José María Carrascal se convirtió en un nombre familiar en toda
España durante la década de los 90. Su rostro, siempre presente en los
informativos de Antena 3, se asoció con la credibilidad y el rigor
periodístico. Pero su carrera fue mucho más que su presencia en la
televisión nacional; Carrascal fue un hombre de mundo, ejerciendo como
corresponsal en Alemania y Estados Unidos, y un analista agudo de la
actualidad política.
Su pluma, siempre lúcida y comprometida, no solo informó sino que
también formó a generaciones de españoles. Carrascal no se limitó a ser
un espectador de la Historia, sino que participó activamente en su
narración, aportando su visión crítica y educada en cada uno de sus
escritos y apariciones televisivas.
Además de trabajar para prestigiosos diarios de prensa escrita como ‘La Razón’ y en Antena 3 Radio, el también escritor condujo y dirigió durante casi una decena de años 'Noticias a las ocho' en Antena 3, lo que ahora el público conoce como 'Antena 3 Noticias 2'.
El periodista recibió numerosos premios, incluyendo el Nadal y el
Ciudad de Barcelona por su novela “Groovy”. Otros honores incluyen el
Premio Mariano de Cavia y el de Antena de Oro de Televisión. En 1992, lo
nombraron Periodista del Año y en 2021, recibió el prestigioso Premio
Luca de Tena.
La noticia de su fallecimiento ha resonado en todas las esferas de la
sociedad española. Desde colegas periodistas hasta lectores habituales
que crecieron escuchando su voz y leyendo sus artículos. Carrascal no
solo dejó un vacío en el periodismo, sino también en el corazón de
aquellos que valoran la información veraz y el análisis profundo.
En un mundo donde la inmediatez de la información a menudo compromete
su profundidad, Carrascal se mantuvo como un faro de integridad. Su
compromiso con la verdad y su habilidad para comunicarla de manera clara
y accesible lo convirtieron en uno de los grandes de su profesión.
Como escritor, Carrascal también dejó su huella en la literatura
española. Su novela “Groovy” es un reflejo de su versatilidad y su
capacidad para capturar la esencia de una época. También ha escrito La agonía del felipismo (1995), Cartas españolas a mi mujer (1998), Franco. 25 años después (1999) y Jubilación. La vida sigue (2002), entre otros títulos.
Pero más allá de los
premios y los reconocimientos, lo que verdaderamente perdura es el
respeto y la admiración que suscitó entre aquellos que tuvieron el
privilegio de conocerlo y aprender de él.
José María Carrascal será recordado no solo por su contribución al
periodismo y la literatura. Sino también por su humanidad y su
incansable búsqueda de la excelencia. Su partida es un recordatorio de
la importancia de la prensa en la sociedad y del papel que juegan los
periodistas en la formación de la opinión pública.
Su legado perdurará,
inspirando a futuras generaciones de comunicadores a perseguir la verdad
con la misma pasión y dedicación que él demostró a lo largo de su
ilustre carrera.
Peripecia vital
Tras nacer en El Vellón (Comunidad de Madrid) en diciembre de 1930,
José María se mudó junto a su familia a Pajares, una villa asturiana, para escapar de los estragos de la Guerra Civil
española. Poco después, Carrascal se trasladó a Lugo al término de la
contienda, ciudad donde cursó sus estudios de Bachillerato.
Hijo de un inspector de Primera Enseñanza y de una ama de casa, el madrileño acabó residiendo en Barcelona
en 1947 junto a su familia, ciudad donde comenzó los estudios de
Filosofía, Letras y Náutica, de los que solo finalizó estos últimos pese
a su terror a las matemáticas.
Durante su periodo de prácticas en un
barco de vapor, José María viajó por puertos de toda España, Europa y
América con tan solo 20 años.
En 1957, harto de navegar, con 27 años, Carrascal decidió fijar su residencia en Berlín
junto a su esposa, donde dio clases de español y realizó traducciones
para diversas empresas desde la entonces República Democrática Alemana.
Entre otros acontecimientos, cubrió el levantamiento del Muro de Berlín. En 1965, volvió a España para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo.
En 1958, el periodista comenzó a coquetear con
el periodismo trabajando como corresponsal de los diarios 'Pueblo' y 'Diario de Barcelona' hasta 1966, año en el que decidió trasladarse a Nueva York para seguir trabajando para 'Pueblo' durante 10 años más y cursar periodismo.
Carrascal cubrió los grandes acontecimientos de la época: la guerra de Vietnam, la llegada del hombre a la Luna, las revueltas raciales o la dimisión de Richard Nixon como presidente de los Estados Unidos.
No fue hasta el año 1969 que José María se hizo con el título
oficial de la carrera en la que estuvo vinculado hasta el día de su
muerte. Durante su estancia en Nueva York, el madrileño dejó su diario para enfrascarse en sus colaboraciones con el diario 'ABC', RTVE y la cadena de radio de Antena 3, mucho mejor pagadas.
Como corresponsal en Nueva York, Carrascal cubrió los grandes acontecimientos de la época:
la guerra de Vietnam, la llegada del hombre a la Luna, las revueltas
raciales o la dimisión de Richard Nixon como presidente de los Estados
Unidos. Entrevistó al expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.
El inicio de emisión de las primeras cadenas de televisión privadas provocaron, en 1989, José María decidiera regresar a su España natal tras más de dos décadas dedicándose al periodismo en Estados Unidos.
"Me llamó Luis Ángel de la Viuda. Por
aquel tiempo colaboraba con 'ABC' y hacía pequeñas crónicas para
'Antena 3 Radio' de cuarenta segundos y me dijo que le habían dado un
canal en televisión y que Martin Ferrand quería que volviera a España
para presentar un telediario", confesó el periodista a 'Jot Down'.
"Yo iba a cumplir sesenta años entonces, en Nueva York, y estaba
fantástico, pero una de las personas que más influyó en mí, el checo
Bill Striker, cultísimo, como todos los checoslovacos que he conocido,
era corresponsal extranjero de la ONU y me dijo inmediatamente que lo aceptara.
Yo dudaba mucho, porque estaba muy seguro en 'ABC', y el diario en esos
años era reconocido por todos fuera [...] Se lo dije a mi mujer, que no
estaba conforme, pero me di cuenta de que había hecho periodismo en
todo menos en televisión", afirmó el madrileño, a quien un conocido
cantante acabó de convencer para aceptar el puesto.
"Entonces Julio Iglesias pasó por Nueva York y me llamó y me dijo que lo aceptara.
'Acéptalo, vas a ganar mucho más en televisión, te va a conocer más
gente, lo que será bueno y malo, pero para tus libros te vendrá muy
bien', me dijo. Confié en el talento de negociante de Julio",
relató Carrascal, que acabó presentando el informativo durante más de
10 años y, durante unos meses, condujo el espacio 'Todos somos humanos'
con Javier Sardà.
Antena 3, grupo que ya conocía al
periodista por sus colaboraciones en su emisora radiofónica, fue la
encargada de fichar al madrileño para presentar su segundo pase informativo, titulado en aquel entonces como 'Noticias a las ocho'.
Desde el 1 de marzo de 1990, además de presentar el noticiero, Carrascal comenzó a presentar las 'Noticias de la noche', espacio donde se mantuvo hasta el año 1997. Sin duda, su particular manera de informar, con un estilo directo y agresivo que traspasaba la pantalla, y sus llamativas corbatas convirtieron al periodista en toda una leyenda del medio.
Durante el año 1996, José María dio el salto al mundo del entretenimiento televisivo junto a Javier Sardà.
Durante una única temporada, el periodista fue el encargado de
copresentar el espacio 'Todos somos humanos', una especie de programa al
más puro estilo 'Vídeos de primera'.
En este programa, emitido en Antena 3 durante tan solo unos meses, el madrileño era el encargado de dar paso a una serie de grabaciones caseras filmadas en Norteamérica repletas de caídas y momentos divertidos.
En Antena 3 presentó desde 1990 hasta 1997 el
informativo 'Noticias de la noche', donde su particular estilo conquistó
a los espectadores más nocturnos. En esos siete años, acompañó a los
telespectadores con sus opiniones, sus comentarios críticos y su
personal sentido del humor, algo muy poco habitual en los informativos
de la época.
Allí se ganó el apodo de "el periodista de las mil corbatas",
por llevar una diferente cada noche, a cada cual más llamativa, porque
según él era la única prenda que le permitía al hombre ser original.
"Me despido en el mismo sitio, hasta mañana a la misma
hora", pronunció en 2020 en una de sus últimas apariciones en
televisión, al término del telediario de Antena 3, en un cierre especial
por el 30 aniversario de la cadena.