NUEVA YORK/PEKÍN.- El empresario chino Chen Guangbiao manifestó hoy en una carta su
insistencia en la compra del diario estadounidense The New York Times,
debido a que esta publicación constituye un referente de la prensa
anglosajona.
La carta refleja la voluntad de Guangbiao de adquirir ese medio de
prensa para reconstruir su credibilidad e influencia, al querer
modificar la cobertura que ese periódico realiza en China.
Considerada una de las 400 personas más solventes de China, el empresario del gigante asiático manifestó en varias oportunidades su incomodidad por la publicación de reportajes que critican las posturas de Beijing.
La tradición y el estilo de The New York Times hacen muy difícil tener una cobertura objetiva de China, aseguró Chen Guangbiao en un editorial publicado por el diario Global Times, de China.
Reconoció en ese artículo que pretende comprar el diario, sin que esa intención pueda ser tomada como una broma, pues -insistió- que de adquirirlo podría cambiar el tono del periódico.
Pese a esta persistencia, voceros del rotativo mostraron desconocimiento acerca de la propuesta y de eventuales negociaciones al respecto. Guangbiao incrementó su peculio a partir del negocio de reciclaje de residuos.
Considerada una de las 400 personas más solventes de China, el empresario del gigante asiático manifestó en varias oportunidades su incomodidad por la publicación de reportajes que critican las posturas de Beijing.
La tradición y el estilo de The New York Times hacen muy difícil tener una cobertura objetiva de China, aseguró Chen Guangbiao en un editorial publicado por el diario Global Times, de China.
Reconoció en ese artículo que pretende comprar el diario, sin que esa intención pueda ser tomada como una broma, pues -insistió- que de adquirirlo podría cambiar el tono del periódico.
Pese a esta persistencia, voceros del rotativo mostraron desconocimiento acerca de la propuesta y de eventuales negociaciones al respecto. Guangbiao incrementó su peculio a partir del negocio de reciclaje de residuos.
Chen Guangbiao, el excéntrico magnate
El millonario chino Chen Guangbiao, de 45 años,
ha vuelto a ser noticia tras revelar el último de sus
alocados planes, comprar el diario The New York Times, un anuncio que no
ha sorprendido en una China acostumbrada a las extravagancias del
popular filántropo.
La compra del diario bandera de la prensa
estadounidense -algo que muchos chinos dan por imposible- es la última
"locura" de Chen, quien todos los años protagoniza varias historias
insólitas, ya sea destrozando su Mercedes en público para pedir a los
chinos que usen menos el automóvil, o vendiendo aire enlatado.
Chen, no obstante, parece muy convencido de que puede negociar la compra
de la cabecera neoyorquina, que él calcula puede costar unos 1.000
millones de dólares, y así lo anunció el 30 de diciembre, durante una
entrega de premios de periodismo en la ciudad meridional china de
Shenzhen.
"Voy a viajar a EEUU a hacer tres cosas, la primera de ellas la compra de The New York Times", aseguró en la gala.
Insistió en la idea pocos días después, cuando, a raíz de las burlas
que le dedicaron muchos internautas chinos en las redes sociales,
aseguró al diario chino "Global Times" que su idea iba en serio y que
los que dudaban de ella eran "conservadores".
Chen, ejemplo del
millonario chino hecho a sí mismo que vivió una infancia mísera -y
triste, pues dos hermanos suyos murieron en esa época-, es hoy uno de
los chinos más ricos del país, con una fortuna valorada en 740 millones
de dólares según cifras de 2012.
Su imperio se ha construido a
partir de una empresa de reciclaje de materiales, Jiangsu Huangpu, y su
fama mediática como filántropo excéntrico nació en el terremoto de
Sichuan de 2008 (90.000 muertos), en el que donó 15 millones de dólares y
viajó a la zona afectada para ayudar en las tareas de rescate.
Hasta aquí todo parecería normal, pero las donaciones las realizó
personalmente a aldeanos que lo habían perdido todo, les entregó grandes
fajos de billetes a cambio de hacerse fotos con ellos, y las labores de
rescate las lideró él mismo, montado en una excavadora.
Esta
forma de concebir la filantropía la repitió en marzo de 2011 en Japón,
cuando viajó al área afectada por el tsunami y también se fotografió
mientras entregaba dinero a las víctimas, y meses después en Taiwán,
donde algunos le acusaron de hacer propaganda comunista, al mostrarse
como un rico chino que ayuda a los taiwaneses pobres.
Chen, quien
ha prometido donar toda su fortuna a la beneficencia cuando muera,
denomina a sus métodos "filantropía violenta" o "filantropía radical", y
dice que con ella busca dar ejemplo a otros millonarios chinos, con
fama de tacaños y poco amigos de ayudar al prójimo.
Según otra
opinión también extendida, todo ello no es más que una pose para ser
famoso, aunque otros consideran que detrás de sus excentricidades se
esconde un verdadero corazón humanitario.
El mismo radicalismo
muestra Chen en sus campañas ecologistas, como demostró en septiembre de
2011, cuando para conmemorar el "día sin automóviles" se subió
nuevamente a una excavadora y con ella, públicamente, destruyó su lujoso
Mercedes S600.
También se le ocurrió que una medida para
concienciar a China de los problemas de polución atmosférica era vender
en grandes ciudades contaminadas cientos de miles de latas con aire puro
de la meseta tibetana, algo que hizo en el verano de 2012.
Chen
asimismo es capaz de fotografiarse rodeado de paredes hechas con sus
billetes (lo hizo en diciembre) o de contratar como entrenador personal a
un famoso gimnasta chino que conmocionó a la sociedad nacional por
verse obligado a mendigar en la calle.
Es, además, un ferviente
nacionalista chino, que en estos tiempos de grandes tensiones entre
China y Japón por las islas Diaoyu/Senkaku ha mostrado públicamente su
apoyo a Pekín, por ejemplo cuando en 2012 compró 43 vehículos de marcas
chinas y los regaló en plena calle a dueños de autos de marcas
japonesas.
Subido a uno de esos vehículos, con un llamativo traje
color verde lima y con una gran bandera china, Chen volvió a mostrar
que es capaz de cualquier cosa.
Meses antes, Chen pagó por la
inserción de un anuncio en la prensa estadounidense en el que defendía
que las islas Diaoyu eran japonesas, un publirreportaje en el que
aparecía su foto y preguntaba a los norteamericanos cómo se sentirían si
Tokio les quitara a ellos las Hawai.
El anuncio se publicó, cómo no, en The New York Times, el diario que ahora Chen "amenaza" comprar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario