viernes, 20 de mayo de 2011

El fotógrafo español Manu Brabo asegura que no se arrepiente de haber viajado a Libia

MADRID.- El fotógrafo español Manu Brabo, detenido durante mes y medio en Libia por las fuerzas de Muamar al Gadafi, rememoró su cautiverio hoy al llegar a Madrid y aseguró que no se arrepiente de haber viajado al país norteafricano porque cuando le arrestaron estaba viviendo el sueño de su vida.

Entre aplausos y vivas de sus amigos, que le gritaban “¡Fiera!”, y con una sonrisa enorme en su rostro, el fotoperiodista Manu Brabo (Gijón, 1981) apareció hoy flanqueado por sus padres en la sala de prensa del aeropuerto de Barajas, donde media hora antes, poco después del mediodía, había aterrizado el avión que lo trajo de Túnez y que puso fin a su odisea: un cautiverio de seis semanas en manos del régimen libio que acabó el miércoles, el día de su liberación en Trípoli.

 “Estoy  flipando con todo lo que ha pasado”, fue lo primero que dijo Manu, a quien enseguida se le rompió la voz al dar las gracias a Diego Ruiz, el número dos de la embajada de España en Trípoli, que “hilando fino” ha mediado para obtener su liberación, a su familia, a sus colegas y a todos los que se han movilizado para que recuperara la libertad : “No sé cómo dar las gracias, sois la hostia, ni cuándo cojones voy a merecer esto”, aseguró emocionado antes de señalar que, pese a la experiencia que ha vivido, “No se arrepiente de nada”.

Con voz entrecortada, lágrimas en los ojos y acompañado de sus padres, Brabo, que llegó en un vuelo procedente de Túnez, ofreció una rueda de prensa ante más de un centenar de periodistas en el aeropuerto madrileño de Barajas.
El fotógrafo español agradeció el "apoyo y respeto" de la prensa y de los amigos, y confesó su sorpresa al ver en Internet la campaña puesta en marcha para su liberación.
Indicó que nunca perdió la esperanza y reconoció que cuando se viaja a países en conflicto se sabe que hay peligro, pero "siempre se piensa que le va a tocar a otros".
Brabo fue detenido el pasado 4 de abril en la carretera entre Brega y Ajdabiya, en la zona oriental de Libia, cuando cubría el frente de combate.
El fotógrafo relató que se encontraba en primera línea cuando hubo un ataque del ejército de Gadafi y los rebeldes huyeron y "nos dejaron allí".
"Nos acercamos a la carretera y comenzaron a disparar sobre nosotros. Nos pillaron y, como en una película, se bajan del coche, te fríen a culatazos, te suben a un pick-up, te llevan a una casa, de allí a otro sitio y te someten a un primer interrogatorio con los ojos vendados".
Así comenzó, según Brabo, un periplo en celdas de aislamiento, en prisiones con otros reclusos y en villas, mientras se sucedían "unos juicios en los que se repetían las mismas preguntas, las mismas acusaciones y nunca había veredicto".
El pasado martes, Brabo fue juzgado junto a otros tres periodistas capturados por el régimen -los reporteros estadounidenses James Foley y Clare Morgana Gilles y el británico Nigel Chandler- por un tribunal administrativo de Trípoli que les condenó a un año de prisión sin cumplimiento y a una multa de 200 dinares libios (154 dólares) cada uno por entrada ilegal en el país.
Tras ese juicio, en el que el fiscal que les interrogó en otras ocasiones "se puso en cinco minutos la toga e hizo de juez", fueron declarados inocentes, según dijo el fotoperiodista español.
También se refirió al fotógrafo sudafricano desaparecido en Libia el pasado mes de abril, Anton Hammerl, cuya muerte fue hoy confirmada por su familia.
Brabo dijo desconocer qué pasó con él, pero recordó que cuando subió al furgón militar le vio muy pálido y que sangraba.
El fotógrafo español tiene previsto "tratar de hacer vida normal" con su familia y amigos en los próximos días, además de descansar en su Asturias natal, después de "tomar unas cervezas en Madrid".

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