domingo, 10 de febrero de 2013

El periodista como enemigo / Soledad Calés

Como muchos analistas habían previsto, lo que ha surgido tras la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría es un mundo multipolar con conflictos de baja o media intensidad. Enfrentamientos entre países, entre etnias y entre religiones que tienen como consecuencia un reguero de muertes. A estos incendios puntuales hay que añadir el terrorismo de Al Qaeda, que golpea a través de múltiples franquicias en diversos países, y otra guerra no menos lacerante, la que sostienen los Estados de derecho contra los traficantes de armas, de drogas o de personas, que también se cobra un gran número de víctimas.

En el escenario de todos estos conflictos trabaja el periodismo, listo para cumplir con su cometido de explicar lo que ocurre. Pero buscar y explicar la verdad entre tanto odio, tantas armas y tantos intereses enfrentados se ha convertido en una actividad de altísimo riesgo. Los periodistas no son ya únicamente víctimas del fuego cruzado, de las balas perdidas. Son tambien un objetivo buscado. La información y la propaganda son utilizadas como arma de guerra en muchos conflictos; por eso muchas veces el periodismo independiente es considerado por los bandos en liza como un enemigo a batir.

El número de periodistas muertos o perseguidos no ha parado de crecer en los últimos tiempos. 2012 ha sido un año terrible para el periodismo, uno de los más negros desde que en 1995 se creó el registro de víctimas. Hasta 90 periodistas fueron asesinados, cerca de 300 encarcelados y muchos otros están en el exilio o amenazados.

Las intimidaciones se extienden ahora a cualquier ciudadano que haga uso de las redes sociales para difundir información: 48 internautas fueron también asesinados en 2012 por su actividad informativa en la Red. Internet se ha convertido en un gran enemigo para los regímenes totalitarios, que no se limitan a perseguir periodistas, sino que intentan establecer controles sobre lo que se difunde en la Red y sobre operadores como Google. En estos momentos hay 40 países cuyos gobiernos ejercen algún tipo de censura en el mundo digital. No se dan cuenta de que Internet es un inmenso espacio abierto y que no podrán ponerle puertas al campo.

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