WASHINGTON.- El secretario de Justicia y fiscal general de Estados
Unidos, Eric Holder, justificó hoy el espionaje a periodistas de la
agencia AP por la gravedad de la filtración que su departamento estaba
investigando.
"Era una filtración muy seria; muy, muy seria", repitió Holder en una
rueda de prensa en la que precisó, no obstante, que él se separó de la
investigación desde el principio, para no incurrir en ningún potencial
conflicto de intereses, dado que él mismo había sido interrogado
previamente por el FBI a propósito de AP.
"Es una de las dos o tres filtraciones más serias que he visto", que
"puso en peligro la vida de estadounidenses" y que requería "una acción
muy agresiva" para tratar de descubrir al responsable del soplo, aseguró
Holder.
El secretario de Justicia dijo desconocer los detalles de la
investigación, que fue llevada a cabo por el FBI bajo la dirección del
fiscal federal del Distrito de Columbia, y con la supervisión del fiscal
general adjunto, James M. Cole.
El requerimiento para obtener las llamadas telefónicas realizadas por
los periodistas de AP fue decidido por Cole, "en conformidad con los
reglamentos y políticas del Departamento de Justicia", dijo Holder,
quien se mostró seguro de que se había respetado la ley.
Sin embargo, la acción de la Administración ha levantado una enorme
polémica en EEUU, porque fue llevada a cabo en secreto, sin dar a la
agencia investigada la oportunidad de rebatir las sospechas, y por la
gran cantidad de datos recabados.
Según reveló ayer la propia agencia de noticias, los investigadores
federales recopilaron información de al menos 20 de sus líneas
telefónicas en abril y mayo de 2012 sobre las llamadas salientes desde
sus oficinas en Nueva York, Washington y Hartford (Connecticut).
Centenares de periodistas utilizaron en ese tiempo esas líneas, y los
investigadores se hicieron con todas las conversaciones que pudieron
haber tenido con sus fuentes de información.
Las organizaciones profesionales han denunciado unánimemente el daño
que esto supone para el sistema democrático, porque suprime la
confidencialidad que está en la base de la investigación periodística
independiente.
El presidente y consejero delegado de AP, Gary B. Pruitt, calificó
ayer la acción del Departamento de Justicia de "intrusión masiva y sin
precedentes" en las actividades de la agencia.
Ronald Machen, quien trabaja para el propio departamento en
Washington, fue quien reveló a AP en una carta el pasado viernes que la
fiscalía federal había obtenido las grabaciones, sin explicar el porqué
de la obtención de los datos.
Según revelaron varios medios hoy, Machen dirige una investigación
sobre la filtración de información secreta acerca de un complot de la
red terrorista Al Qaeda que la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA)
frustró el pasado año en Yemen, y cuyo objetivo era detonar una bomba
dentro de un avión con destino a EEUU.
Un artículo de AP publicado la primavera pasada informó de los
detalles de la operación, pero la agencia ha asegurado que hizo pública
la información cuando sus fuentes le aseguraron que ya no había peligro
para la seguridad del país.
Este nuevo escándalo ha puesto al Gobierno de Barack Obama
aún más a la defensiva, cuando arrecia la polémica en torno a la
actuación de otra agencia federal, el poderoso Servicio de Impuestos
Internos (IRS, en inglés), sospechoso de haber actuado con parcialidad
en el tratamiento de las declaraciones fiscales de los grupos
conservadores.
El portavoz de la Casa Blanca se esforzó hoy por resaltar que el
presidente Obama es un "firme defensor" de la Primera Enmienda de la
Constitución estadounidense, que consagra el derecho a la libertad de
prensa y la libertad de expresión.
"Les puedo decir que el presidente cree que la prensa en general
tiene que tener una capacidad ilimitada para hacer periodismo de
investigación", insistió Carney.
Añadió, sin embargo, que Obama "también es consciente de la necesidad
del secreto y de mantener la información clasificada en secreto" con el
fin de "proteger" los "intereses de seguridad nacional".
"Hay un delicado equilibrio aquí que debe ser alcanzado", sostuvo Carney.
Pero los medios acusan a la Administración Obama, precisamente, de no
actuar con equilibrio y de perseguir con ensañamiento los casos de
filtraciones, mucho más que los gobiernos anteriores.
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