MÉXICO.- América Latina sigue siendo terreno
peligroso para el oficio periodístico. La Comisión Investigadora de
Atentados a Periodistas (CIAP) ha registrado más de 200 periodistas
asesinados desde 2007 en el continente. En México, la lucha contra el
narcotráfico ha inundado las calles de violencia en los últimos años,
dejando en segundo plano la consolidación como potencia económica
emergente.
En 2006, el recién electo presidente de México, Felipe Calderón,
emprendería la llamada Guerra al Narcotráfico. “Tal declaración manchó
cada evento, cada discurso, cada momento de su gobierno. Atrás quedaban
las obras (pocas), sus logros (supuestos), sus compromisos (nulos) y
cada palabra terminaba involucrando los temas de: inseguridad y
narcotráfico”, asegura una fuente del Estado mexicano.
Se calculan unos 100.000 muertos durante
el período de gobierno de Calderón. Los ataques a los grupos
narcotraficantes acabaron con algunos líderes, creando disputas internas
que terminarían en divisiones y creaciones de nuevos cárteles. Las
sangrientas luchas entre el gobierno y el narcotráfico y entre los
cárteles entre sí sumió al país en la violencia.
Las calles se militarizaron, los
secuestros y las extorsiones se dispararon. El gobierno había perdido el
poder. “Un gobierno debe tener el control de todo y de todos, sean
buenos o malos. Cuando un presidente pierde el control, entonces está
perdido. No se trata de pactar, sino de controlar para mantener un
orden”, comenta la misma fuente estatal.
Por supuesto, los periodistas no se
salvaron de la ola de violencia que se desencadenó entonces. “Quedamos
en el medio entre los intereses del gobierno y del narco”, se lamenta el
subdirector editorial de El Diario de Juárez, Pedro Torres. Los
atentados contra los periodistas aumentaron notablemente, haciendo de
México uno de los países más peligrosos para el ejercicio del
periodismo.
Para el fotoperiodista Luis Torres
“es increíble que las agresiones a periodistas sea en su mayoría por
agentes de la Policía Municipal y no por el crimen organizado”. El
periodista, colaborador en El Diario de Juárez, denuncia el abuso de
poder de la institución y la complicidad del Gobierno que no hace
justicia en los casos de agresiones contra periodistas. “El reportero es
visto como enemigo cuando es la persona que evidencia irregularidades
en los tres poderes”, remarca Luis.
Las estadísticas de los crímenes contra
periodistas son alarmantes. Nueve de cada diez quedan impunes. “No hay
casos de investigación seria”, asegura Pedro Torres. El subdirector del
periódico más importante de Ciudad Juárez reclama que no haya interés en
resolver los crímenes. Dos integrantes de su redacción han sido
asesinados: Armando Rodríguez en 2008 y Luis Carlos Santiago en 2010. Aún no se ha hecho justicia.
¿Cómo hacer periodismo entonces?
A pesar que los periodistas defiendan su
independencia y su compromiso con la sociedad, los mexicanos critican
duramente los medios privados. Se les acusa de exagerar la verdad y de
politizar algunos problemas. Sin embargo, Pedro Torres destaca la
apertura informativa que trajo el gobierno panista (Partido Acción
Nacional) con respecto al sistema represor que mantenía el PRI (Partido
Revolucionario Institucional) en el pasado. “Esperemos que con el
regreso del PRI no regresen los mecanismos que dificulten el acceso a
la información”, declara.
El último sexenio también ha traído
cambios en el ejercicio diario del periodismo. Pedro Torres cuenta que
es muy peligroso cubrir exclusivas, por lo que estas se sacrifican por
seguridad y los reporteros que se envían son acompañados por colegas de
otros medios. Luis Torres, por su parte, confiesa que día a día evita el
contacto con fuerzas policiales para evitar agresiones. Se cuida de que
alguien lo siga cuando conduce y nunca hace el mismo recorrido para ir a
su casa o a la redacción.
Para defender la profesión se han creado
diferentes organizaciones que hacen presión en los casos de agresiones
contra periodistas, que dan talleres para que los profesionales puedan
realizar su labor de manera más segura. Una de las iniciativas es la Escuela de Periodismo Auténtico,
que ofrece un curso intensivo de 10 días en México para informar sobre
movimientos sociales y la defensa de los intereses populares.
Este taller se presenta como una de las
propuestas para solucionar el problema de la falta de credibilidad de
los medios y de los periodistas. También es la muestra que el ejercicio
del periodismo no está muerto en México y que periodistas de todo el
mundo pueden ir allí para cumplir con la loable labor de informar. El
subdirector del Diario de Juárez hace un balance optimista de la
situación: “Hay gente que sale de su país a buscar este tipo de
situaciones para hacer buen periodismo. A nosotros nos tocó la suerte de
vivirlo aquí, enfrentarlo y sobrevivirlo desde una perspectiva
periodística”.
Con la elección de Enrique Peña Nieto como presidente, la
Guerra contra el Narcotráfico iniciada por Calderón parece llegar a su
fin. ¿Será eso suficiente para reducir los índices de violencia y
encaminar a México al desarrollo económico y social? Por ahora, el gran
temor de los periodistas mexicanos es la vuelta del PRI y el posible
regreso al obscurantismo informativo que impuso este por setenta años.
Un sistema autoritario que Mario Vargas Llosa definiría como la Dictadura Perfecta.
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