CIUDAD DEL VATICANO.- El ex mayordomo del papa Benedicto XVI, que fue detenido hace dos
meses en la investigación de filtraciones de documentos que denunciaban
corrupción en el Vaticano, ha escrito al pontífice para pedirle perdón,
según dijo el martes su abogado.
Paolo Gabriele fue detenido el 23 de mayo y puesto bajo arresto
domiciliario el sábado tras pasar 60 días recluido en una pequeña
"habitación segura" de la comisaría de la policía vaticana.
"Paolo ha escrito una carta al Papa pidiéndole perdón, en
especial por el dolor que le ha causado", dijo el abogado
Carlo Fusco.
Gabriele, de 46 años y que trabajó en la residencia papal, fue
arrestado después de que la policía encontrase un alijo de documentos
del Vaticano en el apartamento en que vivía con su mujer e hijos en la
Santa Sede.
Fusco dijo que espera que un magistrado vaticano cierre
formalmente la investigación y ordene el juicio de Gabriele por robo con
agravantes. El delito conlleva una sentencia de hasta seis años de
cárcel en las leyes de la ciudad estado más pequeña del mundo.
Si es condenado, se espera que Gabriele pida un perdón al Papa,
que el pontífice probablemente concedería, según fuentes vaticanas. De
no concederse el indulto, cumplirá su sentencia en una prisión italiana
según acuerdos bilaterales entre ambos países.
Fusco dijo que no ha visto la carta privada que escribió el
acusado al Papa, pero que Gabriele le había hablado de su contenido. La
misiva se entregó a una comisión de cardenales que investiga un
escándalo conocido como "VatiLeaks".
El abogado dijo que la carta pide "la clase de perdón que uno buscaría de un amigo, un perdón personal, espiritual".
En una rueda de prensa el sábado por la noche, cuando Gabriele
pasó a arresto domiciliario tras un último interrogatorio de siete
horas, Fusco dijo que Gabriele había querido ayudar al pontífice y
podría haber actuado para ayudar a limpiar la Iglesia.
Muchos han señalado que Gabriele, que servía la comida al Papa y
viajaba en el asiento delantero del papamóvil en las audiencias
generales de Benedicto XVI, no pudo actuar solo y ha sido un chivo
expiatorio.
Sin embargo, Fusco dijo que Gabriele no formaba parte de una gran trama y no recibió ningún dinero.
El arresto del mayordomo en mayo puso en el punto de mira de los
medios internacionales la lucha de la institución por defender su
reputación contra acusaciones de corrupción.
Algunos de los documentos que llegaron a publicarse en la prensa
denunciaban casos de corrupción en los acuerdos comerciales del Vaticano
con empresas italianas, relacionados con el pago de tarifas infladas
por trabajos. Otras señalaban rivalidades entre cardenales y
enfrentamientos por la gestión del banco vaticano.
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