domingo, 17 de febrero de 2013

El periodismo goza de mala salud de hierro, según Ernesto Sáenz de Buruaga

MADRID.- "En España hay falta de respeto y tolerancia. La idea de las dos Españas sólo favorece a una y no es la mejor ni tampoco la peor. Cada lector de periódico, radioyente o televidente sabe dónde está y busca confirmar sus ideas cuando se las cuentan a la hora de elegir un medio. El periodismo goza en la actualidad de una mala salud de hierro".

La marca registrada de estas opiniones es de Ernesto Sáenz de Buruaga, un burgalés de 56 años que se ha curtido en la profesión periodística entre micrófonos y cámaras.
 Buruaga, actualmente al frente de "La Mañana" (06:00-12:00 horas) en la Cadena COPE, junto a Javi Nieves, desgrana la actualidad de los medios de comunicación -que atraviesan una profunda crisis de negocio y económica-, y la política -con la sombra alargada de continuos presuntos casos de corrupción presente-.
La vida de lunes a viernes para este hombre, que ha pasado por algunas radios y televisiones autonómicas privadas y públicas, por la Cadena SER, por Radio Nacional de España (RNE), por Televisión Española (TVE), por Antena 3 Televisión y ahora la COPE, comienza a las 04:30 horas y termina bien entrada la tarde.
Una jornada laboral y una profesión en la que no cabe la rutina y en la que "cada día es diferente y especial. Esto o se vive con pasión o no se vive, y a mi me apasiona".
Con tanto apasionamiento vive la profesión que no se plantea en que medio se encuentre -radio, televisión o escrito- porque "sólo difiere la forma de contar las cosas", y por ello "no me planteo dónde sino lo que cuento y cómo lo cuento".
Sobre la posibilidad de regresar a la pequeña pantalla -la última vez que la "probó" fue hace varios años estando en Telemadrid- se muestra rotundo: "nunca digas nunca jamás. No lo descarto".
No duda tampoco a la hora de definir qué dotes hacen falta para ser un buen comunicador. "Que te apasione lo que haces. Trabajar hasta el último detalle y que la gente a la que te diriges te entienda".
En relación a la actualidad de los medios de comunicación, Sáenz de Buruaga opina que "goza de una mala salud de hierro, dentro de una durísima crisis económica donde muchos no pueden trabajar en lo que más les gusta".
Y sobre el camino hacia el que se dirigen, ahí ya no está tan seguro y admite que mientras pase algo en algún sitio y se cuente por un profesional, "la rueda seguirá girando".
Eso si, cree que los medios de comunicación no desaparecerán y repite que nunca ha dejado de escuchar que la televisión iba a matar a la radio y, sin embargo, "sigue viva y coleando"; solo es cuestión de adaptarse a los nuevos tiempos porque "sin medios no hay información".
Unos nuevos tiempos tecnológicos con los que mantiene una relación "maravillosa y reconfortante", a base de "escribir con pluma y trabajar con el ordenador".
A la hora de elegir un medio y la relación del ciudadano con el mismo está convencido de que cuando lee un periódico, escucha una radio o ve una televisión, "sabe donde está y busca confirmar sus ideas cuando se las cuentan".
Sáenz de Buruaga no elude la actualidad política.
Tras opinar que en España falta respeto y tolerancia y que la idea de las dos Españas solo favorece a una y no es la mejor ni tampoco la peor, piensa que cuantas más dudas genere la política peor para los ciudadanos.
"Pero tampoco estamos libres de pecado. Aquí nació El Lazarillo de Tormes", apostilla.
Considera que no hay duda alguna de que estamos en los momentos más bajos de confianza política y que los primeros que deben dar ejemplo son los políticos, ya que "para eso les hemos elegido y la honradez se les debería suponer. Han conseguido que no supongamos nada. Pero cada cual debe dar ejemplo en el ámbito donde se mueva".
Para despedirse remata la cuestión explicando que la crisis es de todos en el terreno de la ética y de la estética, y estimando que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cumplirá su mandato hasta el final porque una mayoría absoluta es un mandato de los ciudadanos.
"Luego llegará la hora de valorar lo que ha sucedido y votar. Lo malo es que muchos ya saben lo que votarán dentro de tres años pase lo que pase", concluye.

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