sábado, 21 de mayo de 2011

Internet refleja una red repleta de conflictos

MADRID.- Hay más de 5.000 millones de personas en el mundo que no acceden a diario a Internet. Una desigualdad más que cada día está más cerca de considerarse un bien de primera necesidad y no un recurso de lujo. En el último año Internet se ha convertido en un campo de batalla con grandes heridas abiertas. Un mundo real.

Una vez más fue el 17 de mayo el momento de celebrar el Día Mundial de Internet. Como cada año, fue el momento de recordar lo bien que va la red, lo rápido que avanza la tecnología y la fácil que es acceder, con tantos dispositivos y líneas de alta velocidad; y también para lamentar que solo un cuarto de la población mundial tiene acceso diario a la Web, que la brecha digital sigue abierta y que no se hace lo suficiente para convertir Internet en un bien básico.

Pero más allá del análisis corriente de lo que ha pasado y de lo que queda por hacer, es el momento de hacer una reflexión sobre el punto en el que se encuentra Internet actualmente.

Internet se ha convertido en un auténtico campo de batalla. No son guerras nuevas pero sí son, por primera vez, visibles. Son portada de diarios, motivo de tertulias y, lo más importante de todo, tema de conversación entre la gente.
Una de estas guerras, quizá la más dura, es la que se está viviendo entre los defensores y los detractores de la Neutralidad de la red. O lo que es lo mismo, entre quienes pretenden que el contenido esté controlado, vigilado y sea censurable, y quienes buscan crear un espacio completamente libre y desregulado.

Esta guerra se ha materializado en leyes como las de Chile, Islandia o Finlandia, que protegen al usuario, y las de España y, especialmente, Francia, que permiten la vigilancia sobre la transferencia de datos sin intervención judicial. Este periodo trajo, además, algo de luz sobre las negociaciones del ACTA, un tratado que podría cambiar de forma radical Internet en el mundo. El debate sobre los derechos de autor y las descargas de contenido es la punta de lanza de esta lucha.

Más antiguo es el debate sobre la privacidad de los usuarios y de sus datos personales, una batalla que ha llegado hasta los tribunales y que no podemos olvidar.

Las compañías hacen lo imposible por conseguir grandes bases de datos de usuarios para utilizarlas después comercialmente. Consiguen y venden información, no siempre de forma transparente, con casos tan flagrantes como el de algunas farmacéuticas. Y el usuario medio, responsable de sus actos, continúa sin leer lo que firma y lo que acepta.
 
Y no hay que olvidar la seguridad, especialmente tras los últimos acontecimientos que han dejado patente la vulnerabilidad existente. En Francia, el organismo encargado de denunciar a los usuarios que utilizan programas P2P ha perdido estos datos; hay empresas a las que le han robado los datos personales y los números de tarjetas de crédito de los usuarios; y los robos y estafas online siguen su curso. ¿Se está permitiendo a las compañías trabajar sin garantizar la seguridad?

Pero sin duda el elemento más sorprendente de este último año y marca inconfundible del Día Mundial de Internet 2011 es el componente político. WikiLeaks mostró globalmente cómo contar secretos con su cablegate.

Si la campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos 2008 demostró la utilidad de las redes sociales para mover conciencias y poner de acuerdo voluntades bajo una consigna, las revoluciones del Magreb y Arabia han puesto de manifiesto la capacidad de los ciudadanos anónimos para encontrarse, conocerse y coordinarse a favor de una idea. Pero sobre todo, para hacerlo saltándose los canales tradicionales de comunicación y convocatoria (medios de comunicación, maquinaria de partidos y sindicatos y asambleas de colectivos asentados), gracias a las redes sociales.
 
No hay más que mirar este 17 de mayo a Twitter y después abrir un periódico o ver un telediario para comprobar la enorme distancia que hay entre la cobertura en la red y la mediática de la Spanishrevolution.
 
Estos últimos 12 meses han sido también los de la ciberguerra abierta, protagonizada especialmente por Estados Unidos y China, sin olvidar a Rusia e Israel. Las dos grandes potencias del momento financian equipos de trabajo para operaciones aún no reveladas, mientras que Irán sufría el mayor ataque cibernético de la historia actual. También la sociedad ha aprendido a organizarse para atacar, como demuestra el colectivo Anonymous.

Como entorno joven y aún poco experimentado, Internet sigue cambiando día a día. Dentro de un año, en el Día Mundial de Internet 2012, volveremos aquí a ver cómo ha vuelto a evolucionar todo. ¿Será un año de paz u otro año de conflicto.

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