martes, 24 de mayo de 2011

Manu Brabo quiere que en los medios únicamente salgan sus fotos

MADRID.- El fotoperiodista Manuel Varela de Seijas Brabo, más conocido como Manu Brabo, ha destacado en Gijón que no quiere transformarse en un personaje, sino que se valore su trabajo y que lo único que salga en los medios de comunicación sean sus fotografías. "La gente debe estar ya un poco cansada y yo también", ha apuntado.

Brabo, que estuvo retenido 43 días por el Gobierno libio, ha comenzado dando las gracias y ha confesado que le "abruma" todo lo que ha pasado mientras él no estaba. "No sé cómo voy a poder responder", ha indicado durante la recepción ofrecida por la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, en el Ayuntamiento, a la que acudió acompañado de sus padres y miembros de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas.
El gijonés ha insistido en que su profesión es fotoperiodista "en muchos sentidos" y ha señalado que sí quiere volver, pero no que le encasillen "como alguien que solo hace guerra". Según él, ha estado peleando para ganarse la vida en lo que le gusta desde que terminó de estudiar y ha apuntado que cosas como la que le pasaron se asumen si se va a esos sitios, al tiempo que ha añadido que en las cárceles de Libia vio compañeros "con menos suerte" que él, a pesar de lo cual no se echan atrás.
Brabo ha asegurado que no las tenía todas consigo y ha señalado que el sistema era "caótico". Como ejemplo, ha relatado que cuando sacaron al fotoperiodista británico con él y los llevaron a la 'casa de huéspedes', tenía que haber sido el fotógrafo americano el que le acompañara, pero se equivocaron.
Es más, en una ocasión le dijeron que su caso iba "fenomenal" y que se iba en barco a Malta, lo que le hizo creer que la situación estaba bien, pero al final no pasó nada. Posteriormente, cuando un día encendió la televisión y vio que mataron al hijo de Gadafi, pensó en cuánto tardarían en venir a por ellos, ha reconocido.
Por todo esto, ha explicado que solo vio claro que todo iba a acabar bien cuando fue al juicio y le impusieron 300 dinares de sanción, aunque se pasó tiempo buscando quién tuviera el dinero.
Sobre cómo ha pasado estos días, ha indicado que ha estado con su gente, a quienes ha echado mucho de menos y ha intentado normalizar su vida, con actividades rutinarias como pasear, comer bien o incluso beber sidra, algo que ha confesado que echó de menos.
Brabo ha señalado que él era un preso más, no tenía información y fue su familia, cuando le llamó, quien le dijo que el Ministerio de Asuntos Exteriores está en contacto con ellos. A este respecto, ha indicado que cuando contactó con el representante de la embajada sintió alivio al saber que se estaba trabajando por su liberación.
Preguntado por su compañero sudafricano, Anton Hammerl, ha incidido en que no es experto en medicina, pero que la situación que vio de él era "bastante mala". Asimismo, ha explicado que "cuando les meten en el 'pic-up' y van solo tres, y luego cuando les llevan a una casa y están tres, y cuando les cambian de prisión y siguen siendo tres y siempre son tres, blanco y en botella", ha apostillado.
Asimismo, ha insistido en que "tanto amor hacia la misma persona y que esa persona sea yo, me sobrepasa" y ha reiterado las gracias a sus "viejos" -sus padres-, y a sus compañeros, que han sido un apoyo muy grande y han ayudado a su familia, ha dicho.
Por su parte, Felgueroso, que le ha entregado un libro de fotografías sobre Gijón de Juan Carlos Tuero, le ha asegurado que muchas personas han estado pendientes de su vuelta y "muy contentos" por su liberación.
La regidora le ha agradecido a Brabo y a otros profesionales como él que hagan ese trabajo de fotoperiodismo de episodios bélicos y catástrofes y, que por tanto, den testimonio gráfico a tantas "injusticias", cuestiones bélicas y catástrofes que hay en el mundo.
También ha resaltado que compañeros de profesión fueron los que iniciaron una serie de movilizaciones para dar a conocer su caso y exigir su liberación, además de destacar la manera de hacer las cosas y el temperamento de sus padres, que sabían que cualquier cosa que pudieran decir podría influir en las negociaciones.
Por su parte, el fotógrafo Marcos León, en nombre de la Asociación de Fotoperiodistas, ha dicho que hubo momentos en los que estaban preocupados por la vida de Brabo y ha destacado que en Gijón las movilizaciones que se hicieron tuvieron un efecto importante, de forma que, a su vuelta, le reconocían por la calle.

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