viernes, 20 de septiembre de 2019

El periodismo honesto es más importante que nunca / Michael Golden *

Estamos en un momento difícil y aterrador para el periodismo. Internet ha cambiado la forma en que vivimos en casi todos los rincones del mundo y en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. En ninguna parte, el cambio ha sido más profundo que en el periodismo y la comunicación.

Para las compañías de noticias, nuestro público es más grande que nunca. Al mismo tiempo, internet ha alterado el modelo económico. Internet ha creado nuevas formas para que las personas reciban noticias e información, así como nuevas formas de transmitir información.

Hoy, la mayoría de las personas dicen recibir la mayoría de las noticias e información de las redes sociales: Facebook, WhatsApp, Twitter, Snapchat… la lista continúa.

Si bien este es un desafío para las compañías de medios, existe un desafío mayor para la sociedad. Hace apenas una década, la mayoría de las personas recibían noticias directamente de marcas establecidas de medios de comunicación como Heraldo de Aragón, El País, o The New York Times, ya sea en forma impresa o en línea. 

Estas marcas y otras como ellas tienen una larga historia y, lo que es más importante, una valiosa tradición de informar noticias basadas en hechos. Las marcas son responsables de lo que informan. Cuentan con periodistas que garantizan que sus noticias son fiables e informativas.

Hoy, cualquier persona con conexión a Internet puede presentar material que parezca una noticia. En las redes sociales, donde la mayoría de las personas obtienen gran parte de su información, en demasiados casos es difícil conocer la verdadera fuente del reportaje. ¿Es una fuente fiable como Heraldo de Aragón? ¿O es alguien que ignora la verdad en busca de un objetivo oculto? 

Las mentiras y las 'noticias falsas' son difundidas por personas que han encontrado una manera de reunir una audiencia y ganar dinero con la publicidad. O, peor aún, difunden mentiras perjudiciales en la búsqueda de una agenda política.

En los últimos cuatro años, países extranjeros como Rusia y China han creado organizaciones estatales que difunden mentiras para socavar las democracias en todo el mundo. Las mentiras se presentan como si fueran noticias de una fuente que a primera vista parece creíble.

A pesar de la ingenua aceptación del presidente Trump de la negación rusa, las agencias de inteligencia de EE. UU. Y el Departamento de Justicia han confirmado los esfuerzos en curso del gobierno ruso para socavar las elecciones estadounidenses. Lo mismo ha sido confirmado por los gobiernos de Europa.

Las historias más importantes de hoy - cambio climático, inmigración masiva, un panorama político cada vez más polarizado - hacen que el periodismo honesto y basado en hechos sea más importante que nunca. Y, sin embargo, la verdad está bajo ataque como nunca antes.

 ¿Qué debemos hacer al respecto? ¿Cómo pueden funcionar las democracias si el electorado no puede separar la información fiable de las mentiras? Esto debería ser una prioridad alta para todos en esta sala. Creo que la respuesta tiene que ser un enfoque coordinado por la sociedad en su conjunto.

Echen un vistazo más amplio a cómo funcionan las sociedades. Las empresas alimentarias son responsables de lo que distribuyen. La gente confía en las marcas que producen alimentos saludables. Las compañías de medios como Henneo, El País, The New York Times son responsables de lo que publican. Las compañías automotrices son responsables de la seguridad de los vehículos que producen. Lo mismo debería ser cierto para las empresas de redes sociales.

Imagínense por un momento si alguien comienza a vender automóviles peligrosos e inseguros mientras fingen que cumplen con los estándares de seguridad. La respuesta de las empresas y los gobiernos establecidos sería inmediata y dura. ¿No es el esfuerzo de socavar la democracia igual de peligroso, si no más peligroso?

La sociedad debería abordar este problema. Los gobiernos deben continuar esforzándose en responsabilizar a las redes sociales de lo que se publica en sus plataformas. La Unión Europea es uno de los líderes en este esfuerzo. Debería ser un gran esfuerzo de todos los gobiernos. Las compañías de redes sociales como Facebook, propietaria de Instagram y WhatsApp, han hecho más para crear esta terrible situación, por lo que les corresponde hacer todo lo posible para corregirla.

Los planes de estudios de educación deberían incluir la enseñanza sobre las redes sociales y cómo reconocer marcas fiables que presentan la información. Y cómo identificar los signos de 'noticias falsas' y mentiras. El propósito de la educación es crear una ciudadanía informada y capaz que sea crítica para el futuro de la sociedad. Durante generaciones, fue fácil identificar fuentes fiables de información. Ahora es mucho más complejo y debemos abordar este hecho.

Las organizaciones empresariales como la Cámara de Comercio deberían crear programas que promuevan el valor de las marcas. Todas las compañías tienen interés en educar a los consumidores sobre cómo identificar productores fiables de bienes y servicios, incluyendo las compañías de medios.

Las compañías de medios como Henneo y The New York Times están trabajando todos los días para distinguir su periodismo y demostrar su valor. Eso continuará. Pero lo que está en juego para la sociedad es demasiado alto para que esto no sea un esfuerzo que todos se tomen en serio.

Como dijo Daniel Patrick Moynihan, un famoso senador de los Estados Unidos, “Tienes derecho a tu propia opinión. Pero no tienes derecho a tus propios hechos”.



(*) Vicepresidente de The New York Times 


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