viernes, 24 de enero de 2014

Cinco periodistas y mucho tiempo destapan el caso "China Leaks"

NUEVA YORK.- Cinco empleados, 2,5 millones de documentos secretos y mucho tiempo fueron necesarios para que el Consorcio Independiente de Periodistas de Investigación (ICIJ) revelara el martes que dirigentes y familiares de políticos chinos ocultan sus millonarias fortunas en paraísos fiscales.

Como buscar una aguja en un pajar, el colectivo -situado a dos pasos de la Casa Blanca- comenzó a averiguar en abril quién tiene vínculos con compañías "offshore" en los paraísos fiscales. Y tres meses más tarde empezaron a surgir nombres chinos.
El ICIJ (en inglés) se reunió en julio con un grupo de periodistas en Hong Kong y decidió formar a varios de ellos en técnicas de criptografía para poder transmitir información y escapar al espionaje chino.
"La complejidad del sistema no tenía que desmoralizar a los periodistas", cuenta la directora adjunta del ICIJ, la argentina Marina Walker Guevara.
Luego, los periodistas se sumergieron en un trabajo de hormiga para recuperar y verificar los datos esparcidos en una lista de 40.000 nombres. Según Walker Guevara, fue una tarea "aburrida y fastidiosa".
 "La gente piensa que el periodismo de investigación tiene un lado glamuroso. Pero no es el caso".
El tiempo fue la receta mágica para hacer avanzar la investigación debido a todos los escollos con los que tuvo que lidiar el ICIJ. "Es un lujo que tenemos aquí", destaca Gerard Ryle, experiodista de investigación en Australia, que desde septiembre de 2011 dirige el ICIJ.
El colectivo tuvo que batallar con las barreras culturales y lingüísticas entre periodistas y superar la deserción de un medio chino, obligado a desvincularse del proyecto en noviembre tras ser advertido por las autoridades de Pekín.
"No sabemos muy bien cómo supieron de la existencia de nuestra investigación, tal vez fue por el espionaje virtual. ¿Quién sabe?", comenta la periodista argentina.
Estas dificultades no sirvieron para rebajar el impacto de las revelaciones sobre las fortunas de la élite política china en paraísos fiscales, que el martes difundieron de forma simultánea diarios europeos como Le Monde (Francia), El País (España) o The Guardian (Gran Bretaña).
En la lista del ya denominado caso "China Leaks" hay familiares del presidente Xi Jinping y de Wen Jiabao, primer ministro entre 2003 y 2013, que en 2012 se vieron salpicados por investigaciones periodísticas sobre la fortuna colosal de sus familias.
Asimismo figuran miembros de la Asamblea Nacional Popular; familiares del expresidente Hu Jintao; del ex primer ministro Li Peng; de Deng Xiaoping, que supervisó a partir del final de los años 1970 la apertura de la economía; Yang Huiyan, la mujer más rica de China; y Pony Ma y Zhang Zhidong, fundadores del gigante de Internet, Tencent.
Para concentrarse en el caso chino, el pequeño colectivo se asoció con una decena de medios internacionales -entre ellos el diario de Hong Kong Ming Pao y el taiwanés Commonwealth Magazine- para dar la mayor visibilidad posible a las exclusivas y aliviar el control que pesa sobre la prensa tradicional.
Ryle considera que "los medios de difusión masiva ya no se dedican tanto a la investigación como antes por motivos económicos y por presiones comerciales".
En su opinión, los grandes periódicos -que sufren la caída de las ventas y de los ingresos publicitarios- se contienen a la hora de financiar investigaciones por miedo a "no encontrar nada" útil o molestar a gente con poder "dispuesta a contraatacar".
En represalia, China bloqueó el sitio del ICIJ, así como el de los medios que colaboraron con la investigación.
"Los chinos ya afrontaron situaciones similares, pero solo implicaban a un medio. Ahora deben apresurarse a bloquear diez sitios web distintos", apunta la periodista argentina.
Dada la profunda crisis que afecta a la prensa, esta asociación de medios tradicionales y ONG están destinados a un futuro prometedor ya que se complementan, de acuerdo con Brant Houston, profesor de periodismo en la Universidad de Illinois.
"Se necesita una red internacional para llevar a cabo investigaciones en una economía globalizada. Algunas organizaciones con fines no lucrativos tienen los medios, pero no tienen acceso a los circuitos de difusión de los grandes medios", destaca.

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