viernes, 24 de mayo de 2013

Un documental sobre WikiLeaks aborda la compleja personalidad de Assange

LOS ÁNGELES.- El fundador de WikiLeaks Julian Assange puede reivindicar ser un campeón de la transparencia, pero cuando un director de cine con un Oscar quiso sacar a la luz su ascenso a la fama tras publicar cables diplomáticos de Estados Unidos en su sitio web, Assange no estaba demasiado contento.

Alex Gibney se dispuso a descubrir la historia detrás de Assange, de 41 años, y el sitio web que fundó en 2006 para filtrar información clasificada enviada por fuentes anónimas, pero recibió poca cooperación del ex pirata informático.
"We Steal Secrets: The Story of WikiLeaks" explora cómo la web facilitó la publicación de miles de documentos clasificados del Gobierno de Estados Unidos, entre ellos cables diplomáticos y del ejército sobre las guerras de Irak y Afganistán.
Para recrear la historia de WikiLeaks, Gibney quiso entrevistar a Assange, pero lo encontró difícil de persuadir y decidió realizar el filme sin él.
El director habló varias veces con Assange fuera de cámara y dijo que se formó una imagen de un personaje complejo.
"Si lo pillas en momentos desprevenidos, puede ser un ser humano terriblemente encantador, autocrítico y realmente cautivador", dijo Gibney.
Pero cuando Assange sintió que la conversación se convertía en una entrevista oficial, Gibney dijo que se mostró reacio a "darme el tipo de reflexiones honestas que habrían sido tan importantes (para el filme".
Cuando Gibney decidió filmar el documental sin la participación de Assange, dijo que el fundador de WikiLeaks no se lo tomó bien.
"Se compara a sí mismo como a un marionetista, el que tira de los hilos de los medios. Creo que se tomó como una ofensa la idea de que yo era independiente", dijo Gibney, añadiendo que Assange había pedido en un momento dado ser pagado por su participación.
"Dijo que la tasa de mercado para una entrevista con él era de un millón de dólares. No quise preguntar qué mercado era ese", dijo Gibney con risa.
Gibney dijo que Assange le había pedido conocer lo que otros entrevistados decían sobre él en el documental, algo que encuentra "muy irónico".
"Se supone que (WikiLeaks) es una organización transparente, y me estaba pidiendo que me relacionase con él como si fuéramos dos espías", dijo.
Gibney, de 59 años, se ha convertido en un prolífico documentalista en la pasada década, logrando alabanzas generalizadas por sus oportunos filmes como en 2005 "Enron, los tipos que estafaron a América" y la ganadora de un Oscar en 2007 "Taxi to the Dark Side".
El director se acercó a WikiLeaks con la idea inicial de que era una historia como la de "David y Goliat, siendo David Julian Assange", pero en el transcurso del rodaje de dos años, Gibney vio que la historia de WikiLeaks era tan compleja como su fundador.
El momento del estreno del filme no podía ser más oportuno, ya que el soldado estadounidense Bradley Manning, acusado de filtrar documentos clasificados a WikiLeaks, está previsto que comparezca ante un tribunal el 3 de junio. Podría enfrentarse a cadena perpetua.
Sin haber podido entrevistar a Manning para el documental, Gibney acudió a fuentes como amigos o ex compañeros de Manning, y al hacker Adrian Lamo, quien dio al FBI el registro de los chats en el que Manning confesaba que había pasado información clasificada a WikiLeaks.
Gibney dijo que pensaba que mientras que Assange se había convertido en un famoso con WikiLeaks, Manning es un "chivo expiatorio".
"Ha confesado la filtración. Pero esos cargos más graves que el Gobierno trata de ponerle, de ayudar al enemigo, conllevan una posible sentencia de muerte. Para mí, eso es excesivo", dijo Gibney.
Gibney también acudió al director australiano Mark Davis por imágenes de Assange antes de que fuera famoso; Davis había seguido al fundador de WikiLeaks antes de la filtración sobre la guerra de Afganistán, que llevaron a Assange y su web a los titulares de todo el mundo.
Las imágenes de Davis mostraban a un Assange más cándido, y Gibney encontró también grabaciones domésticas de Islandia que mostraban al fundador de WikiLeaks menos en guardia, incluso bailando.
En el rodaje, la propia historia de Assange se desarrolla con la de WikiLeaks, culminando en su entrada en la Embajada de Ecuador en Londres para evitar su extradición a Suecia, donde dos mujeres lo acusan de violación y abusos sexuales.
Gibney logró que una de las acusantes, la ex voluntaria de WikiLeaks Anna, participe en su filme.
"(Assange) es experto en responsabilizar a otros.... Pero nunca ha querido que nadie le responsabilice a él. No puede soportar que nadie le diga que se equivoca, y por lo tanto rechaza su responsabilidad por esas acusaciones sexuales en Suecia", dijo Gibney.
"Creo que el orgullo es su perdición", dijo Gibney. "Se hizo imprudente. Comenzó a imaginar que la agenda de transparencia y Julian Assange eran lo mismo. Y ese es un lugar muy peligroso", dijo.
Aunque Assange no ha visto el documental, el fundador de WikiLeaks y sus seguidores, entre ellos el periodista John Pilger y el director de cine Oliver Stone, "denunciaron" el documental tras su estreno en el festival de Sundance en enero, dijo Gibney.
"La respuesta en torno a las críticas de Julian han sido una clase peculiar de tribalismo", dijo Gibney. "Como si de algún modo Julian debería estar por encima de las críticas o por encima de la ley. Y encuentro eso inquietante", dijo.

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