Carmen del Riego: ‘El oficio de periodista no cambiará por la revolución tecnológica’

MADRID.- Carmen del Riego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), se mostró convencida de que, “sea cual sea el soporte, aunque todavía no se haya inventado o ni siquiera imaginado, la sociedad necesitará el periodismo”, durante el coloquio “Periodismo y sociedad: retos para el siglo XXI”, organizado por el Ateneo de Madrid en el final de este mes de febrero.

 “Llegará a más gente, será más rápido, se hará en más o menos caracteres, minutos hablados o imágenes emitidas... Pero será periodismo”, añadió.

Del Riego no expresó la menor duda acerca de la supervivencia de la profesión periodística, ya que existe “una demanda real de periodismo, de periodismo de investigación, del que pide cuentas a las instituciones poderosas”. “Los medios de comunicación no desaparecerán mientras exista una necesidad de opinión fiable”, remató.

Sobrevivirá el periodismo pese a las embestidas de la crisis de la adaptación a las nuevas tecnologías, “que hacen que no sepamos todavía por dónde va el modelo de negocio”, y de la crisis de la economía, que provoca que “el buen periodismo esté sufriendo mucho” por la expulsión de los periodistas más experimentados de las redacciones simplemente por sus sueldos elevados, según la presidenta de la APM.

“El oficio de periodista no cambiará por la revolución tecnológica, solo evolucionarán los soportes y el modelo económico. Y cuando se aclare el horizonte y las nubes se despejen, veremos que el periodismo es el de siempre y que requerirá el mismo rigor y los mismos contrastes”, explicó.

Asimismo, Del Riego defendió el papel del periodismo como servicio público. En ese sentido, abogó por la existencia de medios públicos, que “siguen siendo imprescindibles, siempre que no sean utilizados por el poder –y no hablo solo por el Gobierno– en su propio beneficio, sino en el de los ciudadanos”.

Para la presidenta de los periodistas madrileños, la precarización del oficio periodístico aboca al incumplimiento de la función social de los medios de comunicación. “Los medios, con la aquiescencia o la impotencia de los periodistas, se conforman con cualquier información y la trasladan incumpliendo una de las principales normas: que interese, no a quien la emite sino a quien la recibe”, aseguró.

Carmen del Riego habló de un “divorcio cada vez mayor entre sociedad y periodismo” y del creciente menoscabo de la credibilidad de los medios y de los periodistas, “sin que sociedad y profesión periodística intenten ponerle remedio”.

Así pues, invitó a la ciudadanía a exigir buen periodismo y a protestar contra “las malas prácticas de los periodistas y del poder”, como las comparecencias sin preguntas y la prohibición de acceder a los lugares donde se produce la información.

 “Los periodistas no nos sentimos acompañados en nuestras demandas por los ciudadanos, que acaban creyendo que son privilegios que no queremos perder –lamentó Del Riego–. Nos consideran cómplices del poder, sin darse cuenta de que no hay una forma alternativa de obtener información”. “Si la ciudadanía no ejerce el reproche sobre esos hechos y nos dejan solos a los periodistas, el acceso a la información cada vez será más limitado. Se está poniendo en peligro la información muchas veces para conseguir cotilleos”, agregó.

La presidenta de la APM recordó que los periodistas deben respetar unos límites a la hora de informar, “y todos debemos ponernos de acuerdo en cuáles son. Autorregularnos, porque si no nos regularán. Tener códigos no significa censurar la información”.

Del Riego animó a la ciudadanía a conocer el Código deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y a que cuando consideren que la conducta profesional de un periodista ha incumplido una de estas normas lo denuncien ante la Comisión de Quejas y Deontología. “Los periodistas tenemos que conseguir que las resoluciones de la Comisión sean de obligada publicación en los medios para que el reproche social sea alto y claro. Trabajaremos para ello”, afirmó.