PARÍS.- La periodista Valérie Trierweiler, cuya separación del presidente François Hollande
se anunció este sábado, fue una primera dama malquerida en Francia,
pese a que trató durante los últimos meses de mejorar su imagen.
Deprimida a raíz de la revelación el 10 de enero por la revista
Closer de una relación de Hollande con la actriz Julie Gayet, Valérie
Trierweiler estuvo hospitalizada ocho días, antes de trasladarse a
descansar en una residencia presidencial cercana al palacio de
Versalles.
Saliendo del silencio, Valérie Trierweiler agradeció el sábado pasado
a través de un mensaje en Twitter a quienes le manifestaron su apoyo
durante la hospitalización.
Al principio del mandato del presidente François Hollande, en 2012,
Trierwiler, hoy de 48 años de edad, reivindicó su libertad de tono y
decidió seguir trabajando como periodista en el semanario Paris-Match,
aunque desempeñando al mismo tiempo las funciones de primera dama, pese
que ese cargo no tienen existencia oficial en Francia.
"Tengo carácter, no se me pueden poner riendas", decía de sí misma en
abril de 2012. Poco después, declaraba al diario británico Times: "Yo
no seré un adorno".
Sus detractores le reprochan especialmente que apoyara abiertamente, a
través de un tuit, al adversario en las elecciones legislativas de 2012
de la excompañera de Hollande y madre de sus cuatro hijos, Ségolène
Royal.
Esa actitud fue considerada sumamente negativa en Francia, y su
personalidad, percibida como arrogante (un diputado de derecha le
adjudicó el apodo Rottweiler), hicieron que despertara poca simpatía
entre muchos franceses, e incluso la animosidad de algunos.
Después de la revelación de Closer, no desmentida por el jefe de
Estado, diputados de la oposición se mostraron virulentos con ella.
Daniel Fasquelle, del partido de derecha UMP, cuestionó su estatuto.
"¿Es normal que siga en el (palacio presidencial del) Elíseo a cargo de
los contribuyentes cuando el presidente tiene otras relaciones?" "¿Quién
es hoy la primera dama de Francia?", planteó en tuits.
Valérie Trierweiler y François Hollande no estaban casados, una
situación inédita para una primera dama en Francia. Pero pese a ello
participó en actividades oficiales del presidente, como viajes al
extranjero y ceremonias en París. Su última aparición al lado de
Hollande se remonta al 8 de enero, cuando participó en la ritual ceremonia
del roscón de reyes compartido por el personal del palacio presidencial.
Después de un primer período difícil en el Elíseo, Trierweiler optó
por dar menos que hablar y adoptó una actitud más conforme con el papel
tradicionalmente desempeñado por las primeras damas. Desde septiembre de
2012, es embajadora de la Fundación France Libertés, creada por una de
sus predecesoras, Danielle Mitterrand.
Nacida el 16 de enero de 1965 en Angers (oeste de Francia), Valérie
Massonneau (su apellido de soltera) pasó la infancia en un barrio
popular. Se definía como "de familia burguesa totalmente desacaudalada".
Su padre era inválido, y su madre trabajaba de empleada de una pista de
patinaje, pero su abuelo había dirigido un banco vendido en 1950.
Se diplomó en ciencias políticas en La Sorbona.
En Paris Match conoció al hombre del que sigue llevando el apellido,
Denis Trierweiler, con quien se casó y tuvo tres hijos. Él, traductor de
filósofos alemanes, colaboraba ocasionalmente con el semanario.
Su relación con Hollande se hizo pública en octubre de 2010. "Valérie
es la mujer de mi vida", declaró entonces a la prensa Hollande, que en
la época había dejado de ser primer secretario del Partido Socialista y
atravesaba un periodo difícil es su carrera política.
Un picaflor
Las diferentes etapas del ascenso político de François Hollande,
desde la época en que estudiaba en la Escuela Nacional de
Administración (ENA) hasta la presidencia de Francia, han estado ligadas
a historias de amor, pese a su decidida voluntad de separar vida
privada y vida pública.
De su unión durante 28 años con su excompañera Segolene Royal, madre
de sus cuatro hijos, candidata a la presidencia en 2007, hasta su
presunta relación con la actriz Julie Gayet, lo cual ha provocado la
hospitalización durante ocho días de la hasta este sábado primera dama,
Valérie Trierweiler, su vida sentimental no ha cesado de enredarse con
la política.
A los 59 años Hollande aparecía en la prensa, y a ojos de la opinión pública, como la antítesis del seductor.
Le han endilgado apodos poco halagadores que aluden a su supuesto
aspecto físico blando y sin carisma: "Flanby" (un flan), "Memo el
conquistador", "gordinflón".
Su "normalidad", leitmotiv de su campaña presidencial, y su deseo de
discreción para tratar de evitar que la eficacia de su discurso público
se viese afectada, no ha resistido a sus encuentros con mujeres de
carácter.
Con Segolene Royal, a quien conoció en la ENA (vivero de la clase
dirigente) en 1979, formó una pareja emblemática de la vida política
francesa. Juntos subieron los escalones del poder, aun cuando ella,
nombrada ministra por François Mitterrand mientras que él era diputado,
le robó protagonismo, acaparando las luces y las cámaras.
En 2007 Segolene le salió al paso, mostrándose más ambiciosa: lanzó
su candidatura a la presidencia de Francia, obligándolo a él a darle su
apoyo.
La separación oficial de la pareja se produjo en junio de 2007, pero
según varios libros, François Hollande frecuentaba ya desde 2005 a
Valerie Trierweiler, periodista en la revista Paris Match.
En 2010, siendo ex primer secretario del Partido Socialista, y
sintiéndose opacado, rompió con su habitual discreción, dejándose ir a
confesiones a la revista de farándula Gala afirmando que Valerie era la
mujer de su vida.
El día que ganó las elecciones presidenciales, el 6 de mayo de 2012,
Valerie Trierweiler mandó a poner a todo volumen, en el teatro donde
celebraban, la canción de Edith Piaf, "La vie en rose", como un guiño a
su relación y a la victoria, mezclando lo íntimo y lo político (la rosa
es el símbolo del Partido Socialista).
En las primeras horas de su mandato el comportamiento de Valerie
Trierweiler, víctima según algunos de un ataque de celos, también enredó
las cosas. Los franceses aún recuerdan su célebre tuit de apoyo a un
rival político de Segolene Royal en las elecciones legislativas de 2012.
La oposición se burló de ese "psicodrama" en el Palacio del Elíseo.
Ahora el caso del "amor secreto" con la actriz Julie Gayet, revelado
el 10 de enero por la revista Closer, la hospitalización consecutiva de
la entonces todavía primera dama y la culminación con el anuncio de
Hollande de este sábado del fin de su "vida en común" con Valérie
Trierweiler, vienen de nuevo a echar por tierra los deseos de Hollande
de no aparecer como su predecesor, Nicolas Sarkozy, quien era
considerado como un mandatario con tendencias faranduleras.
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