MADRID.- Su padre, militar del ejército belga, murió en un
bombardeo de la ONU en el Alto Katanga (Congo). Él, que también había
sido soldado, cambió de oficio pero no de vocación, ya que su llegada al
periodismo fue en realidad una coartada para no abandonar lo que
siempre le había apasionado: la guerra.
Congoleño y blanco; soldado y más tarde periodista. Todo eso era Yves Debay,
caído el pasado jueves en Alepo (Siria) en circunstancias no
esclarecidas del todo, ya que fue abatido por un francotirador del que
no se sabe el bando.
Debay era toda una institución en Francia, país del que adoptó su
nacionalidad. Como militar luchó en las filas rhodesianas contra las
guerrillas de Robert Mugabe. Después cambió el fusil por la cámara de
fotos y la máquina de escribir, con las que se adentró en conflictos
como la Guerra del Golfo, Afganistán, Irak y la reciente guerra civil en
Siria. Primero como fotógrafo y más tarde como cronista, no hubo guerra
en la que no estuviera en las dos últimas décadas. Más tarde llegó a
fundar la revista Assaut.
Como le sucede a todos los que mueren con las botas puestas, Debay se
convertirá en mito, aunque él ya era una referencia en el periodismo françafrique. También se dio a conocer en el periodismo español cuando comenzó a colaborar en la revista Defensa, fundada por uno de los grandes del periodismo nacional, Vicente Talón. De aquella época destacan sus reportajes sobre la Legión Extranjera, recuerda 'La Gaceta', de Madrid.
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