martes, 27 de julio de 2010

Julian Assange, de WikiLeaks: 'Me gusta aplastar bastardos'

SAN FRANCISCO.- El Pentágono ha expresado que podría llevarle semanas determinar cuánto daño le ha hecho a la seguridad nacional estadounidense la salida a la luz de documentos militares sobre la guerra de Afganistán. Pero a WikiLeaks sólo necesitó unos minutos para llevar la noticia a una audiencia mundial.

Ese portal colgó alrededor de 92.000 documentos hasta ahora secretos, aunque, para asegurarse que gozarían de una fuerte exposición, los compartió primero con los diarios 'The New York Times', 'The Guardian' y 'Der Spiegel'. Así, el episodio deja al descubierto la importancia que ha alcanzado una página que no existía hace sólo unos años, así como que los medios tradicionales aún juegan un papel clave en el análisis y la diseminación de las noticias.

La pregunta que surge es si WikiLeaks es o no periodismo. "No sé como deberíamos llamarle a lo que WikiLeaks está haciendo, y no lo digo con menosprecio", responde Paul Stieger, director del grupo de periodismo de investigación ProPublica y antiguo director editorial de 'The Wall Street Journal'. "Son un nuevo fenómeno", añade.

El cambio de perspectiva es relevante. Si bien un diario como 'The New York Times' trata de informar "sin miedo o favor", el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha recalcado al alemán 'Der Spiegel': "Me gusta ayudar a la gente que es vulnerable. Y me gusta aplastar a los bastardos".

Esta combativa web ya ha publicado miles de documentos de fuentes exclusivas que dejan expuestas a las autoridades, como datos sobre procesos en la prisión de Guantánamo y correos electrónicos de la Unidad de Investigación Climática (Climate Research Unit).

El más sonado de sus archivos fue un vídeo del ataque de un helicóptero del Ejército norteamericano que provocó 12 muertes en Irak en el año 2007, incluyendo la de dos periodistas de la agencia Reuters. Denominó al vídeo 'Asesinato colateral'.

Las tropas norteamericanas fueron duramente criticadas, pero WikiLeaks también, en concreto por editar el vídeo según sus intereses, un tipo de acusación que los medios de comunicación vienen sufrido durante siglos.

La organización se define como apolítica en el sentido de que no presta atención sobre quién filtra información. Se guía por el principio de la 'transparencia radical' en la creencia de que cuantos menos secretos haya, mejor.

Sin embargo, en un primer momento sí señaló estar basado en el "interés primordial de exponer a regímenes represores de Asia, el antiguo bloque soviético, África subsahariana y Oriente Próximo", al tiempo que destacaba: "Pero también queremos brindar asistencia a personas de todas las regiones que quieran revelar comportamientos faltos de ética por parte de sus gobiernos o empresas".

Si bien la idea original era que cualquier persona pudiera subir documentos, esta manera de operar demostró ser inviable, por lo que actualmente la información es enviada 'on line' y evaluada por los miembros y voluntarios de WikiLeaks especializados en áreas como la lingüística, informática y derecho.

Aunque muchos observadores subrayan que los nuevos documentos sobre Afganistán apenas aportan datos nuevos, pocos minutos después de salir a la luz en internet habían despertado miles de entradas en Twitter, discusiones en blogs y reproducciones en otras páginas web.

"Cuanto más importante y grande es una 'leak' [filtración], menos oportunidades hay de que sea cubierto apropiadamente, si se lanza de una tacada a todo el mundo", explicaba Assange en una conferencia el pasado lunes. Por eso, confió la historia a tres grandes diarios con tres semanas de antelación, dándoles tiempo suficiente para estudiar los documentos.

Assange asegura que no tiene casa y que vive con los amigos que tiene alrededor del mundo. Su web cuenta con 800 voluntarios a tiempo parcial y 10.000 'partidarios'.

En esta ocasión, decidió serivirse de que tres periódicos garantizaran que la información era veraz y la pudiesen hacer llegar a la gente. "Si [los diarios] simplemente hubieran publicado el material que poseen, podrían ser acusados de ser terriblemente irrespnsables", asegura Edward Wasserman, profesor de ética de la Universidad Washington and Lee en Lexington, Virginia.

No hay comentarios: