jueves, 29 de enero de 2009

Francisco Santos: "El periodismo me enseñó a no dejarme enredar"

MADRID.- Francisco Santos (Bogotá, 1961), antes periodista, hoy vicepresidente de Colombia, ha conocido el secuestro salvaje en manos del narco, ha aprendido de escritura, de exilio y de gobierno, pero nunca estudió la asignatura en la que hoy se aplica a fondo para luchar contra la coca: la ecología. Y eso, la lucha contra la destrucción medioambiental que deja la droga en Colombia, es lo que le ha traído a Europa con un nuevo mensaje que -dice- cala mejor que el drama humano.

"Cuando hace años hacíamos hincapié en las víctimas de la coca, generábamos rechazo. Hoy hablamos de ecocidio, de la destrucción de millones de hectáreas de selva para cultivar droga, y, paradójicamente, el cambio climático genera mucha más sensibilidad que los muertos. Por eso volteamos el mensaje. Yo entro por la puerta que me abran, pues lo que importa es llegar", dice en 'El País'.

Estamos en la residencia del embajador de Colombia y Santos ha madrugado para visitar a su homóloga en Moncloa. Anoche salió con amigos de Madrid y lamentó ver cómo España se europeíza un poquito.

La gran felicidad que le trajo la vida, dice, fue vivir aquí durante su exilio, poder llevar a sus hijos al colegio andando por la calle, moverse en la línea 6 del metro y recorrer el país el fin de semana. "Volver a Colombia es lo que me han reprochado mis hijos". Aquello fue en su etapa en 'El País' donde, comenta, "aprendí el mejor estándar del periodismo".

Ser periodista, dice, le enseñó a detectar un problema, aislar y eliminar la basura, lo superfluo, y atacar directamente la cuestión. "Y eso me sirvió para la política: ya no me dejo enredar".

Pero hay cosas que, quiera que no, le enredan, como acabar de liquidar a las FARC -"se está disolviendo, aunque faltan golpes fuertes"-, fustigar a un narcotráfico que siempre resucita, vigilar una situación inquietante en Venezuela al caer el precio del petróleo, el sueño de andar libremente en su país -"millones de personas ya pueden hacerlo hoy con seguridad"- y, obviamente, el escándalo de la parapolítica.

Han caído muchas tazas de café y -ya lo saben- mucha mantequilla y sal, pero aún hay más: "Ustedes deben saberlo: Latinoamérica ha cambiado, es más madura. Y la crisis nos coge mejor parados que nunca". Y él se para -en sentido colombiano-, se anuda la corbata que reposaba en la silla y pone rumbo a Moncloa. A vender "el país más incomprendido del mundo".

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