domingo, 22 de julio de 2012

La locura del radio en la Francia del siglo XX aun perdura en París

PARÍS.- La 'Belle Époque', la era dorada de Francia a finales del siglo pasado, dejó elegantes monumentos en París como la Torre Eiffel pero también otro legado más siniestro con pisos y patios radioactivos de los que solo se está ocupando la capital.

Cuando Marie Curie, franco-polaca, ganó el Premio Nobel por descubrir un nuevo elemento radioactivo, el radio, en 1898, se desató una locura por el metal luminiscente entre los parisinos, que empezaron a usarlo para todo, desde esferas de despertadores, a pintalabios e incluso fuentes de agua.
Las empresas que fabricaban estos ligeros objetos radioactivos entraron en quiebra hace tiempo, pero dejaron pequeñas dosis de radio entre las grietas de algunos suelos parisinos. Estas dosis, después de una exposición prolongada, podrían resultar tóxicas, dijeron responsables, pero no causan daños graves para la salud.
"La historia del radio comenzó en París", dijo Eric Lanes, director de descontaminación radioactiva en la agencia nacional de residuos radioactivos de Francia, ANDRA (por sus siglas en francés). "Marie Curie nunca patentó sus descubrimientos así que mucha gente aprovechó el tirón del radio".
Después de que Curie demostrara que el radio podría ser utilizado para destruir células cancerígenas, la gente asumió que el nuevo elemento tenía propiedades curativas milagrosas y empezó a incluirlo en todo tipo de productos, desde lociones corporales hasta jarabes para la tos.
"Las células cancerígenas son más sensitivas a la radiación que las sanas. Curie entendió esto", dijo Lanes. "Pero algunas personas se embarcaron en empresas más afines a los trucos de los curanderos".
Curie murió a los 66 años por una exposición prolongada y sin protección al radio.
ANDRA ha identificado alrededor de 130 sitios en Francia sospechosos de estar en riesgo. Cerca de 40 de ellos están preparados para su descontaminación, la mitad de ellos en la región de París.
Lanes dijo que la limpieza fue asumida como una medida de precaución bajo una reciente ley en Francia que exige que se den pasos preventivos en caso de que se sospeche que haya riesgos para la salud incluso en ausencia de pruebas científicas contundentes.
"Nunca hemos encontrado ninguna situación preocupante", dijo Lanes. "Estamos hablando de niveles que son demasiado pequeños como para tener impacto en la salud".

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