domingo, 2 de marzo de 2014

El director de 24 horas (RNE) dice que la independencia en la radio pública está en su ADN


MADRID.- Miguel Ángel Domínguez, que esta temporada se ha estrenado dirigiendo y presentando el programa "24 horas" en RNE, ha desarrollado su carrera en la casa desde que en 1987 llegara a la radio pública, donde, en su opinión, está garantizada la independencia porque "va en su ADN por definición".

El responsable de los magacines matinales de RNE en los últimos diez años considera que la cultura de la radio no se está perdiendo en favor de otros medios y que, "a medida que pasan los lustros", se reafirma "como el medio inmediato y caliente que es".
Se muestra convencido de que no valen todos los medios para "conquistar" audiencia y considera que el sentido común "siempre está ahí" para recordarte lo que está bien y lo que está mal, y defiende que el periodista debe intentar acercarse lo más posible "a una utopía que se llama objetividad", aunque ésta sea inalcanzable.
PREGUNTA: ¿Cómo está siendo su primera temporada al frente del "24 horas"?
RESPUESTA: Con intensidad. Mucho trabajo, pero estimulante. Poner en antena un programa de cuatro horas "en vivo y en directo" -como decían nuestros clásicos- no es fácil, pero sí muy gratificante.
P: En las cuatro horas de programa hay tiempo para la tertulia. ¿Qué criterio sigue el director de un espacio a la hora de elegir a los tertulianos?
R: Periodistas con información de primera mano que, además, representen a periódicos con líneas editoriales distintas. Nos gusta que se escuchen opiniones plurales y, al mismo tiempo, bien informadas. En más de una ocasión, los tertulianos han avanzado informaciones exclusivas que sus periódicos van a llevar al día siguiente.
P: ¿En radio se "lidia" peor con los tertulianos que en la televisión?
R: No puedo opinar al respecto. Nunca he hecho televisión en mis 27 años de profesión. Siempre he hecho radio. Y siempre en Radio Nacional de España.
P: ¿Considera que la cultura de la radio se está perdiendo en beneficio de otros medios?
R: No. Es más, a medida que pasan los lustros, veo que la radio se reafirma como el medio inmediato y caliente que es. Unas virtudes que, mezcladas, difícilmente pueden ofrecer otros soportes o medios. Me da la impresión de que, a pesar de las tecnologías que no dejan de renovarse, a la radio le quedan muchos, muchos años de vida.
P: ¿En la radio queda algo por inventar?
R: En la radio quedan muchos profesionales que pueden aportar su granito de arena. Sus ritmos, sus cadencias, sus perspectivas o planteamientos. La radio es voz y música y el momento que te ha tocado vivir. Faltan aún por conocerse muchas mezclas con esos tres factores.
P: ¿Cómo se garantiza la independencia en la radio pública?
R: Va en el su ADN por definición.
P: ¿La audiencia lo justifica todo?
R: La audiencia, informarla, entretenerla, agradarla, es nuestro objetivo último. Pero no valen todos los medios para conquistarla. Educación, sensibilidad, respeto a todo el mundo, incluidas las minorías y, sobre todo, respeto a la profesión. El sentido común siempre esta ahí para recordarte lo que está bien y lo que está mal.
P: Si hay un programa en la radio pública que ha sufrido cambios es el "24 horas", con nuevo locutor casi todas las temporadas desde 2007. ¿Cómo cree que afecta en el oyente?
R: Estamos trabajando duro para consolidar el producto, la marca, la sintonía. Eso casi siempre lo agradece el oyente. Somos conscientes de ello.
P: ¿Qué radiografía hace de la situación actual del periodismo? ¿Hacia dónde van los medios de comunicación?
R: Ni los teóricos o estudiosos se ponen de acuerdo para dar respuesta a esta cuestión. Hay quien ni siquiera la tiene. Comprensible si tenemos en cuenta que el reto abarca un sinfín de territorios. En esta encrucijada está la profesión, desbordada con tanta nueva tecnología, tanto soporte y tanto tipo de mensaje teniendo en cuenta, precisamente, el canal. Yo soy un simple periodista que tiene suficiente con el día a día. Que trabaja para informar a su audiencia. Nos quedan años de incertidumbre por delante. Sin duda.
P: ¿Qué hacemos mal los periodistas para que los ciudadanos tengan tan mala opinión de nosotros, según demuestran los últimos barómetros del CIS?
R: Quizá no investigar o profundizar tanto en los temas como antes. Esas nuevas tecnologías están luchando por la inmediatez sin asentar conceptos. Sin reparar en la reflexión para priorizar según qué asuntos. Un dato: casi han desaparecido de los quioscos las revistas especializadas, los semanarios que precisamente se dedicaban a eso. Es una ola de la que casi nadie se escapa, aunque es bueno saber al menos que estamos en ese punto, y tenerlo presente. También sería bueno que hiciéramos un verdadero ejercicio para no mezclar información y opinión.
P: ¿Considera que en la actualidad ha vencido la opinión a la información?
R: A pesar de lo que he dicho antes, son fácilmente detectables los programas que ofrecen opinión. Son perfectamente reconocibles los que ofrecen solo información. Y son detectables los programas que tienen las dos cosas, y que trazan todos los días una reconocible línea que los separa. A partir de ahí, está la elección, la libertad del oyente. Faltaría más.
P: ¿Cree que los periodistas deben posicionarse políticamente?
R: Depende de qué papel se juegue en según qué programa. Por ejemplo: un periodista tertuliano cumple ese papel. Dar su opinión, -para eso se le llama- o representar la línea editorial de su medio. Pero, insisto, identificado como tal. Otra cosa es contar noticias. Ese es un territorio en el que uno debe acercarse lo más posible a una utopía que se llama objetividad. Inalcanzable digo, pero a la que te puedas aproximar más o menos.
P: ¿Están en España los medios de comunicación excesivamente politizados?
R: No tengo criterio para dar una opinión. Para ello tendría que tener un referente. Saber en qué situación están el resto de los medios de los países de nuestro entorno para poder comparar y, por tanto, opinar. Y esa información, con cierta profundidad, me falta.
P: ¿Hay autocrítica en la profesión?
R: No estaría de más que hiciéramos un poquito más. Pero eso pasa en periodismo y en banca, ingeniería, arquitectura, medicina o educación. También en fontanería o carpintería. Lo considero un principio vital, haga uno lo que haga.
P: ¿Qué cualidades hacen falta para ser un buen comunicador?
R: Como principio esencial, creerte lo que haces y saber contarlo. En ese sentido, compromiso con uno mismo para hacer las cosas lo mejor posible. A partir de ahí, tener un mensaje claro y estructurado. Eso es básico. Después, el reto sigue siendo difícil pero más cercano.
P: ¿Qué consejos daría a futuros periodistas?
R: Que perseveren y se siga formando e informado. El mercado de trabajo está mal en todas las profesiones. En la nuestra, quizá más si cabe. Pero los inicios no suelen ser fáciles esté la situación laboral como esté. Unas buenas gotitas de ánimo siempre engrasan bien el motor.

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