sábado, 29 de mayo de 2010

Terminan en Cádiz los congresos de la FIP y la FAPE

CÁDIZ.- Periodistas de medio mundo –unos 500, más lo que cubrían el acto- han hecho esta semana en Cádiz un ejercicio de metaperiodismo: han reflexionado sobre una idealizada profesión que sobrevive como puede en una sociedad mercantilista –donde no interesa ya contar, sino vender-, y en ocasiones en otra represora –donde abrir la boca puede suponer la cárcel o hasta la muerte-.

Durante seis días, se han sucedido más de un centenar de actividades sobre periodismo, libertad de expresión y medios de comunicación, enmarcado en tres citas paralelas que acercan al mismo lugar donde hace doscientos años se legalizó una libertad hasta entonces inexistente en España (y sus colonias), la de imprenta: el Congreso de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), la Asamblea Anual de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), y la II edición del Festival Internacional de la Libertad de Expresión (FileCádiz 2010).

El presidente de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), Jim Boumelha, incidió en sus palabras en que la libertad de los periodistas es “la libertad de todos”.

Por su parte, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodismo de España (FAPE) –que dejó del cargo este sábado-, Magis Iglesias, no se cortó al señalar que el periodismo “vive la peor crisis de su historia” a causa de la financiación, -“la especulación urbanística también ha afectado a la prensa de este país”, dijo, remarcando los más de 3.000 empleos perdidos en estos últimos años- el modelo de negocio y por los principios éticos.

En este último sentido, manifestó que “se ha usado el rumor como arma de destrucción masiva”. Ha alentado a abandonar los personalismos y “defendernos todos en manada, como los bisontes del medio oeste”.

Fernando Santiago, como presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC), incidió en dos problemas que amenazan a los profesionales: la seguridad –frente a los liberticidas-, y la precariedad “que afecta a la calidad de la información”. Y puntualizó que “somos meros transmisores de un derecho ajeno”.

Minutos antes fue la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, quien introdujo otro de los problemas del periodismo: el intrusismo. “Cádiz es el mejor sitio para reivindicar una información libre e independiente”, subrayó quien vaticina que Cádiz “será admitido algún día por la Real Academia de la Lengua como sinónimo de libertad”.

Finalizadas las intervenciones, se cerraba formalmente el Congreso de la FIP y se inauguraba la LXIX Asamblea General de la FAPE.

En resumen, en este Congreso Mundial de Periodismo, enmarcado en el Bicentenario de la Constitución de 1812, ha quedado claro que los problemas más graves del periodismo son los mismos en todas partes: la precariedad laboral, la violencia y las amenazas a la libertad de expresión y de prensa, además de la desigualdades entre mujeres y hombres periodistas. Y a todo ello se le suman la crisis económica y el reto de las nuevas tecnologías.

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