jueves, 27 de septiembre de 2012

Aranda defiende su reportaje en ‘The New York Times’: "Solo quería reflejar la crisis española"


BARCELONA.- En su último trabajo, Samuel Aranda (Santa Coloma de Gramanet, 1979), ha decidido volver a casa para retratar el "mal momento" que la crisis está haciendo pasar a muchos de sus paisanos. La publicación en The New York Times del reportaje fotográfico 'En España, austeridad y hambre' ha levantado una polvareda que no se esperaba. Aranda, ganador del World Press Photo 2011, dice sin embargo que, si la situación lo merece, volverá a retratar —y a denunciar— lo que pasa en España. Lo entrevista 20 minutos.

¿Qué reacciones ha tenido el reportaje?
He recibido muchos emails y mensajes de gente de a pie, de periodistas y también de políticos. La mayoría, un 70-80%, han sido felicitaciones y, la minoría, un 20-30%, críticas.
¿Cómo surgió la idea del reportaje? ¿Fue un encargo?
Surgió de mí y de mi editor en el periódico, fue una decisión conjunta. Los dos teníamos claro que uno de los próximos proyectos tenía que tratar sobre España, sobre la crisis tan acentuada y fuerte que está viviendo el país, así que nos reunimos en junio y decidimos hacer el reportaje.
¿Qué planeaban fotografiar? Cuando a alguien se le dice lo que pasa en su patio, duele. Pero la solución no es matar al mensajero
En un principio, nos queríamos centrar en desahucios pero luego, en agosto, cuando hice el reportaje, resultó que el sistema judicial estaba parado, así que surgieron otras historias.
¿Cuántas fotografías desechó y por qué? ¿Qué incluía el 'book' completo?
El reportaje estaba pensado desde el principio con 15 fotografías pero yo hice entre 50 y 60. Había muchas de matrimonios de mediana edad, personas de entre 40 y 50 años, que habían tenido que volver a casa de sus padres, con 70 y 80 años a causa de la crisis. También había muchas fotos de los diez días que pasé en una fábrica abandonada de Barcelona... de gente en paro, inmigrantes, etc. Otras series que no salieron fueron las del aeropuerto de Castellón y de los edificios de Seseña...
¿Le obligaron a desechar alguna?
No.
¿Cree que la selección muestra la auténtica realidad de España? No hemos dicho en ningún momento que esta sea la realidad de todo el país
Mi editor en el diario y yo hemos sido muy estrictos a nivel ético. Teníamos muy claro que no íbamos a perseguir lo que ya había, como han hecho otros periodistas, es decir, no íbamos a fotografiar a vagabundos en las calles o gente pidiendo en los semáforos, porque lo que queríamos era reflejar los efectos de la crisis... Y nos encontramos con gente que perdía sus casas, gente que buscaba comida en la basura, marchas como las de los mineros...
Aún así, mucha gente ha criticado el reportaje porque creen que esa no es la única realidad en España. ¿Qué le diría a quienes dicen que es sesgado?
Entiendo las críticas. El problema en España es quizá que no estamos acostumbrados a esta situación. Nosotros no hemos dicho en ningún momento que esta sea la realidad de todo el país. Si se lee el artículo, se puede deducir que los problemas que antes afectaban a un 10% de la población, por ejemplo, ahora afectan al 50%. Me refiero a gente que antes tenía problemas para llegar a final de mes o para pagar la hipoteca, y que ahora tiene problemas para comer.
El reportaje se titula 'En España, hambre y austeridad', ¿quién eligió el título?
Lo eligió el editor. Los textos son de Suzanne Daley (corresponsal en Europa del diario), la autora del reportaje que acompaña a la galería.
¿Es ajustado?, ¿ha visto realmente hambre?
He visto familias con hijos que no querían ir a comedores sociales pero que no han tenido más remedio... En los centros de Cáritas que he visitado esta vez y, sobre todo, en Mercamadrid, vi mucha gente, el 95% españoles, buscando productos de primera necesidad. Ahí me di cuenta de que la situación era peor de la que esperaba, y cambió algo el enfoque.
Ha trabajado en muchos países en todo el mundo, ¿esta situación te ha recordado a otras?
España no es Somalia pero no es cuestión de comparar. Tampoco de negar lo que está pasando, y está claro que hay mucha gente que lo está pasando muy mal. Este ha sido uno de los reportajes que más emociones me ha provocado. Muchos de los casos fotografiados son conocidos de conocidos... Cuando ves que esta situación afecta a amigos, a gente de tu entorno, te afecta mucho más. Por ejemplo, la primera foto que retrata el desahucio en Viladecavalls... estaban llorando en casa mientras esperaban a que les desahuciaran. Eso no es un caso extremo o una realidad muy pequeña.
¿Qué ha sabido de la reunión que mantuvo este lunes el Rey Juan Carlos y el Comité de Redacción de The New York Times? Ha sido uno de los reportajes que más emociones me ha provocado
Esa reunión estaba planeada de antes. Pero te digo que, por suerte, The New York Times es un medio más independiente que los españoles... aquí en España, hay cosas sagradas como La Corona que no se tocan. El periódico sufrió presiones por este reportaje pero vamos a seguir adelante con otros reportajes así en España, siempre que la situación siga como hasta ahora. Esto mismo lo hemos hecho también en Estados Unidos: hemos retratado situaciones de pobreza en el Bronx y otros sitios... En The New York Times se cubre todo.
¿De qué tipo de presiones habla? ¿Han sido presionados por alguna institución o algún poder?
No, hemos recibido presiones de particulares, gente aislada que creía que detrás de esto había una agenda política o económica, es decir, que había intereses.
¿Por qué las fotografías son en blanco y negro?
Yo acostumbro a trabajar así. Es solo un estilo fotográfico o un recurso. Lo he hecho siempre así  en Asia o África pero ahora en España parece que he cometido un delito.
¿Se ha entendido como un intento de buscar el dramatismo?
El problema es que creo que en España nos hemos creído muy rápidamente que formábamos parte de un grupo de países y nos hemos dado una hostia muy grande. En primer lugar porque la corrupción ha sido muy alta... con casos de corruptos que todavía siguen en los gobiernos. Y cuando a alguien se le dice lo que pasa en su casa, en su patio, duele. Pero la solución no es matar al mensajero...  Creo que en el mundo anglosajón hay más libertad de prensa.
Con estas sensaciones...  ¿volvería a trabajar en España?
No soy un fotógrafo que se queje de las oportunidades que ha tenido. 20minutos apostó por mí cuando era muy joven y luego llegaron El Periódico de Cataluña y otros medios. La cuestión era que yo quería hacer un periodismo internacional, estaba interesado en retratar el mundo árabe y lo conseguí fuera de España.

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