hechos o personas, se
positiva o negativamente. Cuando de una población o hecho se destacan
sólo aspectos negativos, se genera rechazo, miedo, disgusto ante esa
realidad. Por ejemplo, los reinsertados, los desplazados, los
colombianos a los ojos del mundo. Cuando sólo se enfatiza en lo
positivo, se puede crear un endiosamiento del personaje, que no
corresponde a la realidad.
-
Manipulación de la sociedad:
Cuando
el periodista no investiga y se queda con el registro taquigráfico de lo
que una fuente le dice, sin contrastar la información, puede estar
siendo manipulado para que destaque unos atributos del hecho que
convienen a la fuente interesada. Por ejemplo, la noticia sobre la mala
administración de la embajadora en Brasil, no se consultó a la
implicada. Al final, la imagen del mundo que se le da a las personas es
justo la que las fuentes interesadas quieren. Eso al final, lleva a
desenlaces que no debieron ser.
Impactos de la Agenda Setting en sus dos niveles
-
Lo que no entra en la agenda de los medios NO existe.
-
Los
aspectos que seleccionan y en los que ponen su atención los medios
afectan la percepción que tiene el público respecto de estos asuntos.
-
Determinar
el modo en que se encuadra un asunto –establecer las normas básicas
para su deliberación – puede afectar significativamente el desenlace
final.
El gran papel de la agenda setting
para los medios informativos: identificar los asuntos más importantes
del día y la agenda completa de atributos de esos asuntos.
Eso implica investigar más, pero también informar mejor.
Bibliografía