MADRID.- Su territorio natural es el de la información. No en vano, Luis
María Anson lleva toda una vida dedicada al periodismo, una profesión
cuyo "futuro está en la red" y en el que apuesta por fórmulas que
compensen económicamente el trabajo de los profesionales, aunque cree
que la gente no quiere pagar por leer periódicos en Internet.
Una
trayectoria profesional que abarca numerosos puestos de responsabilidad
en medios de comunicación y organizaciones profesionales de España,
entre los que destaca la presidencia de la Agencia EFE (1976-1983), que
esta semana le ha otorgado el Premio extraordinario 75 Aniversario,
creado con motivo de esta efeméride.
Anson (Madrid, 1935), Premio
Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1991 y miembro de
la Real Academia Española de la Lengua, dirigió además el diario ABC
entre 1983 y 1997, en 1998 fundó "La Razón", y en 2008 el diario digital elimparcial.es, que actualmente preside.
El veterano periodista rememora su etapa en la Agencia, analiza la
situación actual de los medios de comunicación y opina sobre el auge de
las redes sociales, entre otros aspectos.
PREGUNTA: ¿Qué supone para usted el Premio extraordinario 75 Aniversario concedido por la Agencia EFE?
RESPUESTA:
Significa una gran satisfacción que no me merezco yo, sino el equipo
extraordinario que con Gonzalo Velasco al frente demostró su calidad
profesional al concluir la dictadura.
P: Durante su presidencia
EFE experimentó una modernización de sus estructuras y homologación
informativa con las grandes agencias internacionales. ¿Qué destacaría de
esos años al frente de la Agencia?
R: El espíritu de todos los
que trabajábamos entonces en la Agencia EFE para situarla en el lugar
que por la importancia de nuestro idioma le correspondía.
P: ¿Recuerda de esa etapa alguna información y/o acontecimiento con especial predilección?
R:
Por supuesto, la aprobación de la Constitución española que devolvía al
pueblo español la soberanía nacional secuestrada por el Ejército
vencedor de la guerra incivil.
P: Desde entonces, el sector de los
medios de comunicación ha cambiado y evolucionado mucho. ¿Cómo ve la
situación actual del periodismo? ¿Hacia dónde van los medios de
comunicación?
R: El periodismo ha cambiado muy poco y la tarea del
periodista de informar y de ejercer el contrapoder sigue siendo la
misma. Lo que ha sufrido una profunda transformación son los vehículos
de comunicación. Internet es una revolución comparable, y tal vez
superior, a la invención de la imprenta en el siglo XV. La aldea global
de (Marshall) McLuhan ha quedado ampliamente superada por la realidad.
P:
Desde 2008 preside el diario digital elimparcial.es. ¿Encuentra
diferencia a la hora de dirigir un periódico tradicional a uno digital?
¿Qué destacaría de cada uno?
R: El contenido del periódico papel y
del periódico digital es el mismo. Lo que ha cambiado sustancialmente
es la velocidad en la transmisión de las noticias. En el periódico
digital es prácticamente instantánea.
P: ¿Corren peligro los medios en papel?
R:
El futuro está en la red. Los periódicos hay que imprimirlos en la
pantalla, sea la del ordenador, la de la tableta o la del teléfono.
P: ¿Cree que la gente acogería bien que los medios cobrasen por sus contenidos digitales?
R:
A la gente le encantaría seguir leyendo los periódicos gratuitamente a
través de Internet. Otra cosa es que eso sea posible y me parece lógico
que en el futuro se arbitren fórmulas eficaces para que el trabajo de
los profesionales del periodismo tenga la compensación económica lógica,
bien por la vía de las suscripciones digitales, bien por la vía de la
publicidad o lo que sería mejor, por ambas partes a la vez.
P: ¿Están las redes sociales sustituyendo al periodismo profesional? ¿Qué ventajas o riesgos tendría?
R:
Siempre han existido los patios de vecindad y el boca a boca, que han
completado, y a veces deformado, la información profesional. Ahora ese
patio de vecindad es la aldea global que, en cualquier caso, no
sustituye al periodismo profesional aunque pueda condicionarlo o
deformarlo.
P: Está considerado uno de los grandes directores de
periódicos en España. En los últimos meses hemos asistido a la
renovación en las direcciones de La Vanguardia, El Mundo y El País. Las
voces críticas sostienen que el Ejecutivo ha tenido algo que ver con
esas decisiones. ¿Qué opinión le merece?
R: Me falta información
contrastada para contestar esta pregunta. Los periodistas estamos
siempre acosados por los diversos poderes: los políticos, los
económicos, los financieros, los religiosos, los universitarios, los
culturales, los deportivos...
P: Parece que el periodismo en
España atraviesa sus horas más bajas en cuanto a valoración por parte de
la ciudadanía ¿A qué cree que se debe? ¿Qué hacemos mal?
R: La
valoración de todas las instituciones ha descendido drásticamente. En la
última encuesta del CIS, los medios de comunicación suspenden y, sin
embargo, están por encima de los partidos políticos, el Gobierno, los
sindicatos, el Parlamento y la Iglesia católica.
P: ¿Los periodistas deben resistirse a posicionarse políticamente?
R:
A mí me parece que hay que respetar la libertad de los periodistas y
que cada uno se posicione como le parezca más conveniente. Personalmente
yo ni he pertenecido ni pertenezco ni perteneceré nunca a un partido
político y me esforzaré siempre por mantener la independencia con
relación a las posiciones de los partidos políticos.
P: Usted ha
sido corresponsal de guerra en el Congo, Vietnam, Israel y Camboya,
además de enviado especial en otro sinfín de países. Tenemos muy
reciente el secuestro de Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricardo
García Vilanova, no son buenos tiempos para el reporterismo. ¿Cómo ha
cambiado el trabajo? ¿Puede sustituirse su trabajo por el de los
blogueros que escriben desde los propios países en conflicto?
R:
El papel del corresponsal de guerra no ha cambiado y sigue teniendo las
mismas características que tenía cuando a mí me correspondió ejercer esa
función. Ahora, y gracias a la inmediatez de las comunicaciones y a la
creación de la tribu, el trabajo de corresponsal de guerra, dentro de su
extraordinaria peligrosidad, es algo más confortable que en mi época.
P:
Usted fue uno de los periodistas que participó con un testimonio
ficticio en "Operación Palace", un falso documental dirigido y
presentado por Jordi Évole, que mostró el golpe del 23-F como un montaje
destinado a fortalecer la democracia. El espacio generó críticas y
alabanzas sobre la conveniencia de realizar este tipo de programas.
¿Afectan a la credibilidad del periodismo?
R: La fórmula es
tradicional en el periodismo de todo el mundo. Uno de los primeros y
grandes éxitos del 'fake' fue el de Mariano de Cavia cuando se inventó
un incendio en el Museo del Prado, que puso los pelos de punta a los
ciudadanos madrileños y que consiguió que se arbitraran las medidas de
seguridad imprescindibles para la gran pinacoteca.
Con relación a
acontecimientos terribles, desde la guerra incivil al 23-F, seguramente
una fórmula de superación es abordarlos con humor.
P: Según un
ránking publicado por un portal de empleo estadounidense, el periodismo
ocupa la posición 199 de un total de 200, sólo detrás de la de leñador.
¿Qué le diría a futuros periodistas?
R: El periodismo es una de
las profesiones más nobles y más exigentes. No hay nada más que
comprobar la afluencia de alumnos a las Facultades de Ciencias de la
Información para que ese ránking al que usted se refiere produzca una
sonrisa.
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