En nuestros actuales periódicos de papel se viene produciendo un chorreo constante y silencioso de despidos desde hace ya algunos meses que, de cara al verano, se ha intensificado como preludio de lo que espera a otros muchos, todavía en plantilla, entre octubre y diciembre, cuando el poco dinero circulante de las empresas editoras se acabe para poder funcionar cada 24 horas.
Ahí te quiero ver, amigo, después de tanto incienso para nublar al sátrapa de palacio, ahora casi arruinado como para poder compensar, como se merecen, a tantos aduladores y propagandistas de ocasión y que tan buenos réditos electorales le han proporcionado durante tanto tiempo. ¡Qué injusticia para quienes se creían parte inextirpable de tantas victorias!
La escasez saca lo peor de cada uno y mucho me temo que alguno de estos propagandistas, desesperado y cansado de que no le lancen un cable, que no llega desde Palacio, en su desesperación pierda la cabeza y comience a contar cosas, entre la ficción y la realidad, hasta acabar procesado y condenado en firme por los tribunales de justicia. Encima de envilecido, al abismo del olvido y al escarnio.
Por eso ha resultado muy significativo, cuando no patético, el reciente ataque táctico, con un recurso periodísticamente pueril en pleno agosto y cuando el tema no tocaba, de uno de estos periódicos, a dos consejeras de gobierno regional, harto de esperar a cobrar lo que se le debe desde la Comunidad Autónoma porque ya casi depende de un solo anunciante y de los ingresos del bazar turco en que se ha convertido, con total pérdida de identidad, seriedad y garantía, por mor del reparto de comisiones por el promotor de la idea entre quienes deciden la oferta.
Y mucho más, la elección del objetivo: una consejera, la que reparte las órdenes de publicidad y la otra quien ordena se libre el gasto consiguiente. ¡Que triste y mendicante final tras un siglo glorioso!
Así de tiesa debe estar la caja, de la que se espera el dinero para las indemnizaciones del personal en riesgo objetivo de despido, cuando se tiene que acudir a meter miedo político veraniego para urgir al pago a este par de musas, politicamente floreros irrelevantes, cuyos verdaderos méritos corresponde buscarlos fuera del currículo, pero ese es otro cantar... que alguien, algún día, cantará también en Internet como venganza por el impago de los buenos servicios prestados. Al tiempo señoras.
La reducción de la dependencia de un medio de papel a unos pocos anunciantes conlleva episodios así en épocas de crisis prolongada. Estos medios de aquí deben tener, además, el cajón lleno de impagados del ladrillo, del sector financiero local, automoción o distribución, a los que tanto se bendijo en su particular impunidad por tratarse en su momento de fuertes anunciantes, que están en la mente de todos y no hace falta detallar ante el asco democrático que todos producen al ciudadano con sentido común cívico.
También los ayuntamientos cercanos, regidos por presuntos, deben haber jugado su baza publicitaria oportunista para salir bonitos en las páginas aunque imputados entre la hojarasca. Con tanta quiebra municipal, supongo que más de uno también habrá dejado su púa a los susodichos.
Hay una colega próxima, oriunda de Guadalajara, que sucumbió tardíamente a la llamada del halago institucional en espera de un buen plato de lentejas, y ya se encontró la tonta con muy pocas y cucadas. Es el desprecio al que se entrega tarde y mal; el mismo que ahora sienten en sus carnes y bolsillos tantos y tantos colegas que buscaron el camino fácil y traicionaron su pacto congénito con los lectores y la Opinión Pública. Pero ésto también es otro cantar y allá cada uno con su conciencia y su deontología profesional hecha trizas para siempre jamás.
Lo que se intuye es que a ningún poder local le interesa aquí una profesión libre y fuerte. El mismo Presidente ha dicho entender los periódicos como vehículos publicitarios en vez de como conformadores de opinión pública desde la libertad de pensamiento. La debilidad de muchos colegas ha conducido al desempleo a muchos más y el retorno al ejercicio no parece fácil para quien no haya demostrado hasta ahora suficiente fortaleza de espíritu como para merecer seguir llamándose periodista. Estamos también ante una catarsis de expulsión del Templo en toda regla y que parece no tener retorno.
¡Qué decir de Mendoza y sus modos, para nada de demócrata, con ciertos periodistas independientes que delatan su falso currículum académico. O de Egea, cuando habla en privado de 'echar de comer a los cerdos', en clara referencia a todo un colectivo profesional a la hora de los regalos casi obligados por imagen de empresa. O de García, al que ya vimos como se condujo, finalmente, con un periodista que se le mostró crítico después de ejercer durante años como su rapsoda paniaguado. O de Andreu, el de los trabajos sucios para su empresa, con sus regalos para los buenos y mansos, y su castigo infernal para los periodistas con criterio e independencia, que no pasan por los intereses de su deteriorado aro verde!.
Tenemos aquí un gran compendio de censores de nacimiento ante todo lo que tienen que ocultar, que es mucho y malo.
Lo que me sorprende, o a lo mejor no tanto, ojo, es el silencio absoluto de las instancias profesionales en la región ante la 'carnicería' laboral de periodistas y no sólo en los medios impresos.
Porque el grueso de los despidos hay que buscarlo en las decenas de emisoras de radio y televisión, del sistema mafioso establecido y subyacente, que inundan nuestro territorio, en las agencias de noticias subvencionadas y en los gabinetes de prensa de las instituciones oficiales. Asi se paga al periodista felón, con el paro. Y condenado a ser una especie de condón de usar y tirar. Otros no pasaran de pañal y puede que haya hasta asimilables a un 'kleenex'.
Si no fuera porque en Cádiz, Jérez, Granada, Málaga, Almería, Alicante, Albacete, Valencia, Guadalajara, Ciudad Real, Cáceres, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona, Jaén, Huelva, Tenerife, Las Palmas, Santiago de Compostela, Zaragoza, Castellón, Córdoba, Cuenca, Logroño, Pamplona, San Sebastián, Gijón, Santander... y algunas otras Asociaciones de la Prensa no paran de movilizarse, viendo la parálisis al respecto de nuestra Asociación de la Prensa cabría concluir que no sirven absolutamente para nada tras un siglo de complacencias con quien no debían.
Muchos periodistas jóvenes, titulados universitarios, dejados a su suerte es el triste balance que puede presentar la junta directiva actual incluso con el matiz de que a las Asociaciones de la Prensa también pertenecen los medios como tales aunque no sus empresas editoras, que son quienes enmedio de un silencio, que parece cómplice, están rescindiendo contratos a diestro y siniestro sin que yo atisbe la más mínima solidaridad manifiesta de la profesión, de la Asociación parcialmente representativa, de periodistas individuales o de instituciones públicas y sus representantes legítimos.
Los periodistas ahora sin empleo tienen derecho a un mínimo de amparo aunque muchos de ellos hayan contribuido decisivamente con su actitud mercenaria a construir la gran mentira en la que aquí nos encontramos, envueltos por el diseño de región de los más arriba citados por sus apellidos y que no conduce a ningún sitio o a un futuro mucho más que incierto en la nueva realidad que se diseña a nivel global.
Su pecado tiene redención y por tanto merecen tanto como otros ser acogidos en el seno corporativo a todos los efectos. Son débiles y nos han debilitado a los demás pero todos juntos podemos volver a ser fuertes y auténticos si logramos convencer de una nueva ética a la ciudadanía.
Con mal pié va a comenzar el nuevo Colegio Regional de Periodistas, me huelo que controlado en origen desde Palacio, si no aborda de inmediato y en profundidad, de verdad y no de mentira, la lamentable situación de la profesión periodística entre nosotros a que ha conducido tanta entrega casi incondicional al poderoso. Ejemplos hay a decenas para nuestra vergüenza.
Si de entrada, que no de salida y forzado por el escándalo, ese Colegio no se posiciona con valentía y claridad, estaremos ante otra de tantas oportunidades de todo tipo perdidas por esta región abocada al abismo del desempleo en época de fuertes y rápidos cambios, que dejan tras de sí millares de víctimas irrecuperables por innecesarias en la nueva situación.
Ahí te quiero ver, amigo, después de tanto incienso para nublar al sátrapa de palacio, ahora casi arruinado como para poder compensar, como se merecen, a tantos aduladores y propagandistas de ocasión y que tan buenos réditos electorales le han proporcionado durante tanto tiempo. ¡Qué injusticia para quienes se creían parte inextirpable de tantas victorias!
La escasez saca lo peor de cada uno y mucho me temo que alguno de estos propagandistas, desesperado y cansado de que no le lancen un cable, que no llega desde Palacio, en su desesperación pierda la cabeza y comience a contar cosas, entre la ficción y la realidad, hasta acabar procesado y condenado en firme por los tribunales de justicia. Encima de envilecido, al abismo del olvido y al escarnio.
Por eso ha resultado muy significativo, cuando no patético, el reciente ataque táctico, con un recurso periodísticamente pueril en pleno agosto y cuando el tema no tocaba, de uno de estos periódicos, a dos consejeras de gobierno regional, harto de esperar a cobrar lo que se le debe desde la Comunidad Autónoma porque ya casi depende de un solo anunciante y de los ingresos del bazar turco en que se ha convertido, con total pérdida de identidad, seriedad y garantía, por mor del reparto de comisiones por el promotor de la idea entre quienes deciden la oferta.
Y mucho más, la elección del objetivo: una consejera, la que reparte las órdenes de publicidad y la otra quien ordena se libre el gasto consiguiente. ¡Que triste y mendicante final tras un siglo glorioso!
Así de tiesa debe estar la caja, de la que se espera el dinero para las indemnizaciones del personal en riesgo objetivo de despido, cuando se tiene que acudir a meter miedo político veraniego para urgir al pago a este par de musas, politicamente floreros irrelevantes, cuyos verdaderos méritos corresponde buscarlos fuera del currículo, pero ese es otro cantar... que alguien, algún día, cantará también en Internet como venganza por el impago de los buenos servicios prestados. Al tiempo señoras.
La reducción de la dependencia de un medio de papel a unos pocos anunciantes conlleva episodios así en épocas de crisis prolongada. Estos medios de aquí deben tener, además, el cajón lleno de impagados del ladrillo, del sector financiero local, automoción o distribución, a los que tanto se bendijo en su particular impunidad por tratarse en su momento de fuertes anunciantes, que están en la mente de todos y no hace falta detallar ante el asco democrático que todos producen al ciudadano con sentido común cívico.
También los ayuntamientos cercanos, regidos por presuntos, deben haber jugado su baza publicitaria oportunista para salir bonitos en las páginas aunque imputados entre la hojarasca. Con tanta quiebra municipal, supongo que más de uno también habrá dejado su púa a los susodichos.
Hay una colega próxima, oriunda de Guadalajara, que sucumbió tardíamente a la llamada del halago institucional en espera de un buen plato de lentejas, y ya se encontró la tonta con muy pocas y cucadas. Es el desprecio al que se entrega tarde y mal; el mismo que ahora sienten en sus carnes y bolsillos tantos y tantos colegas que buscaron el camino fácil y traicionaron su pacto congénito con los lectores y la Opinión Pública. Pero ésto también es otro cantar y allá cada uno con su conciencia y su deontología profesional hecha trizas para siempre jamás.
Lo que se intuye es que a ningún poder local le interesa aquí una profesión libre y fuerte. El mismo Presidente ha dicho entender los periódicos como vehículos publicitarios en vez de como conformadores de opinión pública desde la libertad de pensamiento. La debilidad de muchos colegas ha conducido al desempleo a muchos más y el retorno al ejercicio no parece fácil para quien no haya demostrado hasta ahora suficiente fortaleza de espíritu como para merecer seguir llamándose periodista. Estamos también ante una catarsis de expulsión del Templo en toda regla y que parece no tener retorno.
¡Qué decir de Mendoza y sus modos, para nada de demócrata, con ciertos periodistas independientes que delatan su falso currículum académico. O de Egea, cuando habla en privado de 'echar de comer a los cerdos', en clara referencia a todo un colectivo profesional a la hora de los regalos casi obligados por imagen de empresa. O de García, al que ya vimos como se condujo, finalmente, con un periodista que se le mostró crítico después de ejercer durante años como su rapsoda paniaguado. O de Andreu, el de los trabajos sucios para su empresa, con sus regalos para los buenos y mansos, y su castigo infernal para los periodistas con criterio e independencia, que no pasan por los intereses de su deteriorado aro verde!.
Tenemos aquí un gran compendio de censores de nacimiento ante todo lo que tienen que ocultar, que es mucho y malo.
Lo que me sorprende, o a lo mejor no tanto, ojo, es el silencio absoluto de las instancias profesionales en la región ante la 'carnicería' laboral de periodistas y no sólo en los medios impresos.
Porque el grueso de los despidos hay que buscarlo en las decenas de emisoras de radio y televisión, del sistema mafioso establecido y subyacente, que inundan nuestro territorio, en las agencias de noticias subvencionadas y en los gabinetes de prensa de las instituciones oficiales. Asi se paga al periodista felón, con el paro. Y condenado a ser una especie de condón de usar y tirar. Otros no pasaran de pañal y puede que haya hasta asimilables a un 'kleenex'.
Si no fuera porque en Cádiz, Jérez, Granada, Málaga, Almería, Alicante, Albacete, Valencia, Guadalajara, Ciudad Real, Cáceres, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona, Jaén, Huelva, Tenerife, Las Palmas, Santiago de Compostela, Zaragoza, Castellón, Córdoba, Cuenca, Logroño, Pamplona, San Sebastián, Gijón, Santander... y algunas otras Asociaciones de la Prensa no paran de movilizarse, viendo la parálisis al respecto de nuestra Asociación de la Prensa cabría concluir que no sirven absolutamente para nada tras un siglo de complacencias con quien no debían.
Muchos periodistas jóvenes, titulados universitarios, dejados a su suerte es el triste balance que puede presentar la junta directiva actual incluso con el matiz de que a las Asociaciones de la Prensa también pertenecen los medios como tales aunque no sus empresas editoras, que son quienes enmedio de un silencio, que parece cómplice, están rescindiendo contratos a diestro y siniestro sin que yo atisbe la más mínima solidaridad manifiesta de la profesión, de la Asociación parcialmente representativa, de periodistas individuales o de instituciones públicas y sus representantes legítimos.
Los periodistas ahora sin empleo tienen derecho a un mínimo de amparo aunque muchos de ellos hayan contribuido decisivamente con su actitud mercenaria a construir la gran mentira en la que aquí nos encontramos, envueltos por el diseño de región de los más arriba citados por sus apellidos y que no conduce a ningún sitio o a un futuro mucho más que incierto en la nueva realidad que se diseña a nivel global.
Su pecado tiene redención y por tanto merecen tanto como otros ser acogidos en el seno corporativo a todos los efectos. Son débiles y nos han debilitado a los demás pero todos juntos podemos volver a ser fuertes y auténticos si logramos convencer de una nueva ética a la ciudadanía.
Con mal pié va a comenzar el nuevo Colegio Regional de Periodistas, me huelo que controlado en origen desde Palacio, si no aborda de inmediato y en profundidad, de verdad y no de mentira, la lamentable situación de la profesión periodística entre nosotros a que ha conducido tanta entrega casi incondicional al poderoso. Ejemplos hay a decenas para nuestra vergüenza.
Si de entrada, que no de salida y forzado por el escándalo, ese Colegio no se posiciona con valentía y claridad, estaremos ante otra de tantas oportunidades de todo tipo perdidas por esta región abocada al abismo del desempleo en época de fuertes y rápidos cambios, que dejan tras de sí millares de víctimas irrecuperables por innecesarias en la nueva situación.
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