MADRID.- Miguel Ángel Domínguez, que esta temporada se ha estrenado dirigiendo
y presentando el programa "24 horas" en RNE, ha desarrollado su carrera
en la casa desde que en 1987 llegara a la radio pública, donde, en su
opinión, está garantizada la independencia porque "va en su ADN por
definición".
El responsable de los magacines matinales
de RNE en los últimos diez años considera que la cultura de la radio no
se está perdiendo en favor de otros medios y que, "a medida que pasan
los lustros", se reafirma "como el medio inmediato y caliente que es".
Se
muestra convencido de que no valen todos los medios para "conquistar"
audiencia y considera que el sentido común "siempre está ahí" para
recordarte lo que está bien y lo que está mal, y defiende que el
periodista debe intentar acercarse lo más posible "a una utopía que se
llama objetividad", aunque ésta sea inalcanzable.
PREGUNTA: ¿Cómo está siendo su primera temporada al frente del "24 horas"?
RESPUESTA:
Con intensidad. Mucho trabajo, pero estimulante. Poner en antena un
programa de cuatro horas "en vivo y en directo" -como decían nuestros
clásicos- no es fácil, pero sí muy gratificante.
P: En las
cuatro horas de programa hay tiempo para la tertulia. ¿Qué criterio
sigue el director de un espacio a la hora de elegir a los tertulianos?
R:
Periodistas con información de primera mano que, además, representen a
periódicos con líneas editoriales distintas. Nos gusta que se escuchen
opiniones plurales y, al mismo tiempo, bien informadas. En más de una
ocasión, los tertulianos han avanzado informaciones exclusivas que sus
periódicos van a llevar al día siguiente.
P: ¿En radio se "lidia" peor con los tertulianos que en la televisión?
R:
No puedo opinar al respecto. Nunca he hecho televisión en mis 27 años
de profesión. Siempre he hecho radio. Y siempre en Radio Nacional de España.
P: ¿Considera que la cultura de la radio se está perdiendo en beneficio de otros medios?
R:
No. Es más, a medida que pasan los lustros, veo que la radio se
reafirma como el medio inmediato y caliente que es. Unas virtudes que,
mezcladas, difícilmente pueden ofrecer otros soportes o medios. Me da la
impresión de que, a pesar de las tecnologías que no dejan de renovarse,
a la radio le quedan muchos, muchos años de vida.
P: ¿En la radio queda algo por inventar?
R:
En la radio quedan muchos profesionales que pueden aportar su granito
de arena. Sus ritmos, sus cadencias, sus perspectivas o planteamientos.
La radio es voz y música y el momento que te ha tocado vivir. Faltan aún
por conocerse muchas mezclas con esos tres factores.
P: ¿Cómo se garantiza la independencia en la radio pública?
R: Va en el su ADN por definición.
P: ¿La audiencia lo justifica todo?
R:
La audiencia, informarla, entretenerla, agradarla, es nuestro objetivo
último. Pero no valen todos los medios para conquistarla. Educación,
sensibilidad, respeto a todo el mundo, incluidas las minorías y, sobre
todo, respeto a la profesión. El sentido común siempre esta ahí para
recordarte lo que está bien y lo que está mal.
P: Si hay un
programa en la radio pública que ha sufrido cambios es el "24 horas",
con nuevo locutor casi todas las temporadas desde 2007. ¿Cómo cree que
afecta en el oyente?
R: Estamos trabajando duro para consolidar el
producto, la marca, la sintonía. Eso casi siempre lo agradece el
oyente. Somos conscientes de ello.
P: ¿Qué radiografía hace de la situación actual del periodismo? ¿Hacia dónde van los medios de comunicación?
R:
Ni los teóricos o estudiosos se ponen de acuerdo para dar respuesta a
esta cuestión. Hay quien ni siquiera la tiene. Comprensible si tenemos
en cuenta que el reto abarca un sinfín de territorios. En esta
encrucijada está la profesión, desbordada con tanta nueva tecnología,
tanto soporte y tanto tipo de mensaje teniendo en cuenta, precisamente,
el canal. Yo soy un simple periodista que tiene suficiente con el día a
día. Que trabaja para informar a su audiencia. Nos quedan años de
incertidumbre por delante. Sin duda.
P: ¿Qué hacemos mal
los periodistas para que los ciudadanos tengan tan mala opinión de
nosotros, según demuestran los últimos barómetros del CIS?
R:
Quizá no investigar o profundizar tanto en los temas como antes. Esas
nuevas tecnologías están luchando por la inmediatez sin asentar
conceptos. Sin reparar en la reflexión para priorizar según qué asuntos.
Un dato: casi han desaparecido de los quioscos las revistas
especializadas, los semanarios que precisamente se dedicaban a eso. Es
una ola de la que casi nadie se escapa, aunque es bueno saber al menos
que estamos en ese punto, y tenerlo presente. También sería bueno que
hiciéramos un verdadero ejercicio para no mezclar información y opinión.
P: ¿Considera que en la actualidad ha vencido la opinión a la información?
R:
A pesar de lo que he dicho antes, son fácilmente detectables los
programas que ofrecen opinión. Son perfectamente reconocibles los que
ofrecen solo información. Y son detectables los programas que tienen las
dos cosas, y que trazan todos los días una reconocible línea que los
separa. A partir de ahí, está la elección, la libertad del oyente.
Faltaría más.
P: ¿Cree que los periodistas deben posicionarse políticamente?
R:
Depende de qué papel se juegue en según qué programa. Por ejemplo: un
periodista tertuliano cumple ese papel. Dar su opinión, -para eso se le
llama- o representar la línea editorial de su medio. Pero, insisto,
identificado como tal. Otra cosa es contar noticias. Ese es un
territorio en el que uno debe acercarse lo más posible a una utopía que
se llama objetividad. Inalcanzable digo, pero a la que te puedas
aproximar más o menos.
P: ¿Están en España los medios de comunicación excesivamente politizados?
R:
No tengo criterio para dar una opinión. Para ello tendría que tener un
referente. Saber en qué situación están el resto de los medios de los
países de nuestro entorno para poder comparar y, por tanto, opinar. Y
esa información, con cierta profundidad, me falta.
P: ¿Hay autocrítica en la profesión?
R:
No estaría de más que hiciéramos un poquito más. Pero eso pasa en
periodismo y en banca, ingeniería, arquitectura, medicina o educación.
También en fontanería o carpintería. Lo considero un principio vital,
haga uno lo que haga.
P: ¿Qué cualidades hacen falta para ser un buen comunicador?
R:
Como principio esencial, creerte lo que haces y saber contarlo. En ese
sentido, compromiso con uno mismo para hacer las cosas lo mejor posible.
A partir de ahí, tener un mensaje claro y estructurado. Eso es básico.
Después, el reto sigue siendo difícil pero más cercano.
P: ¿Qué consejos daría a futuros periodistas?
R:
Que perseveren y se siga formando e informado. El mercado de trabajo
está mal en todas las profesiones. En la nuestra, quizá más si cabe.
Pero los inicios no suelen ser fáciles esté la situación laboral como
esté. Unas buenas gotitas de ánimo siempre engrasan bien el motor.
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